Cortometrajistas y corredores de fondo
Una nueva generaci¨®n de realizadores empieza a despuntar en el cine espa?ol
El cortometraje, acaso m¨¢s que nunca, se ha convertido en la cantera de los nuevos talentos del cine espa?ol. No es casualidad que en los ¨²ltimos tres a?os otros tantos cortometrajistas hayan logrado estar nominados a los Oscar en esta categor¨ªa (Nacho Vigalondo en 2004 y Javier Fesser y Borja Cobeaga en 2007). O que ?lex Pardo ganara en 2006 en el Festival de Sundance.
Planell: "El cine breve tiene un techo natural. Permite el pu?etazo, pero no el desarrollo de una pel¨ªcula al uso"
Siminiani: "Veo cierto peligro en la democratizaci¨®n de la producci¨®n. La libertad puede llevar al libertinaje"
Aunque el reconocimiento como cineasta de pleno derecho no llega hasta que un director no estrena su primer largometraje. Algunos lo hacen por la puerta grande, como Daniel S¨¢nchez Ar¨¦valo (Madrid, 1970), que acaba de recibir el Goya al mejor director novel por Azuloscurocasinegro. Pero el camino al largo es una carrera de fondo y no todos llegan a la meta. S¨¢nchez Ar¨¦valo conversa con David Planell (Madrid, 1967) y Le¨®n Siminiani (Santander, 1971), que preparan su salto al largometraje, sobre las dificultades de esta nueva generaci¨®n de cineastas. Los tres acaban de estrenar sus ¨²ltimos cortometrajes en el Festival de M¨¢laga.
Daniel S¨¢nchez Ar¨¦valo. Hay mucho talento, pero no se le presta la suficiente atenci¨®n. El problema es que hay un embudo: no todos pueden dar el paso al largometraje.
Le¨®n Siminiani. Yo dir¨ªa que hay una segunda generaci¨®n dorada del corto, digamos, porque la primera es la de finales de los ochenta o principios de los noventa, con Julio Medem, Alejando Amen¨¢bar, ?lex de la Iglesia...
David Planell. Hay motivos tecnol¨®gicos evidentes: cada uno puede com¨¦rselo y guis¨¢rselo m¨¢s que antes.
L. S. Yo veo un cierto peligro en esta democratizaci¨®n de la producci¨®n de cortos gracias a los medios digitales. La libertad puede llevar al libertinaje. El cine tiene un lenguaje muy espec¨ªfico y que se aprende muy poco a poco.
D. P. Tampoco se controlan bien los mecanismos para contar historias. Hay que dominar todos los elementos b¨¢sicos: c¨¢mara, interpretaci¨®n, gui¨®n...
D. S. A. A lo mejor ese boom tiene que ver m¨¢s con la cantidad que con la calidad. Hay que seguir teniendo mucho respeto a la c¨¢mara.
L. S. Yo doy clase y cuando pregunto a los chavales c¨®mo se plantean usar la c¨¢mara me dicen: "Como en 24". Pero es que, detr¨¢s de 24, ?hay gente que tiene mucha caligraf¨ªa y ortograf¨ªa cl¨¢sica! Se quiere empezar la casa por el tejado.
D. S. A. Para poder llegar a hacer un largo hay que tener un buen gui¨®n, pero no es suficiente. Es m¨¢s, ni siquiera basta tener unos cortos maravillosos. En gran parte no est¨¢ en tus manos. Tambi¨¦n es bueno no buscarlo de una manera obsesiva. Yo siempre pens¨¦ que no lo buscar¨ªa hasta que no estuviera listo. Yo no hac¨ªa cortos para hacer un largo. Me gusta hacer cortos, sigo haciendo cortos y seguir¨¦ haciendo cortos.
D. P. Pero est¨¢ claro que si no tienes un buen corto nadie te va a ver. Es como tu tarjeta de visita. El planteamiento no es c¨®mo hacer la primera pel¨ªcula, sino ver la continuidad, ir un poco m¨¢s all¨¢ y pensar: "Si este proyecto no es, quiz¨¢s sea el siguiente".
L. S. Yo ya me considero tan cineasta ahora como cuando haga un largo. En cuanto a las v¨ªas, es una especie de "s¨¢lvese quien pueda". La clave es no dejarte llevar por la ansiedad compulsiva, muy propia de las din¨¢micas televisivas del star system, de todo este s¨ªndrome Operaci¨®n Triunfo o Gran Hermano de ¨¦xito s¨²bito.
D. S. A. Pero esa ansiedad est¨¢ fomentada tambi¨¦n porque, s¨ª, somos cineastas, pero los dem¨¢s no te van a considerar as¨ª hasta que no hagas un largo, y eso s¨ª que te genera una frustraci¨®n.
D. P. Hay mucha gente que hace pel¨ªculas, se hacen ciento y pico al a?o. La mayor¨ªa son nuevos realizadores que, al final, acaban por no tener una carrera como cineastas. Eso es muy triste. Me da mucha pena y mucho miedo.
L. S. ?sta es una sociedad muy de modas pasajeras. Pasa mucho con los actores. Basta preguntarse d¨®nde est¨¢ no s¨¦ qui¨¦n, que hace seis a?os hac¨ªa seis pel¨ªculas al a?o. Creo que eso puede pasar mucho con los directores.
D. S. A. Yo estoy en contra de esa obsesi¨®n de que el cortometraje se vea m¨¢s. Creo que el corto se ve mucho, hay muchos festivales, que es su medio natural, pero tambi¨¦n se editan DVD y se proyectan en las televisiones, aunque sea en horario nocturno. El que quiera ver un corto lo va a encontrar, y, ahora mismo, con Internet, ni te cuento. Yo no quiero que los proyecten en la sala antes de las pel¨ªculas, a no ser que me avisen y yo pueda decidir. No quiero ver un corto que no he elegido ver.
L. S. Yo pienso que es bueno que haya muchos festivales. Para nosotros es positivo porque nos da m¨¢s ventana. Adem¨¢s, se mueve dinero en el circuito. Si hay 200 cert¨¢menes y una media de 5.000 euros en premios por festival, significa que hay un dinero que se est¨¢ moviendo. Y eso hace que la gente haga cortos.
D. P. Creo que el cortometraje tiene un techo natural. Puede ser imaginativo, brillante, expresivo, libre... todo lo que quieras, pero tampoco da para hacer el desarrollo de historias al que est¨¢ acostumbrada la percepci¨®n del espectador medio, que est¨¢ preparado a ver pel¨ªculas de hora y media, hora y cuarenta minutos. Permite el pu?etazo, el lado po¨¦tico, una altura expresiva equis, pero no el desarrollo que una hora y media convencional. Llega un momento que el corto no traspasa al grueso de la poblaci¨®n, acostumbrada a formatos de gran desarrollo.
Babelia
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