El debate sobre el creacionismo y el dise?o inteligente
El autor sostiene que es posible la compatibilidad entre determinada creencia religiosa y la aceptaci¨®n de la evoluci¨®n
Las noticias en torno a lo que gen¨¦ricamente se suele llamar "creacionismo" ocupan peri¨®dicamente apartados en los peri¨®dicos. Por lo general, dichas noticias proceden de Estados Unidos, donde los partidarios de sus tesis han llegado a gozar de simpat¨ªas hasta en los niveles pol¨ªticamente m¨¢s altos. El acoso a los docentes de segunda ense?anza que "osan" defender los postulados evolucionistas es, en determinados ambientes, y en ciertos estados, preocupante, de tal manera que no es infrecuente que colegas que ejercen su labor acad¨¦mica en las m¨¢s prestigiosas universidades de dicho pa¨ªs, tengan que implicarse en la defensa de ciertos postulados cient¨ªficos.
Ahora bien, a lo que estamos asistiendo en este momento es a un fen¨®meno nuevo, ya que se da en el viejo continente y, por esa y otras razones, es especialmente preocupante. Me estoy refiriendo al caso polaco. Vayamos por partes en el an¨¢lisis, ya que es mi parecer que con frecuencia se mezclan churras y merinas. En los ¨²ltimos a?os hab¨ªa habido intentos, en determinados c¨ªrculos, de importar a Europa, desde el otro lado del Atl¨¢ntico, argumentos a favor de la ense?anza del llamado "dise?o inteligente", intentos en los que se hab¨ªan implicado incluso jerarqu¨ªas de la Iglesia cat¨®lica. Y digo "incluso" porque, durante decenios, los sectores cristianos m¨¢s beligerantes con la evoluci¨®n han estado ubicados en iglesias protestantes de ra¨ªz calvinista.
Las noticias que trascienden de Polonia nos hablan de una situaci¨®n de especial virulencia, ya que no parecen ser argumentos a favor del "dise?o inteligente" los que se esgrimen, sino de creacionismo antievolucionista puro y duro. La diferencia no es balad¨ª, y un peque?o an¨¢lisis hist¨®rico puede ayudar a entenderla. En la introducci¨®n a El origen de las especies, Charles Darwin lleva a cabo un peque?o alegato contra la "creaci¨®n independiente" de las especies. En lo sustancial no lo modifica en las sucesivas ediciones, hasta la sexta y ¨²ltima, que aparece 18 a?os despu¨¦s de la primera, en 1877. Creo que aqu¨ª Darwin reflejaba perfectamente la concepci¨®n de¨ªsta que profesaba en un primer momento, que implicaba lo que ahora llamamos "dise?o inteligente", es decir, no negar la posibilidad de una acci¨®n divina primera, desencadenante de todo el proceso "transformista", sino el de la creaci¨®n por separado de especie tras especie.
Son muchos los estudiosos de la obra de Darwin que postulan que desde ese primer de¨ªsmo deriv¨® hacia una postura agn¨®stica o claramente atea. Pero lo que aqu¨ª me interesa subrayar es el hecho de la compatibilidad que puede darse entre determinada creencia religiosa y la aceptaci¨®n de la evoluci¨®n. En un libro ya cl¨¢sico sobre Lamarck (Lamarck ou le mythe du pr¨¦curseur, 1979) Madeleine Barth¨¦lemy-Madaule argumenta que dicho naturalista fue posiblemente el pionero en reducir el rol de la divinidad a algo primero y puntual, sin intervenci¨®n posterior en el proceso de la evoluci¨®n, muy en la l¨ªnea de su de¨ªsmo jacobino.
Por supuesto, ser¨ªa absurdo negar el progreso que hist¨®ricamente supuso pasar del creacionismo espec¨ªfico a la simple causa motora. En un momento como el presente, en el que la teor¨ªa evolutiva es una de las bases del conocimiento cient¨ªfico, considero que un creyente (y ¨¦sa no es mi condici¨®n) que acepte aqu¨¦lla tiene no solamente el derecho, sino incluso el deber, de plantearse el papel del Ser Supremo en el contexto, y que s¨®lo hay dos maneras de superar la contradicci¨®n que surge: o negar totalmente dicho papel, lo que podr¨ªa conllevar a su vez la negaci¨®n de la existencia del Ser, o reducirlo a una prima causa. En cualquier caso, es una decisi¨®n individual, un conflicto en el seno de la propia fe del individuo, de manera que, igual que no puede esperar una soluci¨®n externa a la crisis que conllevar¨ªa la primera opci¨®n, tampoco la puede esperar para la segunda, convirtiendo el principio del "dise?o inteligente" en materia docente. Y ¨¦sa ha sido durante muchos a?os la actitud mayoritaria en Europa, desde la de bi¨®logos creyentes que asum¨ªan el posible conflicto como una cuesti¨®n ¨ªntima y personal, hasta la de un Teilhard de Chardin, por ejemplo, que llevaba a cabo una reflexi¨®n a prop¨®sito, que le¨ªa quien quer¨ªa.
Todo apunta a que lo que est¨¢ pasando en Polonia va mucho m¨¢s all¨¢ de la exteriorizaci¨®n de cuestiones personales, incluso de intentos de "socializaci¨®n" del principio de la causa primera, y que estamos asistiendo a un verdadero asalto a la racionalidad sobre la que descansa la ciencia. En una Europa que deriva r¨¢pidamente hacia la multiconfesionalidad, con presencia de opciones religiosas que no han asumido a¨²n los principios del libre examen, se corre el riesgo de abrir la caja de los truenos.
Adri¨¤ Casinos es catedr¨¢tico de Zoolog¨ªa de la Universidad de Barcelona.
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