Escenarios para la pintura
Ya en su anterior muestra madrile?a para este mismo espacio el factor m¨¢s novedoso de la propuesta formulada por Susy G¨®mez (Pollen?a, 1964) era sin duda el ¨¦nfasis inequ¨ªvoco otorgado a la pintura que, a diferencia de en su trabajo anterior, dejaba de estar circunscrita a la mera rectificaci¨®n superpuesta a una ampliaci¨®n fotogr¨¢fica o a la intervenci¨®n mural subordinada al planteamiento esc¨¦nico del espacio, para desplegar un ambicioso ciclo de lienzos de gran formato que compart¨ªa, con las restantes piezas de la exposici¨®n, el t¨ªtulo gen¨¦rico y elocuente de El flujo de la sangre.
Pues bien, la novedad ma
SUSY G?MEZ
'The desert shore'
Galer¨ªa Soledad Lorenzo ?rfila, 5. Madrid
Hasta el 4 de abril
yor de la muestra que actualmente presenta en Madrid la artista mallorquina vuelve a decantarse una vez m¨¢s del lado de lo pict¨®rico. Mas no precisamente porque imprima en esta ocasi¨®n al medio una en¨¦sima pirueta desplazando su aplicaci¨®n estrat¨¦gica hacia un registro insospechado, sino, bien al contrario, porque la serie de telas monumentales que engloba aqu¨ª bajo el lema De ah¨ª vengo eleva a mi juicio sensiblemente el list¨®n, en cuanto a enjundia e intensidad, con respecto a la calculada desma?a de las telas de 2004. Lo hace, adem¨¢s, a partir de un desdoblamiento parad¨®jico, entre esas tan radicalmente opuestas derivas que comparten el ciclo, la vigorosa gestualidad que imprime a la densa y arom¨¢tica sustancia del color en las abstracciones, de un lado; del otro, la impronta barroca de esos escenarios de tiniebla donde emerge la eficiente m¨ªmesis de un referente ic¨®nico -la ca¨ªda de la cascada, la gola, la vela encendida- en alusi¨®n can¨®nica al vano y quebradizo fluir de la existencia.
Sorprende en cualquier caso que Susy G¨®mez, que tantos y tan dispares registros ha acumulado en su trayectoria, lejos de ir relevando unos por otros, siga alentando todos conjuntamente. Y que no dude en convocarlos al un¨ªsono en esta muestra, hasta agobiar por entero el espacio de la galer¨ªa, con un resultado, curiosamente, no del todo desacertado. Pues a la pintura suma las cicl¨®peas piezas objetuales -unas descomunales gafas de espejo y un bolsito digno de aquella "mujer de 50 pies" de la ciencia-ficci¨®n de serie B- y a ¨¦stas las vestimentas que moldean en esta?o el cuerpo ausente, al igual que las grandes fotos rectificadas, ahora de una ¨²nica modelo seriada, as¨ª como una videoproyecci¨®n que documenta, se dir¨ªa que en tiempo real, un ritual enigm¨¢tico, eco en definitiva de esa suerte de ritualizaci¨®n esc¨¦nica que toda su obra establece en torno a la efigie femenina y su codificaci¨®n imaginaria.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.