Dos mundos en una ciudad
Entre el lujo europeo de la parte grecochipriota de Nicosia y la pobreza asi¨¢tica del norte turcochipriota apenas hay unos metros en l¨ªnea recta. Pero recorrer esa peque?a distancia supone un viaje atr¨¢s en el tiempo de m¨¢s de 40 a?os.
En el principal eje comercial al sur de la L¨ªnea Verde los turistas brit¨¢nicos husmean entre los escaparates, mientras trabajadores inmigrantes banglades¨ªes barren las aceras. Al norte de Ledra, los j¨®venes desempleados turcos llegados desde Anatolia fuman aburridos, en una imagen del pasado. La diferencia en renta por habitante no deja lugar a dudas: la zona grecochipriota -fueron los candidatos m¨¢s aventajados econ¨®micamente de la gran ampliaci¨®n de la Uni¨®n Europea- triplica la de la zona turca.
Para viajar entre los dos mundos de Nicosia hay que describir un semic¨ªrculo extramuros. Desde la plaza de Atat¨¹rk, en el norte, hay que caminar entre el Palacio de Justicia y la oficina de Correos principal, muestras de la arquitectura colonial brit¨¢nica, hasta atravesar la muralla veneciana de Nicosia. All¨ª se deja atr¨¢s, en el basti¨®n que ocupa el palacio presidencial.
Un poco m¨¢s all¨¢ est¨¢ Europa: los dos tercios de la isla no ocupados por Turqu¨ªa. El puesto de control de Naciones Unidas situado en el hotel Ledra sigue siendo por ahora el ¨²nico paso urbano de Nicosia, a la espera de la apertura del de la calle de Ledra.
Los carteles de "Peligro, minas, no pasar" siguen presentes en la ciudad que fue bizantina, de Ricardo Coraz¨®n de Le¨®n y de venecianos que huyeron de los otomanos, que se marcharon despu¨¦s ante el empuje de Imperio brit¨¢nico.
Los responsables de Naciones Unidas aseguran que, desde finales del a?o 2006, la L¨ªnea Verde ha sido completamente limpiada de minas y explosivos, al menos a su paso por la ciudad. Las excavadoras han dejado a la vista el antiguo dolor del coraz¨®n partido de Nicosia.
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