La ley del tali¨®n
La huelga de hambre de De Juana Chaos
El Pleno de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional sustituye como instancia decisoria a la Secci¨®n Primera a fin de mantener al ex dirigente etarra en prisi¨®n preventiva incondicional
LA HUELGA DE HAMBRE de un antiguo dirigente de ETA que fue detenido en 1987, cumpli¨® ya su condena por 25 asesinatos y permanece en prisi¨®n preventiva a causa de un delito cometido desde la c¨¢rcel en 2005 (sentenciado por la Audiencia Nacional y pendiente de recurso ante el Supremo) ha suscitado todo tipo de conflictos morales, jur¨ªdicos y pol¨ªticos. Tras un primer ayuno voluntario de 63 d¨ªas iniciado el 7 de agosto, la reanudaci¨®n el 7 de noviembre de esa dram¨¢tica combinaci¨®n de protesta y chantaje ha situado a De Juana al borde de la muerte. El informe enviado el pasado lunes a la Secci¨®n Primera de la Sala de lo Penal por la unidad de nutrici¨®n cl¨ªnica del hospital Doce de Octubre -donde ingres¨® el 24 de noviembre- advert¨ªa sobre el alto riesgo de fallecimiento; la alimentaci¨®n forzosa por v¨ªa parenteral -autorizada por la Audiencia Nacional de conformidad con la jurisprudencia constitucional- no garantiza su supervivencia. La delegaci¨®n del Comit¨¦ para la Prevenci¨®n de la Tortura y de los Tratos o Castigos Inhumanos o Degradantes del Consejo de Europa que viaj¨® a Espa?a hace una semana para estudiar el caso emitir¨¢ pr¨®ximamente un informe sobre su visita.
El ministerio fiscal -requerido por el tribunal sentenciador- se pronunci¨® por razones humanitarias a favor de que el recluso pasara de la situaci¨®n de prisi¨®n preventiva incondicional a la prisi¨®n preventiva atenuada en el domicilio bajo vigilancia policial y sanitaria. La Secci¨®n Primera, que hab¨ªa dictado contra De Juana Chaos la condena que le mantiene actualmente en prisi¨®n preventiva, se inclinaba al parecer por la libertad bajo fianza. Sin embargo, el Pleno de la Sala de lo Penal -abocado de manera extraordinaria por vez primera para pronunciarse sobre una medida cautelar- decidi¨® de forma mayoritaria mantener la prisi¨®n incondicional.
La reducci¨®n al absurdo seg¨²n la cual un posible trato favorable a De Juana ser¨ªa una invitaci¨®n para que todos los presos de ETA se declarasen en huelga de hambre finge olvidar las peculiaridades del caso. De Juana fue sentenciado a 12 a?os y 7 meses el pasado noviembre por la Audiencia Nacional como autor de un delito de amenazas terrorista perpetrado desde la c¨¢rcel mediante dos art¨ªculos -El escudo y Gallizo- publicados en diciembre en el diario Gara. La comisi¨®n de ese presunto delito mientras permanec¨ªa en prisi¨®n frustr¨® la puesta en libertad del antiguo dirigente de ETA a comienzos de 2006 -como le correspond¨ªa- por liquidaci¨®n de su condena. Actualmente, De Juana Chaos no cumple una pena impuesta por sentencia firme, sino que se halla en r¨¦gimen de prisi¨®n preventiva a la espera de que el Supremo estudie su recurso de casaci¨®n. La circunstancia de que el juez de la Audiencia Nacional encargado del sumario, Santiago Pedraz, no encontrase indicios de delito en los art¨ªculos publicados en Gara por el imputado -aunque la Sala le ordenase continuar la instrucci¨®n- muestra la complejidad t¨¦cnico-jur¨ªdica del caso; algunos prestigiosos expertos en derecho penal sostienen que el Supremo deber¨ªa revocar la sentencia.
Los efectos perversos del C¨®digo Penal predemocr¨¢tico de 1974 y la picaresca y el fraude de la redenci¨®n de penas por el trabajo explican -aunque no justifiquen- la anomal¨ªa de que De Juana, sentenciado a 3.139 a?os de prisi¨®n por 25 asesinatos, habr¨ªa sido excarcelado a comienzos de 2006 -tras 18 a?os de cumplimiento de su trimilenaria condena- si Gara no hubiese publicado en diciembre de 2005 sus art¨ªculos. La ejecutoria del dirigente de ETA y la insuficiente reparaci¨®n penal por sus cr¨ªmenes no deber¨ªan, sin embargo, dar rienda suelta a los sentimientos de venganza ni marcar el camino para el regreso al derecho penal de autor. La posible muerte del responsable de 25 asesinatos -aunque sea voluntaria y encubra un chantaje- crea un conflicto moral que la ley del tali¨®n no resuelve. Margaret Thatcher, que no cedi¨® ante la huelga de hambre del IRA de 1981, dej¨® escrito en sus memorias que era posible admirar el coraje ante la muerte de Boby Sands y los otros nueve republicanos fallecidos sin simpatizar con su causa criminal.
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