Verismo del siglo XXI

Sicilia, Calabria: son los lugares en que se ambienta este programa l¨ªrico, con una llamada evidente a las ra¨ªces, a la fuerza de la tierra y los sentimientos primitivos. Los dramas cotidianos se apoderaron de la ¨®pera con el movimiento verista. El d¨²o Cavalleria rusticana-I pagliacci, piedra fundacional de esta atracci¨®n por las realidades m¨¢s s¨®rdidas, genera problemas puntuales desde una concepci¨®n actual precisamente por la desmesura. L¨®pez Cobos no renunci¨® a su proverbial sentido de organizaci¨®n, pero puso m¨¢s fuego de lo que en ¨¦l es habitual y los resultados art¨ªsticos se dejaron notar favorablemente. Acompa?¨® con mimo a los cantantes y consigui¨® una atm¨®sfera impregnada de sutileza musical en el teatro dentro del teatro de Leoncavallo. Acert¨® de pleno. La orquesta respondi¨®. Y el coro: con br¨ªo, con clase, tanto teatral como musicalmente. El espect¨¢culo estaba doblemente armado por la parte de los cuerpos estables. Del Monaco prescinde de la especificidad siciliana en Cavalleria, y vuelca el drama en un simbolismo abstracto, en blancos y negros, que remite a una mezcla de tragedia griega y recreaci¨®n lorquiana. Lo que parece importar es la ceremonia teatral, la sublimaci¨®n universal de los ecos de esta historia de celos, religi¨®n y venganza. Aunque seguramente es lo que se busca, es inevitable una sensaci¨®n de distancia. No tengo claro que sea la mejor soluci¨®n. En I pagliacci todo funciona con una mayor naturalidad, tal vez porque la dimensi¨®n intelectual es m¨¢s compleja. La evocaci¨®n cinematogr¨¢fica, la continuidad entre el teatro y la vida, la supervivencia del esp¨ªritu ambulante, la b¨²squeda desesperada de un hueco para cualquier brizna de amor se van entrelazando gracias a un dominio teatral apabullante de la escena y a una riqueza de pensamiento.

Se integran mejor las mujeres en la concepci¨®n del espect¨¢culo, tanto Violeta Urmana (Santuzza), como una arrebatada e imponente Mar¨ªa Bayo (Nedda), que se deja la piel en cada instante para desarrollar un papel muy diferente de los habituales suyos. Los tenores cumplen, pero no enamoran.