Ni penas ni olvido
La antrop¨®loga Lola Canales rememora su experiencia en la c¨¢rcel de Ventas, en Madrid, acusada falsamente por el franquismo. Desde una perspectiva period¨ªstica, el libro detalla las terribles jornadas, el trato recibido y c¨®mo intentaban sobrellevar cada d¨ªa.
HISTORIA VIVA. Historia de las ¨²ltimas presas pol¨ªticas de la c¨¢rcel de Ventas
Lola Canales
Temas de Hoy. Madrid, 2006 318 p¨¢ginas. 19,59 euros
En la madrugada del 3 diciembre de 1968 tres funcionarios de la Brigada Pol¨ªtico Social, la polic¨ªa pol¨ªtica del franquismo, irrumpieron, guiados por el sereno, en el domicilio de una joven estudiante de Filosof¨ªa y Letras, Dolores Canales Bustamante, alias Lola, lo del alias fue el primer atisbo de las vejaciones y torturas que la esperar¨ªan en su primera noche en la sede de la tristemente c¨¦lebre DGS, bajo el reloj de la Puerta del Sol al que a¨²n le llaman reloj de Gobernaci¨®n y que volv¨ªa a marcar las horas hacia atr¨¢s en el ¨²ltimo tramo de la dictadura. Con un nuevo bandazo, el timonel parkinsoniano hab¨ªa puesto proa hacia el pasado m¨¢s represivo. Son tiempos excepcionales, las revueltas estudiantiles de Par¨ªs y Berkeley con sus ecos nacionales, los golpes de ETA y las huelgas obreras hacen temblar, a¨²n m¨¢s, el pulso del Estado. El delito de Canales consiste en haber participado en un reparto de panfletos convocando a una asamblea clandestina del sindicato democr¨¢tico de estudiantes, pero la polic¨ªa y la justicia, militar por supuesto, necesitan apuntarse tantos y la acusaci¨®n final, que pide 12 a?os para ella, hablar¨¢ de rebeli¨®n militar y de fabricaci¨®n de explosivos -adelant¨¢ndose unas d¨¦cadas a los peritos del ¨¢cido b¨®rico, el presidente del Consejo de Guerra Sumar¨ªsimo aceptar¨ªa como prueba del intento de fabricar explosivos la existencia de varios botes caducados de leche condensada en el piso que compart¨ªan algunos de los procesados-.
Casi cuarenta a?os despu¨¦s, Lola Canales, maestra, antrop¨®loga y pianista, rememora su diario de la c¨¢rcel desde una perspectiva period¨ªstica, profesi¨®n que ejerce en la actualidad, escribe con el coraz¨®n y al detalle las terribles jornadas de la vieja c¨¢rcel de mujeres de Ventas a punto de cerrarse, y los detalles son espeluznantes, la plaga de ratas que emerg¨ªan de los inodoros y que las internas deb¨ªan abatir a escobazos, y la gran invasi¨®n de cucarachas que enlutaron los grises muros carcelarios y que siguen siendo hoy su pesadilla. Sin odio y con impl¨ªcitas dosis de sentido del humor, Canales hace desfilar una galer¨ªa de personajes inolvidables, como la duquesa de Medina Sidonia, La Duquesa Roja, encarcelada tras los sucesos de Palomares; parricidas, descuartizadoras y sus compa?eras pol¨ªticas, compa?eras tambi¨¦n en la huelga de hambre y en las celdas de aislamiento, a las que han sido conducidas por cantar La Internacional el 1 de mayo en el patio de la c¨¢rcel con un lazo rojo a la cabeza. Las canciones forman el hilo conductor de la claustrof¨®bica trama y sus letras se reproducen, no son siempre himnos pol¨ªticos: las canciones de Paco Ib¨¢?ez y Jacques Brel, Bob Dylan, Serrat, Sinatra o los Beatles resuenan y se corean, siempre entonadas por Lola que cumplir¨ªa, entre Ventas y Alcal¨¢, un a?o de c¨¢rcel. Con autoiron¨ªa, la autora culmina con Franco la lista de agradecimientos: "Su castigo -execrable- me permiti¨® vivir la experiencia m¨¢s maravillosa de mi vida y, lo m¨¢s importante aprender a valorar al g¨¦nero humano en su justa medida".
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