Hezbol¨¢ vuelve a sumir L¨ªbano en el caos
La huelga convocada por los islamistas para derribar el Gobierno de Siniora paraliza todo el pa¨ªs
El caos se adue?¨® ayer de L¨ªbano una vez m¨¢s. La huelga general convocada por los islamistas chi¨ªes de Hezbol¨¢ para derribar el Gobierno prooccidental de Fuad Siniora, ampliamente secundada, degener¨® en choques armados en varias ciudades del pa¨ªs en los que al menos tres personas murieron y m¨¢s de un centenar resultaron heridas. La protesta supone una vuelta de tuerca m¨¢s en la constante presi¨®n que el movimiento integrista y sus aliados ejercen sobre un Ejecutivo que apenas tiene capacidad de maniobra. Y tambi¨¦n un episodio m¨¢s de la eterna pugna soterrada que Estados Unidos y Francia, por un lado, y Siria e Ir¨¢n, por otro, sostienen en suelo liban¨¦s. El golpe m¨¢s espectacular de los huelguistas fue bloquear el aeropuerto de Beirut.
La campa?a contra el Gabinete de Siniora se desat¨® pasado el 1 de diciembre con una manifestaci¨®n de cientos de miles de personas, que acorralaron a buena parte de los ministros en la sede del Gobierno, en el centro de Beirut.
Miles de simpatizantes del partido-guerrilla chi¨ª y del Movimiento Patri¨®tico Libre (MPL), comandado por el general maronita Michel Aoun, acampan desde entonces en la plaza de los M¨¢rtires como m¨¦todo de presi¨®n sobre el Ejecutivo de Fuad Siniora, apoyado por el Movimiento del Futuro, liderado por Saad Hariri, y por el Partido Socialista Progresista del veterano cacique druso Walid Yumblat.
Hezbol¨¢ pretende la formaci¨®n de un Gobierno de unidad nacional en el que un tercio de los ministros correspondan a los partidos chi¨ªes -Hezbol¨¢ y Amal-, para gozar as¨ª de capacidad de veto sobre cualquier decisi¨®n trascendental sobre el futuro de L¨ªbano. El arribista Aoun s¨®lo desea controlar la presidencia del pa¨ªs. El Gobierno se niega a ceder a esa exigencia. Las carreteras situadas alrededor de Beirut fueron cortadas desde primera hora de la ma?ana, especialmente la que conduce desde la capital al aeropuerto internacional Rafik Hariri, plagada de neum¨¢ticos quemados que provocaban densas columnas de humo negro.
Numerosos vuelos de compa?¨ªas a¨¦reas fueron suspendidos mientras partidarios de uno y otro bando se enfrentaban a pu?etazos, pedradas y, a veces, a balazos, en las calles de varias ciudades. Tres personas murieron, dos en Tr¨ªpoli, en el norte de L¨ªbano, y otra en Batrun, al norte de la capital. Miles de soldados se desplegaron a lo largo de todo el pa¨ªs para actuar con evidente mesura. S¨®lo dispararon al aire para poner coto a los enfrentamientos y para desbloquear las carreteras.
La huelga fue convocada en un momento clave, dos d¨ªas antes de que arranque en la capital francesa una conferencia internacional en la que se pretende reducir la deuda externa de L¨ªbano y recaudar fondos para la reconstrucci¨®n de L¨ªbano, buena parte de cuyas infraestructuras civiles fueron arrasadas por las Fuerzas Armadas israel¨ªes durante la guerra contra Hezbol¨¢ el verano pasado.
Por si fuera poco, un informe de Naciones Unidas revel¨® ayer que el Ej¨¦rcito israel¨ª carg¨® f¨®sforo blanco en las decenas de miles de bombas de racimo que lanz¨® sobre el sur de L¨ªbano, lo que ha provocado severos da?os medioambientales y en la agricultura. En el c¨®nclave internacional quedar¨¢n claros los apoyos con que cuenta Siniora. Arabia Saud¨ª, Kuwait, Estados Unidos y Francia aportar¨¢n la gran mayor¨ªa de los fondos. No es un secreto que los Gobiernos iran¨ª y sirio ponen toda la carne en el asador -armas y dinero- para ayudar a Hezbol¨¢.
El primer ministro liban¨¦s permaneci¨® ayer en Beirut y anoche se ignoraba si acudir¨ªa al foro de Par¨ªs. "Nos mantendremos unidos contra esta intimidaci¨®n", asegur¨® Siniora a trav¨¦s de un canal de televisi¨®n. "La huelga es un intento de golpe de Estado", clam¨® Samir Geagea, antiguo se?or de la guerra y l¨ªder de las cristianas Fuerzas Libanesas, un partido que respalda al jefe del Ejecutivo.
"No es una huelga", a?adi¨®, "esto es terrorismo destinado a paralizar el pa¨ªs". Los fieles a Geagea y los leales a Aoun tambi¨¦n se enfrentaron en los feudos cristianos, tal como sucediera en la sangrienta guerra civil que devast¨® L¨ªbano entre 1975 y 1990.
La gran mayor¨ªa de los libaneses descarta que pueda reproducirse una contienda fratricida como la de anta?o, pero la inestabilidad es notoria en el pa¨ªs.
La coalici¨®n gobernante cuenta con una exigua mayor¨ªa en el Parlamento y en el Gobierno, y despu¨¦s del magnicidio de Rafik Hariri, en febrero de 2005, y de otros cuatro asesinatos de pol¨ªticos y periodistas -el ¨²ltimo, el del ministro y diputado Pierre Gemayel, el 21 de noviembre-, una dimisi¨®n u otro crimen pueden dar al traste con esa mayor¨ªa.
No hay visos de que la contienda vaya a amainar. Al contrario, dirigentes de Hezbol¨¢, de Amal y del MPL declararon que tras la huelga de ayer se impulsar¨¢n otras medidas para derrocar al Gobierno de Siniora, al que tildan de ser una marioneta de los Gobiernos de Washington y Par¨ªs.
Y lo que es peor, el jeque Hasan Nasral¨¢, l¨ªder carism¨¢tico de la envalentonada organizaci¨®n chi¨ª, repite hasta la saciedad que el Gobierno liban¨¦s colabor¨® con el israel¨ª durante la guerra para infligir el mayor da?o posible a Hezbol¨¢. No cabe insulto mayor.
"La coalici¨®n del 14 de Marzo [antisiria] result¨® ganadora, ya que la oposici¨®n ha empleado medios no democr¨¢ticos", afirm¨® el ex presidente Amin Gemayel. Tambi¨¦n el ministro de Asuntos Exteriores, Tarek Mitri, compar¨® lo sucedido a un "golpe de Estado", informa Efe.
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