Los heridos de guerra brit¨¢nicos se quejan del trato en los hospitales
Veteranos de Irak y Afganist¨¢n denuncian negligencia y falta de medios
La prensa brit¨¢nica se hizo ayer eco del malestar generalizado que se extiende entre las tropas brit¨¢nicas heridas, f¨ªsica y mentalmente, en Irak y Afganist¨¢n. Los soldados se quejan de negligencia en el tratamiento hospitalario y de desatenci¨®n de las secuelas ps¨ªquicas de la lucha en el frente. El cierre de los hospitales militares y el ingreso de los heridos en salas mixtas de la sanidad p¨²blica parecen haber contribuido al deterioro de la situaci¨®n.
El dominical The Observer public¨® ayer una serie de cartas en las que soldados brit¨¢nicos y sus familiares se quejan del trato recibido en centros hospitalarios del Servicio Nacional de Salud. Ya s¨®lo queda un hospital militar en el Reino Unido y, de momento, s¨®lo funciona una planta de un centro p¨²blico, el Selly Oak Hospital, en Birmingham, destinada exclusivamente a las bajas del frente. El resto ingresa en salas mixtas de hospitales generales, donde no siempre son respetados por sus vecinos de cama. Seg¨²n estad¨ªsticas oficiales, 5.500 soldados fueron trasladados desde Irak y Afganist¨¢n para recibir atenci¨®n m¨¦dica en su pa¨ªs.
Las quejas se producen poco despu¨¦s de que Estados Unidos anunciara una investigaci¨®n sobre el trato que reciben los soldados heridos de ese pa¨ªs en Afganist¨¢n e Irak, a ra¨ªz del esc¨¢ndalo provocado por el p¨¦simo estado del principal hospital militar de Washington, el Walter Reed. Tras conocerse este caso, varios soldados y sus familiares denunciaron situaciones parecidas en otros centros m¨¦dicos militares de Estados Unidos.
Las quejas han llegado ahora al Reino Unido. El brit¨¢nico Jamie Cooper cay¨® en un ataque de mortero en Basora, la regi¨®n iraqu¨ª donde se concentran las tropas brit¨¢nicas. Se le incrust¨® metralla en el est¨®mago, pero fue instalado con enfermos de demencia senil en el Selly Oak. Es el soldado m¨¢s joven herido en Irak y su situaci¨®n sirve de referencia del trato recibido por el resto de las tropas.
"Su tratamiento es insultante, una violaci¨®n del contrato no escrito entre una sociedad y sus defensores militares", denuncia el rotativo en su editorial, donde advierte de que "la distancia" entre las sociedades civil y militar "nunca debe conducir a la negligencia", que "vergonzosamente ha sucedido".
En sendas cartas, Cooper y su madre enumeran los problemas sufridos: falta de higiene en la inyecci¨®n de f¨¢rmacos; retrasos en la administraci¨®n de analg¨¦sicos por ausencia de personal especializado; desatenci¨®n de los enfermeros.
Un par de veces, nadie cambi¨® su bolsa de colostom¨ªa, y el joven soldado pas¨® horas tumbado sobre sus heces. En la tercera ocasi¨®n, su madre tuvo que reemplazar la bolsa dado que la enfermera de turno no sab¨ªa c¨®mo hacerlo.
Otros medios brit¨¢nicos llaman la atenci¨®n sobre la lamentable situaci¨®n del personal militar con traumas ps¨ªquicos, que se ven abandonados en un n¨²mero creciente por sus superiores. Se calcula que 17.000 soldados sufren de ansiedad y depresi¨®n a consecuencia de luchar en Irak y Afganist¨¢n. Pero tan s¨®lo una m¨ªnima parte de ellos, no m¨¢s de 2.200, ha sido atendido por el Ministerio de Defensa.
"He perdido mi casa, mi seguridad y mi autoestima. Quiero saber qu¨¦ est¨¢ haciendo el Gobierno con gente que sufre lo mismo que yo", protesta el cabo Justin Smith en declaraciones recogidas por el peri¨®dico The Independent on Sunday. Con recurrentes pesadillas, recuerdos inaguantables de su experiencia en Irak, el cabo fue diagnosticado con desorden postraum¨¢tico y dado de baja del Ej¨¦rcito. Debe curarse por cuenta propia.
Carta de protesta
El dominical lanz¨® ayer una campa?a de protesta contra "la ruptura del pacto militar", conjunto de obligaciones mutuas de la naci¨®n y las fuerzas armadas establecidas en el siglo XIX y revisadas por ¨²ltima vez en 2005.
En una carta firmada por destacados cr¨ªticos de la pol¨ªtica exterior del Gobierno de Tony Blair -entre ellos, el premio Nobel en Literatura, Harold Pinter; la activista Bianca Jagger; el m¨²sico Brian Eno, y el l¨ªder del Partido Liberal-Dem¨®crata, sir Menzies Campbell- destacan los derechos que corresponden a cualquier soldado y cuya aplicaci¨®n cuestionan los firmantes: la legalidad de la guerra; suministros adecuados para desempe?ar las tareas exigidas por el Gobierno; atenci¨®n a sus familias al morir en la guerra.
Cat¨¢logo de errores
El brit¨¢nico Alex Weldon, del Comando Royal Marines, se queja de retrasos de m¨¢s de tres horas para recibir la dosis adecuada de analg¨¦sicos y de no poder conciliar el sue?o dado el constante ajetreo entre los enfermeros de noche.
"Los militares de Afganist¨¢n e Irak saltan del susto. Un ruido inesperado te atraviesa el cuerpo, especialmente a los heridos de mortero o que han experimentado un tiroteo intenso. Es una reacci¨®n del subconsciente que no es nada agradable", explica.
De un compa?ero de guerra y vecino de cama escribe Alex Weldon: "No hab¨ªa visto a su mujer e hijo en cinco meses. Despu¨¦s de un viaje de cinco horas llegaron antes del horario de visitas (...) Le dijeron que su familia tendr¨ªa que esperar hasta la hora reglamentaria", a?ade.
La madre del soldado Jamie Cooper protesta tambi¨¦n por el "cat¨¢logo de errores" hospitalarios, entre ellos, negligencia en la revisi¨®n peri¨®dica de la bolsa de colostom¨ªa, su ingreso en una unidad de pacientes seniles y la administraci¨®n intravenosa de f¨¢rmacos "sin utilizar agua limpia y esterilizada".
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