La perra de las galaxias
El lunes pasado, a las 17.40 horas, en el programa El Club, de mi admirado Albert Om, entrevistaban al actor Juan Luis Galiardo. ?ste, con su habitual desparpajo y simpat¨ªa, explic¨® que est¨¢ casado con una catalana y se explay¨® hablando de las diferencias entre los distintos habitantes de la pen¨ªnsula ib¨¦rica desde hace siglos. Albert Om le hac¨ªa las preguntas en catal¨¢n, que el hombre entiende perfectamente, y ¨¦l contestaba en castellano. Por eso, en un momento dado, Om le pregunt¨® si no hablaba catal¨¢n. Y el actor contest¨® que no, a pesar de que lo entiende sin problemas, porque, como cont¨®, su pareja es catalana. (Se deduc¨ªa de sus palabras que con su esposa habla en castellano). Sin embargo, a?adi¨® que, en cambio, tiene una perra, de nombre Tusquineta, a la que s¨ª que le habla en catal¨¢n. Oh, que emoci¨®n m¨¢s grande sent¨ª. En ese momento, la tal Tusquineta me pareci¨® que estaba haciendo un servicio a la humanidad comparable al de la perra Lassie, que muri¨® en el espacio por la ciencia. (Y, al menos, se libr¨® de o¨ªr la tremenda canci¨®n que le dedic¨® el grupo Mecano).
El actor Juan Luis Galiardo explic¨® que no habla catal¨¢n con su mujer, pero s¨ª con su perra 'Tusquineta'.
No es nueva esta interesante cuesti¨®n ling¨¹¨ªstica. No es la primera persona que me encuentro con esta manera de proceder: hablarle en castellano a los humanos y en catal¨¢n a los animales. Podr¨ªa ser al rev¨¦s. Pero no. Y como catalanohablante me alegro mucho. Recuerdo que en el programa Veterinaris, que se emiti¨® hace un tiempo en TV-3, asistimos a una escena parecida, entre un jinete con problemas de movilidad y el caballo con el que hac¨ªa terapia. El se?or era castellanohablante y, por lo tanto, se dirig¨ªa en castellano a la c¨¢mara. Pero cuando ten¨ªa que hablarle al ¨¦quido, lo hac¨ªa en catal¨¢n. Y, por cierto, era un catal¨¢n envidiable.
Esta cuesti¨®n me hace pensar que tienen raz¨®n los que dicen y escriben que el catal¨¢n no morir¨¢. Mientras haya un solo animal de compa?¨ªa que haya sido educado en la lengua de Espriu, estaremos salvados. Un solo Tresqui, un solo Bobi, una sola Tuca, una sola Mixeta, un solo F¨²ria y un solo Mil¨² nos mantendr¨¢n con vida. Mientras haya un solo castellanohablante que a la hora de dirigirse a su chucho le diga passa a jeure!, nuestra lengua no estar¨¢ en peligro de muerte. No importa que este mismo castellanohablante le hable luego en castellano a su pareja, amante, camello, barman, psic¨®logo o vendedor de top manta habitual. Lo que importa es que al perro le hable en catal¨¢n.
Yo veo mucho m¨¢s realista subvencionar a los adiestradores de animales para que den las ¨®rdenes en catal¨¢n a sus pupilos que subvencionar a los comerciantes para que rotulen en catal¨¢n. Prefiero que mis impuestos vayan a Mister Guau que no al creativo que ha ideado la dentadura postiza que te dice que hables catal¨¢n sin verg¨¹enza. Los del Institut d'Estudis Catalans y los del departamento de Normalizaci¨®n Ling¨¹¨ªstica, as¨ª como los ciudadanos preocupados por la salud de la lengua, lo que tienen que hacer es regalar perros dom¨¦sticos a diestro y siniestro. A los dirigentes pol¨ªticos y a los l¨ªderes de los ?etas. A los okupas y a los trileros. Es decir, a los sectores m¨¢s reacios a usar la lengua. El bicho obrar¨¢ el milagro. Luego, podemos intentarlo con animales en teor¨ªa menos comunicativos, como lagartos, hamsters o serpientes. Habremos triunfado el d¨ªa que consigamos que un chico que no piensa hablar catal¨¢n ni que le maten se dirija a su reptil con estas palabras: T¨¦, serpeta, mira quin ratolinet et porto per a que te'l cruspeixis.... Y luego, hasta podr¨ªamos extender la iniciativa a las plantas (que ya se sabe que crecen m¨¢s si se les habla). Si hacemos correr la voz de que las plantas de marihuana son catalanas, pronto tendremos a la mitad de la poblaci¨®n de entre 15 y 30 a?os recitando a Espriu frente a los tiestos del balc¨®n. Ya lo estoy viendo. El perro es el mejor amigo del catal¨¢n podr¨ªa ser un buen lema para la campa?a. Luego, cuando la cosa est¨¦ en marcha, yo misma montar¨¦ un partido para reclamar el biling¨¹ismo animal. Y, m¨¢s adelante, si hace falta, ya procuraremos que los Rotweiler estudien una quinta hora de alem¨¢n, para no perder el idioma, alabado sea el Se?or.
moliner.empar@gmail.com
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