"Siempre cre¨ª que me adelantaba a mi tiempo"
Yoko Ono (Tokio, 1933) lleva una buena racha en lo que respecta a la aceptaci¨®n de su m¨²sica. Las remezclas para la pista de dos de sus temas Walking on thin ice y Everyman... everywoman llegaron a la cima de las listas dance de Estados Unidos en 2003 y en 2004, una alegr¨ªa para alguien que se pone a bailar "en cuanto suena algo optimista". Hoy se edita internacionalmente Yes, I'm a witch (Astralwerks / EMI), un disco llamativo donde figuras actuales reconstruyen grabaciones de la artista japonesa. Entre los participantes aparecen Peaches, Le Tigre, Polyphonic Spree, The Flaming Lips, Cat Power, Antony, Craig Armstrong o DJ Spooky.
"La resistencia a mi m¨²sica ten¨ªa mucho que ver con el hecho de que viniera firmada por una mujer, y encima asi¨¢tica"
"Para 'Yes, I'm a witch', la discogr¨¢fica llam¨® a muchos grupos y solistas. Yo eleg¨ª los que me interesaban m¨¢s y les di m¨¢xima libertad"
"Imagine' tiene un poder mayor que otras canciones de John. Saben cantarla los ni?os de todas las razas. Es el himno mundial del deseo de paz"
"Tras la muerte de John Lennon, sent¨ª una ola de simpat¨ªa que traspasaba lo personal y llegaba a lo art¨ªstico"
Yoko no disimula su entusiasmo ante ese reconocimiento por parte de un inquieto sector del pop contempor¨¢neo: "Son artistas del mundo indie que no trabajan para grandes compa?¨ªas. Si yo empezara ahora, seguramente seguir¨ªa su camino: en actitud, me considero una artista indie. Gracias a mi hijo Sean, he podido tratar a esos grupos y admiro su pureza creativa. Muchos de ellos son tan adictos al trabajo como yo".
Quiz¨¢s ya no sea v¨¢lida aquella queja de John Lennon: "Yoko es la artista famosa menos escuchada en el mundo". Una risita: "Siempre cre¨ª que me adelantaba a mi tiempo, y esto me lo confirma. Para Yes, I'm a witch, la discogr¨¢fica llam¨® a muchos grupos y solistas; todos aceptaron. Yo eleg¨ª los que me interesaban m¨¢s y les di m¨¢xima libertad: pod¨ªan coger cualquier tema m¨ªo y recrearlo a su gusto; incluso, pod¨ªan usar tomas alternativas. La mayor¨ªa prescindi¨® de los fondos instrumentales -que eran demasiado rock para el sonido que se lleva ahora- y construy¨® una instrumentaci¨®n totalmente nueva alrededor de mi voz".
Cuesta creer que Yoko aceptara a ciegas semejante reinvenci¨®n de su obra. Reconoce que pasaron un filtro: "En alg¨²n caso ped¨ª que se modificaran detalles, pero la verdad es que me llegaron trabajos muy cuidados, muy respetuosos. Hay casos, como el de Flaming Lips, en los que realmente se ha hecho una obra nueva a partir de lo que eran chillidos m¨ªos". Asegura que los participantes han sabido llegar al coraz¨®n de las letras: "Me gustan mucho los temas m¨¢s fantasiosos, pero me emocion¨® Revelations, que ahora es una canci¨®n de piano bar, con Cat Power acompa?¨¢ndome".
Los colaboradores tambi¨¦n piropean a Yoko. Peaches: "Trabajar en Kiss kiss kiss me hizo darme cuenta de lo futurista, audaz e inventiva que era Yoko en cuanto a su enfoque de la m¨²sica". Johanna Fateman, de LeTigre: "Yoko Ono siempre ha sido una hero¨ªna para nosotras, una influencia indudable: es una artista que habita un espacio en que se solapan la cultura pop, el arte conceptual y el activismo".
Buena parte de Yes, I'm a witch enfatiza el mensaje feminista de Yoko. "Lo de titularlo S¨ª, soy una bruja no es casual: las mujeres debemos rescatar esos estereotipos machistas. Es evidente que la resistencia a mi m¨²sica ten¨ªa mucho que ver con el hecho de que viniera firmada por una mujer, y encima asi¨¢tica. Quiero decir, en el circuito de la vanguardia hab¨ªa artistas masculinos que ten¨ªan una expresi¨®n m¨¢s extremista que la m¨ªa y se les reconoc¨ªa su valent¨ªa. Para m¨ª, s¨®lo hab¨ªa insultos y bromas. Se me culpaba de la separaci¨®n de los Beatles y me hicieron pagar algo de lo que no fui responsable".
?En qu¨¦ momento advirti¨® que hab¨ªa una mayor comprensi¨®n hacia sus propuestas sonoras? "John lo intuy¨® antes que yo. Estaba en un club en 1980 y escuch¨® a los B-52's y otros grupos de new wave. Me llam¨® excitad¨ªsimo: '?Los chavales est¨¢n acerc¨¢ndose a lo que t¨² hac¨ªas!'. Luego, tras su muerte, sent¨ª una ola de simpat¨ªa que traspasaba lo personal y llegaba a lo art¨ªstico. El disco de versiones de mis temas [Every man has a woman, 1984] parti¨® de una idea de John, pero me encant¨® que participaran Elvis Costello y otros cantantes a los que no hab¨ªamos tratado nunca".
Las condiciones exigidas para esta entrevista pasaban por no despegarse de la actualidad -el lanzamiento de Yes, I'm a witch-, pero, a estas alturas del partido, vale la pena intentar acercarse a otros asuntos. Como la agresividad con que Yoko vende el legado de Lennon. Responde con cierta tensi¨®n pero de forma contundente: "No creo haber hecho nada extraordinario. Si no hubiera sacado nada, me dir¨ªan que me hab¨ªa olvidado de John. Lo cierto es que, en estos tiempos, si no usas la mercadotecnia, desapareces de la memoria de la gente. Por eso, procuro que cada a?o haya alguna novedad de John, sea una reedici¨®n o un documental o una antolog¨ªa. Todo se ha hecho con gusto, no ha sido como con Elvis Presley".
Sin embargo, quedan curiosidades in¨¦ditas: en discos piratas, circulan simp¨¢ticas grabaciones caseras de John, realizadas durante sus a?os de invisibilidad en el Dakota neoyorquino. Yoko no parece entusiasmada por ese material: "Eran entretenimientos, chistes musicales que hac¨ªa para nuestro hijo, versiones humor¨ªsticas. Pueden tener cierto encanto, pero dudo de que representen a John como artista".
Bien, tambi¨¦n hay muchos que lamentamos que Lennon sea representado por Imagine, que es intelectualmente incongruente y mel¨®dicamente previsible. Yoko no entra al trapo: "Puedes pensar lo que quieras, pero Imagine tiene un poder mayor que otras canciones m¨¢s complejas de John. Saben cantarla los ni?os de todas las razas. Es el himno mundial del deseo de paz".
COMPA?EROS DE AVENTURAS
La Monte Young: a principios de los sesenta, Yoko cedi¨® su "loft"neoyorquino al compositor minimalista. Young sobreviv¨ªa vendiendo marihuana
John Cage: Yoko fue su alumna y colaboradora en espect¨¢culos. Giraron juntos por Jap¨®n; las cr¨ªticas para Ono fueron tan negativas que intent¨® suicidarse.
Peggy Guggenheim: aunque Yoko no pod¨ªa saciar sus instintos de coleccionista, defendi¨® sus experimentos y ofreci¨® apoyo moral durante el viaje a Jap¨®n.
Toshi Ichiyanagi: compositor formado en Juilliard, su marido durante los a?os cincuenta.
Anthony Cox: m¨²sico de jazz y productor de cine, le rescat¨® de una depresi¨®n suicida y se convirti¨® en su segundo marido (a?os sesenta).
George Maciunas: luminaria del grupo Fluxus, el artista lituano
fue el inspirador de muchas de las t¨¢cticas art¨ªsticas de Yoko; tambi¨¦n funcion¨® como su primer galerista, aunque sab¨ªa que sus propuestas eran invendibles.
Ornette Coleman: saxofonista de 'free jazz', acept¨® acompa?ar a Yoko en 1968, en un concierto en el Royal Albert Hall londinense.
Babelia
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