Alice Lakwena, terrorista del Movimiento del Esp¨ªritu Santo
Su grupo us¨® a 20.000 ni?os como soldados
Alice Lakwena fue la fundadora del Movimiento del Esp¨ªritu Santo, cuyo Ej¨¦rcito de Resistencia del Se?or (LRA, siglas en ingl¨¦s) ha sido el grupo armado fundamentalista cristiano que ha aterrorizado 20 a?os el norte de Uganda, utilizando ni?os soldado. Muri¨® en enero en el campo de refugiados de Daadab (Kenia), y fue enterrada el pasado d¨ªa 3 en su natal distrito de Gulu. Ten¨ªa 50 a?os.
Alice Lakwena (apellidada realmente Auma, se hizo llamar Lakwena, que significa "mensajera" en lengua acholi) siempre se rode¨® de un aura de bruja, y construy¨® en torno a s¨ª un mito que manten¨ªa a sus paisanos en una mezcla de respeto y terror.
Lakwena, esgrimiendo sectarias interpretaciones de los diez mandamientos y argumentando que el Esp¨ªritu Santo la hab¨ªa elegido tras misteriosos coloquios en la profundidad de la selva, se alz¨® contra la victoria militar en 1986 de Yoweri Museveni sobre los sucesores de Idi Amin, los norte?os Milton Obote y Tito Okello.
S¨®lo ahora parece ir en serio el intento de acabar la guerra entre el Gobierno de Kampala y el LRA; realmente, el grupo guerrillero sufri¨® una derrota clave en 1988, pese a que Lakwena alardeaba de que sus soldados, gracias a un juramento sagrado y a persignarse ritualmente, resultaban invulnerables a las balas enemigas.
El mando del movimiento lo recogi¨® su primo Joseph Kony, que no ha podido convencer a la comunidad internacional de que el LRA no es un grupo terrorista, culpable de secuestrar a unos 20.000 ni?os y ni?as y convertirlos en luchadores o esclavas sexuales. Se dice que el propio Kony ten¨ªa un har¨¦n de 60 muchachas.
El l¨ªder del LRA ha seguido manteniendo en su ret¨®rica la l¨ªnea de Lakwena: "No me comunico con Museveni por tel¨¦fono, sino mediante los santos esp¨ªritus". Pero en la actualidad el Sud¨¢n gobernado por los islamistas no brinda ya el mismo apoyo que no tuvo inconveniente en proporcionar anta?o a los rebeldes fundamentalistas cristianos de Uganda, y por consiguiente Kony se ve impelido a buscar una salida, y m¨¢s cuando el Tribunal Penal Internacional acaba de mostrar su intenci¨®n de perseguir a los reclutadores de ni?os soldado.
Pero, aunque llegue a cesar, la tragedia que provoc¨® el LRA en Uganda alcanza ya a varias generaciones. Un mill¨®n y medio de personas se han visto forzados a huir de sus hogares. Las cifras reales de muertos y mutilados a¨²n no se saben.
Las iglesias cristianas han desempe?ado un decisivo papel en el dif¨ªcil di¨¢logo entre el Gobierno y los representantes acholis. Lakwena y Kony nunca se recataron de afirmar que, si su pueblo no les secundaba, deb¨ªa ser castigado por el LRA. Pero los tiempos son otros.
Las ¨²ltimas noticias hablan de que contingentes de guerrilleros est¨¢n entrando en Uganda a rendirse, procedentes de Sud¨¢n, sobre todo por la zona de Kitgum (que hace a?os fue escenario de una gran epidemia de ¨¦bola). Muchos de los que vuelven fueron en su momento ni?os secuestrados por el movimiento de Lakwena y Kony y no saben c¨®mo ser¨¢n recibidos al regresar a su lugar de origen.
La gran inc¨®gnita pol¨ªtica es si Museveni apostar¨¢ por aflojar su poder personalista (aunque formalmente refrendado en las urnas) y buscar¨¢ el entendimiento real con minor¨ªas como la acholi. S¨®lo si la paz en Uganda se asienta sobre esas bases de respeto, podr¨¢ olvidar el pa¨ªs la sombra siniestra, y a¨²n poderosa en el fondo de los corazones, de alguien como Alice Lakwena.
La fundadora del Movimiento del Esp¨ªritu Santo se mostr¨® irreductible hasta el final. Recientemente declaraba en una entrevista en el campo de refugiados para el Daily Nation de Kampala: "Soy la profeta de Uganda".
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