Finlandia abre la veda nuclear
El temor europeo al cambio clim¨¢tico impulsa la construcci¨®n de una central at¨®mica


Una espesa capa de nieve lo cubre todo, incluso el mar, que se confunde con la tierra. S¨®lo un peque?o puente da fe de que se trata de una isla, la que alberga la todav¨ªa embrionaria Olkiluoto3, la primera central nuclear concebida en Europa tras la explosi¨®n de Chern¨®bil en 1986. El miedo a los efectos catastr¨®ficos del cambio clim¨¢tico y la ansiada independencia de pa¨ªses como Rusia, poco fiables en su papel de suministradores energ¨¦ticos han abierto de par en par la puerta a la opci¨®n nuclear, sepultada durante a?os.
Olkiluoto3 supone una salida en una Europa deseosa de reducir la dependencia de Rusia
El 58% de los finlandeses conf¨ªa en la seguridad de las plantas at¨®micas
Un mar de gr¨²as da forma al caparaz¨®n del reactor de ¨²ltima generaci¨®n y a un cementerio nuclear permanente a medio kil¨®metro de profundidad, ¨²nico en el mundo, que guardar¨¢ los residuos altamente radiactivos de toda Finlandia. Pol¨ªticos y ciudadanos lo han acogido con los brazos abiertos. Parad¨®jicamente ha sido la potente preocupaci¨®n ambiental de los finlandeses, que ven en el uranio la ¨²nica fuente de energ¨ªa libre de emisiones de CO2, la que ha permitido que los deseos de la industria, que ser¨¢ copropietaria de la central, se hagan realidad. Tienen tambi¨¦n los finlandeses fe ciega en los adelantos tecnol¨®gicos del reactor, seg¨²n sus creadores, mucho m¨¢s seguro y preparado incluso para resistir impactos de aviones como los del 11-S.
"El 90% de los finlandeses reconoce que el cambio clim¨¢tico es una realidad y nos piden respuestas a los pol¨ªticos. Las metas que fija la Uni¨®n Europea de reducci¨®n de CO2, junto a la opini¨®n de los ciudadanos y el clima pol¨ªtico reinante, hace que sea el momento propicio para optar por las nucleares. Los grandes partidos finlandeses apoyaremos en breve la construcci¨®n de otra central m¨¢s, la sexta", indica el ex ministro de Asuntos Europeos Jari Vil¨¦n. Este diputado del opositor partido conservador acaba de volver de Rusia, y tras entrevistarse con pol¨ªticos del Kremlin dice estar sorprendido por su actitud. "Tienen claro que Europa depende de su energ¨ªa y no van a acceder a abrir su mercado con las condiciones que quieren los europeos, no habr¨¢ una carta de energ¨ªa con Rusia en varios a?os", asegura.
Olkiluoto3 es s¨®lo el pistoletazo de salida en una Europa, consciente de su creciente voracidad energ¨¦tica y deseosa de reducir la dependencia del Kremlin -el 40% de las importaciones de gas y el 25% de las de petr¨®leo de la UE proceden de Rusia-, y con el cambio clim¨¢tico como tel¨®n de fondo. Despu¨¦s de Finlandia, vendr¨¢ Francia con otra central en construcci¨®n. Lituania, Holanda, Polonia, Suecia, Rep¨²blica Checa, Reino Unido, Eslovaquia, Rumania y Bulgaria ya han reabierto el debate nuclear, lo que en breve les conducir¨¢ a levantar nuevas centrales o a prolongar la vida de las existentes.
Oficialmente, Bruselas no impulsa la resurrecci¨®n nuclear y deja la decisi¨®n en manos de los Estados miembros. Pero es un secreto a voces que el Ejecutivo comunitario cree que la competitividad de la UE depende en gran medida de un c¨®ctel de fuentes de energ¨ªa que incluye la nuclear. "Teniendo en cuenta que el tiempo que se necesita para construir una central ronda los 10 a?os, hace falta tomar decisiones ahora si se pretende construir nuevas centrales, si se quiere mantener la actual capacidad de producci¨®n", dej¨® hace poco escrito Bruselas en uno de los documentos de la estrategia energ¨¦tica comunitaria. Fuera de la UE, Jap¨®n, Corea del Sur, China, India, Rusia y EE UU tambi¨¦n tienen planes nucleares a la vista.
Mientras, la construcci¨®n de Olkiluoto3 y del primer cementerio nuclear permanente sigue su curso a pesar del g¨¦lido invierno que ti?e de blanco Finlandia. Ingenieros y obreros de 30 pa¨ªses tratan de ganar tiempo, despu¨¦s de que el proyecto haya sufrido un retraso de cerca de dos a?os, que impedir¨¢ que la central eche a andar antes de 2011 y que ha provocado p¨¦rdidas multimillonarias a la empresa contratista, la franco-alemana Areva. El incumplimiento de los plazos, causado por numerosos problemas t¨¦cnicos y la falta de personal cualificado, llena estos d¨ªas los titulares de la prensa finlandesa.
Philippe Knoche es el director del proyecto de Olkiluoto3 y ha acudido a la conferencia de prensa que cada mes se celebra en la central. Le toca explicar por qu¨¦ el proyecto no marcha todo lo bien que debiera. M¨¢s tarde, en conversaci¨®n con este diario, reconoce que los plazos que se fijaron inicialmente eran "demasiado ambiciosos" y explica las caracter¨ªsticas del proyecto: un reactor de agua ligera a presi¨®n tipo EPR con una potencia el¨¦ctrica de 1.600 megavatios, "una evoluci¨®n, no una revoluci¨®n" comparado con modelos como Vandell¨®s II o Trillo en Espa?a. Sin embargo, las mejoras no son comparables con las que tendr¨¢n los reactores de Generaci¨®n IV, todav¨ªa en fase de I+D.
La novedad en Olkiluoto3 consiste en que han multiplicado los sistemas de seguridad, de forma "redundante y aut¨®noma". Es decir, que si en caso de accidente falla uno, se pondr¨ªa en marcha el siguiente y as¨ª sucesivamente. Otra de las innovaciones del dise?o es que han recubierto las estructuras con hormig¨®n pesado, capaz de soportar la colisi¨®n de un avi¨®n de pasajeros o militar.
La seguridad reforzada del dise?o podr¨ªa verse minada, sin embargo, por la propia ejecuci¨®n del proyecto, como denuncian no s¨®lo los ecologistas, sino tambi¨¦n Stuck, el organismo del Gobierno finland¨¦s encargado de velar por la seguridad de la central, que ha detectado importantes deficiencias, aunque piensan que van camino de resolverse. "No han cumplido nuestros requerimientos y van a tener que rehacer algunas piezas, pero es s¨®lo cuesti¨®n de tiempo", indica Petteri Tiippana, responsable de la supervisi¨®n del proyecto en Stuck. Pero s¨ª le preocupa la interminable cadena de subcontrataciones y la deslocalizaci¨®n excesiva de la fabricaci¨®n y ensamblaje de los componentes. Francia, Jap¨®n, Alemania, Polonia o India son algunos de los 27 pa¨ªses en que se fabrican las piezas. "Cuanto m¨¢s corta sea la cadena de subcontrataci¨®n y menos subcontratistas haya, mejor ser¨¢ para la seguridad", reconoce Tiippana, en la sala de emergencias, forrada de mapas y botones, y desde la que se controlar¨¢ la respuesta de polic¨ªas, bomberos y t¨¦cnicos en caso de accidente nuclear.
Los habitantes de Rauma, la poblaci¨®n que acaba a un kil¨®metro largo de Olkiluoto, no temen un accidente ni piensan en los peligros de la subcontrataci¨®n. Lejos de haberse encadenado a las puertas de la central, piensan que ser¨¢ beneficiosa para el medio ambiente. "Ya hay dos centrales funcionando en la isla. No me preocupa que haya una tercera. El planeta se est¨¢ calentando y alguien tiene que hacer algo", se resigna a sus 43 a?os Sirpa, una camarera. Como ella, Juli Areila, maestra, asume con naturalidad la vida junto a la central. "Todos los cursos del colegio van de excursi¨®n a Olkiluoto. A mi hijo le toca la semana que viene. Los adultos tambi¨¦n vamos. Es gratis y adem¨¢s nos dan caf¨¦", cuenta esta mujer de 40 a?os, que se gan¨® sus primeros sueldos limpiando los cristales de Olkiluoto1 y 2, que funcionan desde principios de los a?os ochenta.
Tomy Suvanto, teniente alcalde de Rauma, explica que eligieron su ciudad, de 37.000 habitantes, porque las papeleras de la zona consumen mucha energ¨ªa y porque "como ha habido dos centrales en los ¨²ltimos 30 a?os, estamos muy acostumbrados a vivir con ellas". Tanto que, seg¨²n cuenta, las caba?as de verano instaladas junto al mar, al pie de la central, se venden en el mercado al mismo precio que las que distan decenas de kil¨®metros. Adem¨¢s, no oculta su satisfacci¨®n por la fuente de ingresos que suponen los trabajadores extranjeros que han desembarcado en masa. Hasta han montado su propia escuela francesa.
Como los habitantes de Rauma, la mayor¨ªa de los finlandeses conf¨ªa en la seguridad de las centrales. Seg¨²n el Eurobar¨®metro de 2005, el 58% de ellos dijo estar a favor de la energ¨ªa nuclear, una cifra muy elevada comparada con el apoyo del 16% de los espa?oles ese mismo a?o. Desde que en 2002 el Parlamento de Finlandia diera el visto bueno al reactor ahora en construcci¨®n, la poblaci¨®n lo ha asumido como un proyecto nacional. Los empresarios, impulsores y copropietarios a trav¨¦s del consorcio TVO del proyecto, han visto cumplido su sue?o despu¨¦s de a?os de intenso lobby. "En este pa¨ªs hace mucho fr¨ªo y se gasta mucha calefacci¨®n. La industria papelera [uno de los motores de la econom¨ªa finlandesa] tiene muchas necesidades energ¨¦ticas. Adem¨¢s, los empresarios no pueden permitirse pagar la electricidad a un precio cada vez m¨¢s alto", sostiene Jouni Punnonen, experto en energ¨ªa de la patronal.
A pesar de que Finlandia es el cuarto pa¨ªs con la electricidad m¨¢s barata de la UE, Punnonen se queja de que los empresarios de su pa¨ªs no podr¨¢n competir con los chinos o con los de EE UU si tienen que estar sujetos al comercio de emisiones de CO2, con el que Bruselas pretende dar cumplimiento a los objetivos del Protocolo de Kioto. En virtud de este mecanismo, los Gobiernos europeos otorgan a la industria cr¨¦ditos para emitir una cierta cantidad de gases contaminantes, y si se exceden tienen que pagar la diferencia. La energ¨ªa nuclear, que no produce di¨®xido de carbono, no est¨¢ sujeta al comercio de emisiones.
En realidad, a la industria le sale casi lo comido por lo servido, porque el Gobierno finland¨¦s, como muchos otros europeos, ha otorgado casi tantos derechos de emisi¨®n como precisan los empresarios. Aun as¨ª, Punnonen sostiene que el comercio de emisiones ha encarecido la electricidad de la que se nutren entre otras las papeleras, y que si los industriales, como est¨¢ previsto, chupan la corriente directamente desde la central, se evitar¨¢n el filtro ambiental y pagar¨¢n menos por la energ¨ªa. Este experto dice que lo que es bueno para los empresarios es bueno para el Estado.
Pero los ecologistas sostienen que tambi¨¦n al Estado finland¨¦s le va a salir cara la central, y en concreto el retraso que acumula el proyecto. "Al Gobierno le va a costar unos 300 millones de euros en cr¨¦ditos de emisi¨®n que no ten¨ªan previstos para los dos a?os de demora y en los que habr¨¢ que ir a buscar la energ¨ªa a otra parte", explica el encargado de los temas de energ¨ªa de Greenpeace en Finlandia, Lauri Myllyvirta. La organizaci¨®n, que intent¨® sin ¨¦xito parar el proyecto, lamenta ahora que "los titulares catastrofistas de la prensa" sobre las consecuencias del cambio clim¨¢tico hayan abonado el terreno para los defensores de la opci¨®n nuclear. "A los pol¨ªticos les resulta mucho m¨¢s f¨¢cil convencer a la gente de que un reactor es seguro que de intentar que la gente use menos el coche o cambie su modelo de vida".

Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
