"Mis retratos son implacables"
Chuck Close (Monroe, EE UU, 1940) est¨¢ considerado uno de los artistas norteamericanos m¨¢s importantes del arte contempor¨¢neo. Conocido en todo el mundo por sus retratos de gran formato sobre primeros planos fotogr¨¢ficos, Close exhibe ahora en el Reina Sof¨ªa (wwwmuseoreinasofia.es) su primera retrospectiva en Espa?a y una de las pocas que se le han dedicado en Europa. Son seis retratos firmados entre 1968 y 2006. Considerado una leyenda viva del arte norteamericano, comenz¨® a pintar a finales de la d¨¦cada de los sesenta. Desde entonces, nunca ha dejado de trabajar, ni siquiera en 1988, cuando un aneurisma le provoc¨® una tetraplejia. Lejos de sentirse hundido, se volc¨® en su carrera con m¨¢s energ¨ªa que nunca. Decidido a continuar, Close aprendi¨® a pintar con una f¨¦rula ortop¨¦dica en la mano.
?El mundo mercantil del arte? "Todo esto es falso. Caer¨¢ estrepitosamente"
"Con mis retratos no hay visi¨®n comercial. No hago cirug¨ªas est¨¦ticas"
Sentado en su silla de ruedas, totalmente vestido de negro, explica c¨®mo es la t¨¦cnica que utiliza con sus gigantescos retratos y que le han hecho ¨²nico en el mundo del arte. La mayor parte son desconocidos que posan voluntariamente. Algunos, como Philip Glass o Richard Serra, son una excepci¨®n en el mundo de las celebridades neoyorquinas en el que ¨¦l siempre se ha movido. "No hay muchos famosos porque la gente se quiere ver sin poros dilatados y sin arrugas. Y mis retratos son implacables".
Su forma de trabajo consiste en proyectar una fotograf¨ªa sobre el lienzo previamente cuadriculado y trasladar met¨®dicamente, cuadr¨ªcula a cuadr¨ªcula, la imagen del retratado a la tela. Siempre ha sido as¨ª, aunque en sus or¨ªgenes estuvo ligado al expresionismo abstracto con amigos como Richard Serra, Sol LeWitt o Robert Ryman. "En mis primeras obras", recuerda, "intentaba disimular cualquier atisbo de figuraci¨®n. Jugaba con los colores. Primero, s¨®lo blanco y negro. Despu¨¦s, el rojo, el azul, el amarillo, el verde. Tambi¨¦n jugu¨¦ con las cuadr¨ªculas. Al principio eran tan peque?as que s¨®lo cab¨ªa un punto dentro de ellas. Pero despu¨¦s recurr¨ª a las huellas dactilares e incluso a los collages para componer los retratos".
El objetivo era encontrar un equilibrio entre la imagen, la t¨¦cnica y el material con el que trabajaba. "Mi situaci¨®n", explica, "era como la de ese viajero que sabe d¨®nde va, pero no sabe por d¨®nde tiene que ir. Y lo peor es que hay varios caminos que te conducen al mismo sitio".
?C¨®mo elige a los personajes retratados? "Son amigos, familiares. Muchos son los invitados, pero pocos los elegidos", cuenta ri¨¦ndose. "Con mis retratos no hay visi¨®n comercial, no hago cirug¨ªas est¨¦ticas. Todo lo contrario. Mis retratos no sirven para adornar salones. Nunca he querido ser como Andy Warhol".
Pese a ello, s¨ª ha pintado a famosos. "Es verdad que he pintado a Glass, pero porque es amigo m¨ªo. O a Clinton, pero es una excepci¨®n. El problema es que yo no embellezco y a nadie le gusta su imagen verdadera".
Hace bromas sobre algunos de sus amigos que habr¨ªan dejado de serlo si hubiera rematado sus retratos. "Hago crecer su nariz, los surcos de sus arrugas se ahondan. Lo cierto es que te llevas una gran sorpresa cuando compruebas lo vanidosa que es la gente". Y da un dato esclarecedor sobre lo poco popular que es su obra como adorno: el 95% est¨¢ expuesta en museos.
Pese a que los precios de sus obras se aumentan por d¨ªas, lamenta la locura mercantil que vive el mundo del arte. "Todo esto es falso. Caer¨¢ estrepitosamente", vaticina. Y a?ade que ¨¦l, pese a sus dificultades f¨ªsicas, trabaja cada d¨ªa y sin pensar en beneficios. "Lo que m¨¢s me interesa es que el rostro que escojo tenga una vida que yo sea capaz de transmitir y que quienes lo contemplen se conmuevan".
Pone un ejemplo de emoci¨®n sublime: el retrato de Fanny, la abuela de su esposa y ¨²nica superviviente de la familia durante el Holocausto.
"No hago lo mismo una y otra vez como dicen algunos. Cada obra tiene una forma de trabajo que yo considero que es la m¨¢s adecuada para transmitir la emoci¨®n. En el caso de Fanny utilic¨¦ la huella dactilar del pulgar para ir rellenando las cuadr¨ªculas y recrear el rostro de esa mujer que tanto hab¨ªa visto y que tanto hab¨ªa sufrido".
?Sigue manteniendo buena relaci¨®n con los artistas de su generaci¨®n? "La relaci¨®n es excelente. Muchos vivimos en la zona este de Long Island. No somos diferentes de otros oficios. Podr¨ªamos ser un club de fontaneros, pero da la casualidad de que somos pintores. Nos ayudamos, hablamos y entretenemos. Es muy importante sentirse rodeado y apoyado".
Chuck Close asegura que tambi¨¦n se relaciona con artistas j¨®venes. "Es muy enriquecedor conocer otras formas de trabajar y de concebir el arte".
?Qu¨¦ aport¨® su generaci¨®n? "Algo irrepetible", responde. "Fue la creaci¨®n multidisciplinar. En los sesenta, por primera vez, la pintura no era una forma de expresi¨®n art¨ªstica aislada. Estaba entroncada con el cine, con la literatura. El arte se hizo multidisciplinar y desaparecieron las barreras entre la fotograf¨ªa, el teatro y la pura escritura. Fascinante".
Le gusta detenerse en la pintura antigua y en Madrid no desaprovecha para volver a contemplar a Vel¨¢zquez, por ejemplo. "Muchos de sus retratos eran realmente implacables. Me fascina poder ver su obra una y otra vez. Estos d¨ªas volver¨¦ a visitar el Museo del Prado. Nunca me canso".
?Conoce algo de los nuevos creadores espa?oles? "... No. No conozco nada y me pregunto por qu¨¦. Me temo que hay muy poca promoci¨®n en el exterior. No consigo recordar ninguna exposici¨®n reciente que yo haya podido ver recientemente en Nueva York. Lo lamento".
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