Gamberros en el recreo
Salvador Guti¨¦rrez Sol¨ªs vuelve a poner en marcha a Germ¨¢n Buenaventura, el personaje del "novelista malaleche" de anteriores obras suyas. En esta ocasi¨®n, trabajando como negro literario, escribir¨¢, sin saberlo, un calco de Soldados de Salamina, la novela de Javier Cercas.
EL BATALL?N DE LOS PERDEDORES
Salvador Guti¨¦rrez Sol¨ªs
Berenice. C¨®rdoba, 2006
260 p¨¢ginas. 17 euros
Han pasado ya algunos a?os desde que Salvador Guti¨¦rrez Sol¨ªs creara el personaje de Germ¨¢n Buenaventura, el "novelista malaleche", iracundo y ca¨®tico, y el relator que casi coincide con el autor real encargado de transmitir su obra. Ahora, aparece por segunda vez acompa?ado de su jefe don Arturo y de numerosos personajes, reales e imaginarios, del mundillo literario. Parece ser que la serie proseguir¨¢ bien pronto en sucesivas entregas. Dedicada a satirizar a tirios y troyanos, repartiendo estocadas para todos, el narrador da su versi¨®n de los hechos, transcribe los papeles de Buenaventura y nos hace saber que ¨¦ste es un "negro" de don Arturo, pero, rizando el rizo, contrata a otro "negro" para que escriba la novela que le han encargado.
Estamos ante una parodia continuada que progresa por medio de dos enredos. Por un lado, presenciamos las maniobras, intrigas y maledicencias necesarias para que un poeta "del clan de los Garc¨ªa" publique sus versos. Se trata, de forma transparente, de un poeta de la llamada poes¨ªa de la experiencia, lo que resulta ¨²til para manosear jocosamente los t¨®picos entre los que se mueven los diversos bandos po¨¦ticos presentes en la poes¨ªa espa?ola actual. El resultado: varias escenas graciosas y pocas conclusiones.
Al mismo tiempo se desarrolla una segunda maniobra. La escritura de la novela encargada por don Arturo, original y rompedora, sobre el tema de la Guerra Civil pero pol¨ªticamente correcta, "rojilla pero no mucho", y las intrigas necesarias para comprar el jurado de un premio importante. Pero como Germ¨¢n se ha negado a leer Soldados de Salamina por ser demasiado popular y como est¨¢ en la creencia de que trata de aquella antigua batalla de la ¨¦poca griega, el argumento que planea para la novela proyectada, suprema iron¨ªa, es un calco perfecto de la novela de Cercas, present¨¢ndola, en cambio, como el colmo de la originalidad. Esto da lugar a divertidas escenas propias de la comedia cinematogr¨¢fica. Surgen tambi¨¦n a lo largo del prol¨ªfico argumento "los detectives asesinos", una clara referencia a los detectives de Bola?o, protagonistas de escenas de violencia par¨®dica de expresiva plasticidad. Las afirmaciones ir¨®nicas en torno a la literatura sobreabundan y los juegos intertextuales est¨¢n tan presentes que incluso cuando se trata de contar a un ni?o un cuento "original" el resultado es un plagio de 'Los tres cerditos'.
Es posible que los lectores nos merezcamos de vez en cuando textos como ¨¦ste, una novela gamberra, llena de referencias, en la que todos, autores, cr¨ªticos y editores, salen mal parados, aunque al fin y al cabo sin que la sangre llegue al r¨ªo, por lo que todos pueden en definitiva tom¨¢rselo a bien. Un recreo con divertidas atracciones y un honorable regreso a casa.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.