Buenos n¨²meros
Los datos de crecimiento del PIB el pasado a?o (3,8%), difundidos ayer por el Banco de Espa?a, confirman el buen comportamiento de nuestra econom¨ªa, tanto m¨¢s destacable cuanto m¨¢s larga es la fase expansiva en la que est¨¢ inmersa. Durante una d¨¦cada ha crecido por encima de la media europea. De las se?ales de los ¨²ltimos meses se deduce que la bonanza contin¨²a e incluso mejora ligeramente la composici¨®n del crecimiento necesario para garantizar la sostenibilidad a medio plazo. La otra se?al favorable es la mejora de las expectativas inflacionistas. En gran medida como consecuencia de la bajada de los precios energ¨¦ticos, pero tambi¨¦n al moderado crecimiento de los salarios y al endurecimiento de la pol¨ªtica monetaria. La inflaci¨®n se mantiene en niveles relativamente bajos y es probable que contin¨²e durante buena parte de 2007. De ser as¨ª, la maltrecha competitividad exterior ver¨¢ frenado su ritmo de deterioro.
Frenar las p¨¦rdidas de competitividad es muy importante en una econom¨ªa como la espa?ola, en la que el d¨¦ficit exterior se aproxima al 9% del PIB. Aun cuando en ese desequilibrio concurra el importante crecimiento de la demanda interna en los ¨²ltimos a?os, no puede ocultarse el poderoso efecto derivado de la incapacidad de las exportaciones espa?olas para hacerse un hueco en el entorno global. Lo relevante del d¨¦ficit exterior no es tanto c¨®mo financiarlo, hasta ahora sin problema, sino las importantes limitaciones que el sistema econ¨®mico espa?ol muestra.
En algunos medios internacionales se ha indicado el riesgo de que Espa?a, de persistir en su p¨¦rdida de productividad y competitividad, pudiera llegar a exhibir un cuadro similar al de Portugal e Italia. Siendo cierto que en el medio y largo plazo las posibilidades de crecimiento no est¨¢n garantizadas, no lo es menos que la capacidad de maniobra que tiene nuestra econom¨ªa a trav¨¦s del saneamiento de sus finanzas p¨²blicas y de un sistema financiero eficiente alejan parcialmente ese peligro.
Ese riesgo desaparecer¨¢ cuando la dotaci¨®n de ventajas competitivas se asiente en un grado de capitalizaci¨®n similar al de las econom¨ªas m¨¢s avanzadas y en un funcionamiento de las instituciones igualmente aceptable. Ello requiere inversi¨®n. Desde luego privada, a trav¨¦s de la diversificaci¨®n m¨¢s all¨¢ de la construcci¨®n. Pero tambi¨¦n p¨²blica, a trav¨¦s de la se?alizaci¨®n de esa senda m¨¢s intensiva en conocimiento, por la que ser¨ªa necesario que discurriera la econom¨ªa en el futuro.
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