John Terry y la flema imperial
"Los delanteros te ganan partidos. Los defensores te ganan campeonatos". John Gregory, ex t¨¦cnico del Aston Villa.
Si uno desea comprender, sin echarle demasiadas ganas, c¨®mo fue que una isla lluviosa del noroeste europeo logr¨® controlar a lo largo de un siglo un imperio de medio mundo, tiene, al menos, dos posibilidades.
Una, alquilar la pel¨ªcula Zul¨², la recreaci¨®n de una batalla del siglo XIX en la que 140 soldados brit¨¢nicos, 40 de ellos enfermos o heridos, repelieron a un ej¨¦rcito de 4.500 zul¨²es. El Sargento Bourne, corpach¨®n y casi absurdamente flem¨¢tico bajo fuego, es el personaje que define la improbable victoria de los pocos contra los muchos.
La segunda posibilidad es ver un partido de f¨²tbol del Chelsea y fijarse en el capit¨¢n del equipo, y actual capit¨¢n de la selecci¨®n inglesa, John Terry. Se ha hablado mucho en Espa?a, y con raz¨®n, del botellazo que le dieron a Juande Ramos el mi¨¦rcoles en el campo del Betis. Pero, ?algui¨¦n vio la patada que le dieron a Terry en la cara el domingo pasado? Ni Mike Tyson... aunque fuera, a diferencia de lo ocurrido en Sevilla, un accidente. Terry, en un exceso demencial de coraje, coloc¨® la cabeza en un sitio donde lo m¨¢s sensato hubiera sido colocar el pie. El central londinense se qued¨® no s¨®lo frito, sino azul. Se trag¨® la lengua y durante unos instantes dej¨® de respirar. Lo retiraron del campo inconsciente con una m¨¢scara de ox¨ªgeno.
Jos¨¦ Mourinho, el entrenador del Chelsea, y varios de sus jugadores confesaron que llegaron a temer que podr¨ªa morir. Pero lo llevaron al hospital, establecieron que vivir¨ªa, y una hora y media despu¨¦s del patad¨®n estaba de vuelta con sus compa?eros de equipo, celebrando la victoria que acababan de lograr contra el Arsenal en la final de la Carling Cup. El equipo festej¨® el triunfo en un bar hasta las tres de la ma?ana. La cuenta de las bebidas fue de 45.000 euros. Terry, seg¨²n la versi¨®n oficial, no bebi¨®. Lo cual, si es verdad, y tomando en cuenta que en este aspecto el capit¨¢n ingl¨¦s tiene fama de encarnar los vicios de su tribu, nos permite agregar una heroica autodisciplina a su lista de admirables cualidades.
El d¨ªa siguiente Terry se declar¨® listo para volver al campo cuando el entrenador lo ordenara, pero los m¨¦dicos le acosenjaron que, por precauci¨®n, no jugara este fin de semana. El centrocampista del Arsenal que le dio en la cara, en cambio, se ha lesionado el tobillo. Estar¨¢ fuera por lo menos medio mes.
Si a Terry se le adornara con un buen bigote y patillas, se lo vistiera de rojo militar y se le pusiera una bayoneta en la mano ser¨ªa la imagen del Sargento Bourne. Del mismo modo que el Sargento Bourne afeitado, vestido de pantal¨®n corto y camiseta azul ser¨ªa John Terry.
El capit¨¢n del Chelsea es un central fuerte, alto e imperturbable, cuya capacidad para repeler ataques enemigos ha sido el factor decisivo en los dos campeonatos que ha ganado su club en las ¨²ltimas dos temporadas. Si hoy el Chelsea se ha convertido, de la nada, en una de las potencias futbol¨ªsticas de Europa, se debe en gran medida a la influencia de su capit¨¢n. Y no s¨®lo por sus dones defensivos, por su garra e inteligente colocaci¨®n, sino por el ejemplo moral que da a sus compa?eros. Terry posee esa capacidad m¨¢gica, dificil de definir, de inspirar a los que le rodean, a comprometerles m¨¢s con la causa. Samuel Eto'o tiene un impacto parecido sobre sus compa?eros del Bar?a. Eto'o tira desde adelante; Terry empuja desde atr¨¢s. Como suele ser con los jugadores del antiguo imperio.
Inglaterra se ha distinguido a lo largo de los a?os m¨¢s por la calidad de sus defensores que de sus jugadores de ataque. El f¨²tbol ingl¨¦s, como la pintura inglesa, produce pocos artistas de renombre. Lo que s¨ª hay en abundancia son buenos soldados. John Terry forma parte de una venerable tradici¨®n.
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