Los costes de sanidad no son demasiado altos
Existe un consenso casi total en diversos pa¨ªses europeos de que el consumo total de la atenci¨®n sanitaria est¨¢ caminando hacia una cat¨¢strofe fiscal. Pero la creencia de que los costes sanitarios est¨¢n amenazando las econom¨ªas europeas carece de fundamento real. Si analizamos procedimiento tras procedimiento, constataremos que estos costes est¨¢n, incluso, bajando. Es el gasto el que est¨¢ subiendo, que no es lo mismo en absoluto. La llegada de t¨¦cnicas m¨ªnimamente invasivas significa que una operaci¨®n, por ejemplo de la ves¨ªcula biliar, ha bajado sustancialmente de precio. Normalmente, el paciente puede retornar al d¨ªa siguiente al trabajo en lugar de quedar sentado en casa una semana como hasta hace poco.
Pero por el hecho de que muchas personas ahora quieren someterse a una tal operaci¨®n, el coste total est¨¢ aumentando. Gran parte de los gastos de atenci¨®n sanitaria se emplean en los muy enfermos. En los ¨²ltimos 30 a?os, el ¨ªndice de fallecimientos por infartos ha bajado much¨ªsimo y millones de supervivientes contin¨²an yendo al trabajo o jugando con sus nietos. Cierto que la atenci¨®n sanitaria exitosa crea m¨¢s gastos. Muchas de las personas que sol¨ªan morir a ra¨ªz de un infarto est¨¢n viviendo ahora bajo el consumo de medicamentos caros y visitas a especialistas. ?Significa esto que deber¨ªamos parar de salvar a las v¨ªctimas de infartos? Adem¨¢s, el gasto de una persona es la entrada de otra. La industria sanitaria es actualmente enorme y uno de los empleadores mayores. Su cuota del producto interior bruto est¨¢ manteniendo su tendencia al alza. Cierto que existe un problema de despilfarro serio de atenci¨®n sanitaria en los pa¨ªses europeos, que debe ser atajado, pero compensarlo a costa de los enfermos y de los socialmente m¨¢s d¨¦biles es injusto. Hay que compatibilizar la mejora sanitaria con la reducci¨®n de costes. Es posible, evitando o recortando al m¨¢ximo las listas de espera, los traslados de un centro a otro o de una localidad a otra; usando productos eficaces, pero tambi¨¦n f¨¢ciles de manejar; implicando a los enfermos, por ejemplo mediante sensores que les permitan, donde sea posible, seguir el desarrollo de sus males; coordinando la actividad entre diversos m¨¦dicos, especialistas y centros, evitando de ese modo errores de comisi¨®n y omisi¨®n mediante el uso sensato de las tecnolog¨ªas de la informaci¨®n, por ejemplo a la hora de expedir recetas o actualizar las fichas de los enfermos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.