Dos maneras de ser ingl¨¦s
La historia que cuenta este libro es estupenda. George Edalji es el hijo mayor del p¨¢rroco de un peque?o pueblo ingl¨¦s. Lo extraordinario -en la Inglaterra profunda de principios de siglo- es que este p¨¢rroco es de origen hind¨², parsi, aunque de nacionalidad inglesa y casado con una escocesa. Esto le crea al peque?o George algunos problemas en el colegio pues a su tez morena une el ser un muchacho solitario y formal, pero las cosas no pasan de ah¨ª hasta que una serie de an¨®nimos lo toman como blanco y comienza una persecuci¨®n en la que una matanza de animales de las granjas vecinas, la inquina de la polic¨ªa local, la prensa sensacionalista y las circunstancias hacen que George sea juzgado y condenado a trabajos forzados. En realidad se trata de un c¨²mulo de errores, torpezas e incuria a los que no es ajena la xenofobia; pero George -para entonces un joven abogado en ejercicio- no cree que haya racismo por medio y no lo cree porque lo ¨²nico que desea es ser ingl¨¦s, absolutamente ingl¨¦s, y considera imposible que estas diferencias puedan ser consideradas en la Inglaterra a la que tanto su padre se enorgullece de pertenecer. Esta ingenuidad, unida a su aprecio por la formalidad y el orden, su car¨¢cter retra¨ªdo e incluso su solter¨ªa, apoyan un car¨¢cter impensadamente fuerte con el que soporta la estancia en la c¨¢rcel hasta que llega la libertad condicional.
ARTHUR & GEORGE
Julian Barnes
Traducci¨®n de Jaime Zulaika
Anagrama. Barcelona, 2007
528 p¨¢ginas. 23 euros
A todo esto, un grupo de gentes honestas e indignadas han iniciado una lucha por la revisi¨®n de un proceso tan notoriamente falseado, y un buen d¨ªa George env¨ªa un relato de los hechos a Arthur en procura de ayuda. Arthur, dig¨¢moslo pronto, es sir Arthur Conan Doyle, un caballero y deportista cuya divisa es "hoja recta, acero aut¨¦ntico" y es el creador, como el lector bien sabe, de Sherlock Holmes. Conan Doyle se informa sobre el caso, monta en c¨®lera y decide luchar hasta el final por lograr la revisi¨®n del proceso, la reivindicaci¨®n de George Edalji y una indemnizaci¨®n por los tres a?os pasados en el penal.
La novela no s¨®lo plantea una
intriga resuelta con verdadera pericia y planteada con toda clase de detalles perfectamente tramados sino que, adem¨¢s, hace unas creaciones de personajes magn¨ªficas. En primer lugar, Arthur y George, que se desarrollan en paralelo desde la infancia hasta su muerte. Toda la primera parte es una impecable exposici¨®n de los protagonistas y de la situaci¨®n, hecha con agilidad y buen ritmo. La segunda se centra sobre todo en el caso de las atrocidades de Great Wyrley -de las que es acusado George- y del proceso, descritos con minuciosidad y conocimiento, y se cierra con la complicada historia familiar de amor y lealtad de Conan Doyle, que lo sume en una atroz preocupaci¨®n que s¨®lo empieza a disiparse gracias a su vehemente intervenci¨®n en el caso Edalji. Esta intervenci¨®n es la que cubre la tercera parte hasta que llega a su fin y se cierra con la boda de Conan Doyle y Jean Leckie. Y a¨²n queda una sustanciosa y divertida parte final que el lector recibe con verdadera satisfacci¨®n.
El libro est¨¢ tan cuidado que ya en la primera parte Barnes separa las vidas de los dos protagonistas incluso aplicando a uno el tiempo verbal de presente y al otro el imperfecto. Y con ese mismo cuidado desarrolla dos caracteres antag¨®nicos: el hombre a quien horrorizan las diferencias (George) y el hombre que fundamentalmente aprecia las diferencias (Doyle); el hombre que aspira a una vida pulcra y recela de la alegr¨ªa y el deportista y viajero; el razonable abogado que respeta el sistema que lo condena (aunque no la injusticia) y el impetuoso creador literario. Ambos se enfrentan a un problema personal: George a su posici¨®n en la vida inglesa que tanto ama; Arthur a una compleja historia de amor que sacude toda su fibra moral. Y es justo en este doble dilema donde Barnes pone el acento para extraer toda la sustancia de dos tipos y dos concepciones de vida y los rodea de un conjunto de personajes secundarios muy bien trazados que arropan esta historia que es tambi¨¦n una demoledora cr¨ªtica de la actuaci¨®n de una polic¨ªa anclada en la necesidad de encontrar un culpable antes que de hacer justicia, del orden establecido sobre el individuo que tiene la desgracia de convertirse en chivo expiatorio y de la incapacidad de asumir el error por parte de la clase pol¨ªtica.
Julian Barnes -que aqu¨ª cuenta no como un narrador literario sino m¨¢s bien como un cronista, y a veces relata con alguna premiosidad, pero siempre con gracia- nos regala un libro muy bien armado y resuelto que se disfruta con entusiasmo. Es lo que tiene el pertenecer a una tradici¨®n novel¨ªstica tan s¨®lida como la anglosajona.
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