Sefardist¨¢n
"Me echaron de palacio / no me import¨® / me desterraron de mi tierra / camin¨¦ por la tierra / me deportaron de mi lengua / ella me acompa?¨®": Juan Gelman, en Com-posiciones, dialoga con poetas "habitantes de la misma condici¨®n". Y es para continuar esa escucha con el pasado, para habitar el futuro y fomentar el conocimiento de la realidad sefard¨ª hasta ahora distorsionada que se inaugura hoy en Madrid, sin sede a¨²n, la Casa Sefarad-Israel. Es una buena idea, que esperemos acabe con el Reino de Sefardist¨¢n, un pa¨ªs-ficci¨®n de lo sefard¨ª anecd¨®tico. As¨ª llamaba Jacob Hassan, investigador cient¨ªfico del CSIC recientemente fallecido, a la proliferaci¨®n de t¨®picos sobre lo sefard¨ª, como la aparici¨®n de m¨¢s llaves que casas o el conocimiento ¨²nicamente del folclore, que s¨®lo es un aspecto de una cultura con textos a¨²n sin rescatar.
Sefarad significa Espa?a. La palabra aparece por primera vez en la Biblia en Obd¨ªas: "La cautividad de Jerusal¨¦n, en Sefarad...". Aunque no sabemos a qu¨¦ lugar se refiere, as¨ª se llam¨® a Espa?a, pa¨ªs convertido en a?oranza y querencia. Hoy, cuando en Israel se habla de Sefarad se hace referencia a dos realidades: la Espa?a actual o aquella en la que se desarrollaron bases importantes del juda¨ªsmo, se formularon leyes en vigencia -como las matrimoniales "leyes de Castilla"- as¨ª como una importante literatura.
Fue el doctor Pulido uno de los primeros en dar a conocer a los exiliados espa?oles que mantuvieron el judeo-espa?ol durante siglos, conservando su lengua y su identidad a pesar de haber sido expulsados. "Todos mis ancestros de Sefarad han tomado el camino de n¨®madas, Espa?a en el coraz¨®n de mi guitarra, desde Asturias a Gibraltar, Espa?a en el fondo de mi memoria desde Galicia a las Baleares" (George Moustaki).
Durante las celebraciones de 1992 se record¨® tambi¨¦n la expulsi¨®n de los espa?oles de religi¨®n jud¨ªa y se otorg¨® el Premio Pr¨ªncipe de Asturias a sus herederos, las distintas comunidades sefard¨ªes del mundo. Se manifest¨® entonces la necesidad de otro acercamiento a lo sefard¨ª.
Las comunidades sefard¨ªes, incluyendo la de Israel, se desarrollan en el seno de otras culturas y carecen de organismos de representaci¨®n democr¨¢tica. Pero hay, paralelamente, organizaciones creadas por quienes bien podr¨ªan ser personajes de Albert Cohen, empe?ados en poner en sus tarjetas de presentaci¨®n -dado que no pueden desarrollar sus ambiciones pol¨ªticas en las sociedades en las que viven- organizaciones leg¨ªtimas inventadas, con buenas intenciones, que ¨²nicamente son representativas de s¨ª mismos. El resultado es que a los sefard¨ªes como grupo cultural no nos representan. Y los proyectos que expresan carecen de una direcci¨®n que ordene sus buenas intenciones. Por otro lado, en muchas ocasiones lo sefard¨ª se vuelve moneda de cambio para admirar lo jud¨ªo, pero sin tener un proyecto que afiance su conocimiento y su futuro.
Era necesario, en consecuencia, un lugar de encuentro donde los sefard¨ªes pudi¨¦ramos reflejarnos como cultura, y tambi¨¦n era necesario que la actual Espa?a democr¨¢tica fuera activa en la recuperaci¨®n de esta memoria hist¨®rica. Como dec¨ªa Jacob Hassan, medio en broma medio en serio, los sefarfd¨ªes somos una de las nacionalidades espa?olas pero sin territorio. Lo grave es que hoy, cuando m¨¢s se reivindica esta memoria, es cuando est¨¢ desapareciendo.
?Hay que revivir una lengua con monitores de respiraci¨®n asistida? En Estambul, donde existe una numerosa comunidad sefard¨ª, los j¨®venes perdieron la lengua y son la primera generaci¨®n que habla el turco, reivindicando esa nacionalidad pero sin perder el inter¨¦s por la Espa?a actual. Gracias al Instituto Cervantes (en su sede de Madrid tiene en proyecto una oficina para el judeo-espa?ol) se edita El amanecer en esta lengua. Cuando las comunidades sefard¨ªes empiezan a desistir, viene el aliento de Espa?a para dar continuidad a un patrimonio espa?ol que se debe afianzar. Y si bien no creo en una resurrecci¨®n asistida, creo en la obligatoriedad del conocimiento. Por esto es necesaria la centralidad de Espa?a en relaci¨®n con las comunidades sefard¨ªes, para fomentar el estudio serio del pasado, dando expresi¨®n a la actualidad y al ayer reciente.
En conclusi¨®n, promover la centralidad de Espa?a e Israel en los temas sefard¨ªes, resolver asuntos acad¨¦micos -como "la guerra de la k" entorno a la graf¨ªa del judeoespa?ol-, apoyar los estudios cient¨ªficos y el folclore, pero tambi¨¦n atender la creaci¨®n de los sefard¨ªes en otras lenguas. El¨ªas Canetti o Albert Cohen lo eran y muchos asquenazis (jud¨ªos originales de Centroeuropa y que difieren de lo sefard¨ª en pocas tradiciones) en Latinoam¨¦rica se sienten jud¨ªos gracias a Sefarad, seg¨²n se?alaba el escritor Edgardo Cozarinsky. Es decir, vuelven a lo jud¨ªo, en un movimiento parad¨®jico, por su lengua espa?ola actual.
Para incorporar el pasado mirando hacia el futuro, lo esencial es sumar acciones, asumiendo por parte de Espa?a su papel indispensable y su representaci¨®n y compromiso. Para Ana Salom¨®n, embajadora en misi¨®n especial para las relaciones con la comunidad y las organizaciones jud¨ªas, y ahora tambi¨¦n directora de la Casa Sefarad-Israel, el incluir la palabra Israel en la denominaci¨®n de la nueva instituci¨®n refleja la idea de una cultura m¨¢s amplia de lo hispanojud¨ªo, que abarca el Talmud, la poes¨ªa, el Zohar (el libro de la m¨ªstica jud¨ªa que surgi¨® en Espa?a) y tanto a Israel y Espa?a como a la di¨¢spora. Porque esta iniciativa es expresi¨®n de la necesidad de profundizar en el estudio del legado de la cultura sefard¨ª como parte integrante y viva de la cultura espa?ola. La Casa Sefarad-Israel puede por fin darnos a los espa?oles sefard¨ªes, a los sefard¨ªes de la di¨¢spora y de Israel y a aquellos asquenazis que hablan espa?ol, al igual que a los dem¨¢s espa?oles interesados en su propia cultura, una oportunidad de romper arraigados y nuevos estereotipos en una casa con muchas puertas de entrada "para no toparla cerrada", y con ventanas inesperadas.
Esther Bendahan es escritora.
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