Un muro menos

El gesto grecochipriota de demoler el muro de la c¨¦ntrica calle que divide Nicosia desde hace d¨¦cadas debe ser saludado por su valent¨ªa, y as¨ª ha sido celebrado en Europa. Pese al valor exclusivamente simb¨®lico que por el momento representa acabar con un emblema de la divisi¨®n de la isla mediterr¨¢nea -la ca¨ªda del muro no significa la apertura sin restricciones de la calle a los civiles-, la decisi¨®n es una se?al de buena voluntad que deber¨ªa tener respuesta por parte turca: por ejemplo, la retirada de sus tropas de esa parte de la ciudad de 250.000 habitantes, precisamente la m¨¢s comercial

Grecochipriotas y turcochipriotas vienen cruzando desde 2003 por otros puestos de control la l¨ªnea verde, el corredor de unos cincuenta metros de anchura manejado por la ONU que les separa en Nicosia desde 1974. Pero la muralla de la calle Ledra era mucho m¨¢s que una impenetrable masa de hormig¨®n que ocultaba vetustos edificios de la capital abandonados durante d¨¦cadas. Arrastraba, a escala, los ecos simb¨®licos de Berl¨ªn y hab¨ªa cristalizado como estandarte de una isla violenta y rota desde que las tropas turcas la invadieran en respuesta a un golpe en Nicosia apoyado por Atenas. Todav¨ªa hoy, la situaci¨®n de Chipre y las relaciones entre sus comunidades -un sur griego, bendecido internacionalmente y que rechaz¨® en 2004, antes de integrarse en la UE, el plan de reunificaci¨®n de la ONU, y un norte turco, que guardan 35.000 soldados y que s¨®lo Ankara reconoce- representa un obst¨¢culo insalvable para las aspiraciones turcas de incorporarse a la Uni¨®n Europea, adem¨¢s de una inagotable fuente de tensi¨®n entre Ankara y Atenas. Ojal¨¢ el gesto de ayer sirva para la apertura definitiva de la ciudad a todos.