Una odisea para abortar
S¨®lo tres ginec¨®logos practican interrupciones del embarazo en la sanidad p¨²blica y en Ourense hasta un camillero se declar¨® objetor para negarse a trasladar a una mujer
El 3 de enero, Ana Mar¨ªa tuvo un parto inducido, que le dur¨® ocho horas, de un feto de 18 semanas de gestaci¨®n. El feto, con serias malformaciones, hac¨ªa inviable el embarazo y Ana Mar¨ªa, que se hab¨ªa enterado de la tragedia por la amniocentesis -prueba prenatal que detecta defectos gen¨¦ticos- cuando estaba de 16 semanas, decidi¨® acogerse al tercer supuesto que recoge la ley para autorizar un aborto en Espa?a. Empadronada en Santiago, en donde todos los ginec¨®logos se declaran objetores, Ana Mar¨ªa no ten¨ªa m¨¢s opci¨®n, a trav¨¦s de la red p¨²blica, que acudir a Madrid. Movi¨® cielo y tierra y consigui¨® que un especialista orensano le programara el aborto. Tras ocho laboriosas horas, con el dolor trastabillando cuerpo y mente, el celador que deb¨ªa trasladarla se declar¨® objetor y Ana Mar¨ªa tuvo que ser transportada del paritorio por un puro arranque de genio de la matrona.
"Desde el nuevo Gobierno se han ido dando pasos, pero el proceso es muy lento"
"Me dijeron que no ten¨ªa m¨¢s opci¨®n que ir a Madrid a una cl¨ªnica concertada"
Cuando le dieron el resultado de la amniocentesis del que iba a ser su tercer hijo, el embarazo de Ana Mar¨ªa se convirti¨® en su mayor dolor. El feto ten¨ªa diversas malformaciones - entre ellas, una hidrocefalia- que se confirmaron en una prueba realizada d¨ªas despu¨¦s. Para entonces ya portaba un embri¨®n inviable de 18 semanas en su vientre. Una gestante de m¨¢s de 22 semanas no puede abortar legalmente en Espa?a. Esto es, no puede acogerse a ninguno de los tres supuestos por los que la ley abre una rendija. "No nos enga?emos", sostiene Celsa Perdiz, asistenta social del Centro de Orientaci¨®n Familiar (COF) de Ourense, "en Espa?a el aborto es un delito tipificado en el C¨®digo Penal, s¨®lo que la ley lo autoriza cuando se dan tres circunstancias muy concretas".
En el caso de Ana Mar¨ªa (nombre supuesto bajo el que preserva su identidad la compostelana), su embarazo, el supuesto C de los tres, no pod¨ªa realizarse en su ciudad por la sencilla raz¨®n de que no hay ginec¨®logos que no sean objetores. "Nunca te planteas estas cosas hasta que no te ocurren", comenta la mujer con la voz a¨²n quebrada m¨¢s de un mes despu¨¦s, "pero nos puede pasar a cualquiera y entonces te das cuenta de la doble moral con la que vivimos".
A Ana Mar¨ªa se le vino el mundo abajo. "Tuve claro que quer¨ªa abortar y no ten¨ªa opci¨®n para hacerlo en mi ciudad", recuerda a¨²n afectada. "Me dijeron que no ten¨ªa m¨¢s posibilidad que ir a Madrid, a una cl¨ªnica privada-concertada, y yo sent¨ª que era un dolor tras otro. Ya estaba rota".
As¨ª que, con la vida y el alma partidas, recurri¨® a un familiar que consigui¨® un equipo m¨¦dico orensano dispuesto a ayudarla. Ginec¨®logo, matrona, enfermera y anestesista programaron la intervenci¨®n, "que dur¨® ocho horas de un parto lento, muy lento, y tambi¨¦n muy doloroso" realizado con epidural. Apenas salida del paritorio, se enfrent¨® a un nuevo rechazo. "El celador que ten¨ªa que llevar la camilla se neg¨®" aduciendo inopinadamente una objeci¨®n de conciencia que, en su caso, de mero portador de una paciente, no existe. La matrona que la hab¨ªa atendido clam¨® al cielo y se hizo cargo de la situaci¨®n. El celador fue finalmente amonestado.
El doctor Jos¨¦ Luis Doval -hasta hace a?o y medio el ¨²nico especialista que practicaba abortos en la sanidad p¨²blica gallega- habla tambi¨¦n de doble moral. "La ley favorece que se puedan practicar abortos si hay voluntad", se?ala. Pero esta voluntad ha campado hasta ahora a sus anchas en la sanidad p¨²blica.
Doval, coordinador de ginecolog¨ªa del complejo hospitalario orensano, reconoce que desde la llegada del nuevo Gobierno a la Xunta se han ido dando pasos "aunque desde luego es un proceso muy lento".
En similares t¨¦rminos se expresa Celsa Perdiz, quien sostiene que "la conselleira [Mar¨ªa Jos¨¦ Rubio] est¨¢ interesada en esta cuesti¨®n, y de hecho ha dejado ya clara su postura progresista y feminista, pero nos queda a¨²n mucho camino. Ah¨ª est¨¢ Portugal que empieza a adelantarnos en determinados conceptos". Al aludido inter¨¦s de la responsable de Sanidade de la Xunta por los asuntos de la mujer se debe, de hecho, la puesta en marcha de un todav¨ªa precario servicio en A Coru?a, para el ¨¢rea de influencia del Juan Canalejo, pero que supone "un primer paso en la normalizaci¨®n de esta pr¨¢ctica en Galicia", se?ala la coordinadora del COF.
Desde hace apenas tres meses, la poblaci¨®n de ese entorno puede acudir al hospital coru?¨¦s a realizar abortos de m¨¢s de 12 semanas de duraci¨®n (supuesto C de la ley). Los de menos de 12 semanas (supuestos A y B, referidos respectivamente, al riesgo para la salud f¨ªsica o ps¨ªquica de la madre o a violaciones denunciadas), se derivan a cl¨ªnicas privadas-concertadas con el Sergas, en donde disminuye la objeci¨®n.
Pluses para evitar objeciones
Para fomentar la voluntad de los ginec¨®logos de la sanidad p¨²blica, la Conseller¨ªa ha tenido que forzar algo la m¨¢quina haciendo listados oficiales de los m¨¦dicos que se declaran objetores y, de otra parte, ofreciendo un plus de sueldo por la pr¨¢ctica de abortos.
Distinto es el caso de Pontevedra. No se practica ninguna interrupci¨®n voluntaria del embarazo en la sanidad p¨²blica (todos los ginec¨®logos son objetores) y la poblaci¨®n se remite a Ourense. En el industrializado Vigo, dos m¨¦dicos realizan abortos legales en el caso de gestaciones de menos de 12 semanas, desde hace a?o y medio, en el ¨¢rea de influencia del hospital Xeral (unas 500.000 personas).
En total, tres ginec¨®logos en toda Galicia. "Un peque?o avance", sostiene Doval, convencido de que, poco a poco, se ir¨¢ abriendo camino. "En su momento", dice en alusi¨®n a cuando se aprob¨® la ley, en 1985, "hab¨ªa un componente ideol¨®gico y pol¨ªtico importante, pero ¨¦ste se ha ido diluyendo y ahora la pr¨¢ctica del aborto amparado por la ley se entiende ya como una prestaci¨®n sanitaria a la mujer".
Lo cierto es que, como reconoce la asistenta social del COF orensano, "todos los prejuicios que tienen los sanitarios de la p¨²blica suelen desaparecer en la privada, en donde acaban realizando sin problemas de conciencia los abortos autorizados que les demandan".
En opini¨®n de Celsa Perdiz, las demandas feministas han bajado el tono en los ¨²ltimos tiempos. "Aun valorando los pasos que est¨¢ dando el nuevo Gobierno de la Xunta, hay que animarlo a que tenga m¨¢s valor", concluye.
De momento, la escasez de especialistas dispuestos a practicar abortos terap¨¦uticos provoca situaciones parad¨®jicas, como el cruce continuo de mujeres entre Vigo y Ourense: los de menos de 12 semanas de gestaci¨®n que se solicitan en Ourense se trasladan a Vigo y los de m¨¢s de 12 semanas que se piden en Vigo se derivan a Ourense.
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