Atasco en Irak
Las elecciones al Congreso del pasado noviembre supusieron un claro desaire para George W. Bush por su pol¨ªtica respecto a Irak. Poco despu¨¦s de los comicios, el Grupo de Estudios sobre Irak ofreci¨® una f¨®rmula bipartidista para la retirada gradual de las tropas estadounidenses. Pero Bush ha rechazado la propuesta e insiste en hablar de "victoria" en Irak, aunque no est¨¢ nada claro qu¨¦ significa eso. Tal vez porque Irak va a ser su legado, Bush se resiste a dejar ese pa¨ªs en un momento en el que su pol¨ªtica parece un desastre.
Bush ha optado por aumentar el n¨²mero de tropas norteamericanas en Bagdad y la provincia de Anbar, para tratar de contener tanto la guerra civil sectaria como la insurgencia sun¨ª. Y ha apartado a los generales John Abizaid y George Casey, que se mostraron esc¨¦pticos sobre el aumento de tropas.
Irak no tiene soluci¨®n militar. S¨®lo la pol¨ªtica y la diplomacia pueden salvar a Estados Unidos
Como demostr¨® la votaci¨®n del pasado jueves en el comit¨¦ de Exteriores del Senado, los dem¨®cratas que controlan ahora el Congreso est¨¢n en desacuerdo con estas medidas de aumento de las tropas. Algunos desean incluso la retirada inmediata de Irak y presionan para que el Congreso corte los fondos para la guerra, aunque no parece probable que vayan a conseguirlo. La mayor¨ªa dem¨®crata del Congreso no quiere dar la impresi¨®n de que no apoya a los soldados que ya est¨¢n sobre el terreno.
Bush ha dicho con frecuencia que el n¨²mero de soldados enviados a Irak fue una decisi¨®n militar y que ¨¦l se limit¨® a seguir el consejo de sus generales. Pero ahora sabemos que no fue as¨ª. Lo ir¨®nico es que quiz¨¢ hubo alg¨²n momento en el que un gran incremento de tropas podr¨ªa haber supuesto una mejora. En abril y mayo de 2003, las encuestas dec¨ªan que la mayor¨ªa de los iraqu¨ªes estaban contentos por el derrocamiento de Sadam Husein. Pero la Administraci¨®n de Bush no supo controlar los disturbios, desmantel¨® el Ej¨¦rcito iraqu¨ª y permiti¨® que se deterioraran las condiciones de seguridad.
En medio de ese caos, era dif¨ªcil llevar a cabo los trabajos de reconstrucci¨®n que habr¨ªan servido para mejorar las vidas de los iraqu¨ªes y ganar su apoyo. No es nada f¨¢cil para un marine o un soldado construir una escuela o una cl¨ªnica mientras le est¨¢n disparando, ni para un moderado iraqu¨ª arriesgar su vida apoyando a los estadounidenses cuando no tiene ninguna protecci¨®n contra los rebeldes.
Muchos militares profesionales previeron el problema. El jefe de Estado Mayor, Eric Shinseki, advirti¨® que, aunque era posible ganar la guerra con los 160.000 soldados empleados por el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, har¨ªa falta el doble para ganar la paz. Pero como Rumsfeld y sus asesores neoconservadores ten¨ªan unas orejeras que distorsionaban su visi¨®n de la realidad iraqu¨ª, el consejo de Shinseki cay¨® en saco roto. El subsecretario de Defensa, Paul Wolfowitz, declar¨® ante el Congreso que el c¨¢lculo del n¨²mero de tropas necesarias que hab¨ªa hecho Shinseki estaba "completamente equivocado". A la hora de la verdad, fueron Rumsfeld y Wolfowitz los que estaban completamente equivocados. Ahora se han ido los dos, y Bush ha decidido aumentar los efectivos.
Demasiado poco y demasiado tarde. ?Existe alg¨²n motivo para creer que cinco brigadas m¨¢s van a lograr estabilizar Bagdad cuando otros esfuerzos similares han fracasado hasta ahora? El nuevo jefe estadounidense de las operaciones en Irak, el teniente general Raymond Odierno, dice que las nuevas tropas se van a repartir de forma m¨¢s equitativa entre los barrios sun¨ªes y chi¨ªes y que seguir¨¢ habiendo fuerzas estadounidenses junto a las iraqu¨ªes en las zonas que ya se hayan limpiado. Conf¨ªa en que, en el plazo de unos meses, sea posible retirar las tropas de Estados Unidos a la periferia de Bagdad y dejar el mantenimiento del orden en la capital a cargo de las fuerzas iraqu¨ªes. Pero para ello hay que contar con que el Ej¨¦rcito iraqu¨ª est¨¦ preparado para asumir la tarea y con que el Gobierno del primer ministro Nouri al Maliki, que depende del apoyo de la milicia chi¨ª, sea capaz de actuar con competencia y ecuanimidad.
Fuentes de la Administraci¨®n de Bush explican que el nuevo plan "no es un compromiso vago: hemos dicho al Gobierno iraqu¨ª que debe cumplir unas condiciones y unas expectativas concretas". Entre los puntos pol¨ªticos de referencia est¨¢n la celebraci¨®n de elecciones provinciales, la aplicaci¨®n de una ley del petr¨®leo que distribuya la riqueza generada por el crudo de forma beneficiosa para los sun¨ªes y la reforma de la pol¨ªtica de desbaazificaci¨®n, por la que pagaron un precio tan elevado los que hab¨ªan trabajado en el Gobierno iraqu¨ª en la ¨¦poca de Sadam. Pero tal vez es demasiado tarde para negociar compromisos pol¨ªticos, y el Gobierno de Al Maliki puede no ser capaz de llevar a cabo una pol¨ªtica de criterios amplios y no partidista.
Si el nuevo plan militar de Bush es una medida provisional que le permita ganar tiempo para avanzar hacia las propuestas del Grupo de Estudios sobre Irak de entrenar a las fuerzas iraqu¨ªes y retirar poco a poco a las fuerzas estadounidenses, entonces tal vez puede justificarse como un ¨²ltimo recurso, pero s¨®lo si va acompa?ado de los consejos diplom¨¢ticos que tambi¨¦n suger¨ªa el grupo de estudios.
Es demasiado tarde para construir una democracia en Irak. En el mejor de los casos, el derrocamiento de Sadam elimin¨® a un dictador peligroso y sustituy¨® la tiran¨ªa de una minor¨ªa por una tiran¨ªa de la mayor¨ªa. Pero el precio, en vidas de iraqu¨ªes perdidas en las luchas sectarias, ha sido muy alto.
Ahora el objetivo es la estabilidad regional. Cada vecino de Irak tiene sus propios intereses, pero a ninguno le beneficia la violencia ca¨®tica. El mantenimiento o agravamiento de la situaci¨®n actual aumentar¨ªa la influencia de Ir¨¢n, fomentar¨ªa el separatismo kurdo que tanto inquieta a Turqu¨ªa y servir¨ªa de base a movimientos terroristas sun¨ªes que podr¨ªan extenderse a Jordania, Kuwait, Siria y Arabia Saud¨ª.
Estados Unidos no puede dejar Irak de forma precipitada, pero tampoco puede resolver el problema por s¨ª solo. Crear un grupo de contacto con los pa¨ªses vecinos de Irak, para acordar c¨®mo proceder hacia la estabilizaci¨®n y la contenci¨®n, ser¨ªa un paso importante. Irak no tiene una soluci¨®n militar. La pol¨ªtica y la diplomacia son lo ¨²nico que puede salvar la situaci¨®n creada por Estados Unidos.
Joseph S. Nye es catedr¨¢tico en la Universidad de Harvard.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
? Project Syndicate, 2007.
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