"Los escritores nacionales son sujetos de cart¨®n piedra"
El paseo de Bernardo Atxaga por las calles del Casco Viejo de Vitoria, la ciudad donde vive con su mujer y sus dos hijas, se interrumpe una y otra vez. Un desconocido le saluda; una mujer le pide que espere para que pueda entregarle una copia de una gu¨ªa de iniciaci¨®n a la lectura.
"Lo que menos me interesa es una lectura aleg¨®rica, ideol¨®gica, moral de la violencia"
"La entrada en Euskaltzaindia supone por mi parte la aceptaci¨®n de mi propio itineriario"
Atxaga, el escritor vasco m¨¢s le¨ªdo, traducido a 30 lenguas y el primero que logr¨® un Premio Nacional de Narrativa para una obra escrita en euskera, es la cara de la literatura vasca dentro y fuera de Euskadi, aunque ¨¦l se revuelve cuando acechan quienes le convierten en "el escritor vasco". Hoy leer¨¢ en Asteasu (Guip¨²zcoa), el pueblo donde naci¨® en 1951, su discurso de entrada en Euskaltzaindia, la Real Academia de la Lengua Vasca. Ser¨¢ recibido en el acto oficial con el seud¨®nimo que invent¨® para su carrera de escritor, Bernardo Atxaga. Su nombre, Jos¨¦ Irazu, ha quedado para la vida familiar y el papeleo oficial. Y ¨¦l responder¨¢ con un discurso que, sospecha, har¨¢ pensar a la audiencia que ha tomado "un poco de mescalina antes de escribirlo".
La condici¨®n de acad¨¦mico no encaja bien con el escritor. "Yo soy marginal al mundo de Euskaltzaindia", dice. Fue propuesto como acad¨¦mico hace cinco a?os, pero entonces no acept¨®. "
La entrada en Euskaltzaindia supone por mi parte la aceptaci¨®n de mi propio itinerario:
empec¨¦ a escribir en lengua vasca, me educaron escritores en lengua vasca, y me empujaron lectores vascos", explica. "Y es un reconocimiento de lo que mi vida en Bilbao [sede de Euskaltzaindia desde su fundaci¨®n en 1919], donde decid¨ª ser escritor y donde encontr¨¦ a mis primeros lectores, me ha supuesto como escritor".
El recibimiento de Euskaltzaindia coincide con la reedici¨®n de tres de sus obras: Obabakoak (1988), la obra con la que ha conseguido m¨¢s premios y reconocimiento; El hombre solo (1993), la novela con la que abandon¨® el mundo m¨ªtico para narrar una historia realista con el terrorismo como tel¨®n de fondo, y Esos cielos (1995), donde recoge las reflexiones de una mujer que regresa a casa tras abandonar la organizaci¨®n terrorista en la que militaba.
Los tres libros componen una retrospectiva de la literatura de Atxaga a lo largo de los 20 ¨²ltimos a?os. "Son libros con una continuidad total. En esas tres obras se ve con bastante nitidez lo que ha sido pasar de un mundo rural vasco, un poco al margen de la historia, a un mundo en el que ha entrado el lenguaje pol¨ªtico y la lucha pol¨ªtica, y hay armas y ha habido muertos".
?Qu¨¦ ha cambiado desde que Obabakoak vio la luz? "Entonces casi todas las cr¨®nicas hac¨ªan hincapi¨¦ en que se trataba de una obra escrita en lengua vasca. El adjetivo ya no tiene tanta relevancia. Todas las lenguas son en muchos sentidos la misma lengua", defiende. "Yo nunca pens¨¦ en m¨ª como un escritor vasco, lo que es importante es el sustantivo, que uno es escritor. La lengua en la que escribes tiene una implicaci¨®n social, pol¨ªtica o afectiva, pero que un cuento sea bueno o malo, que una novela sea convencional o no lo sea, depende de lo que el autor lleve dentro y no del idioma que utilice. La prueba es que se traduce".
La realidad de la violencia en el Pa¨ªs Vasco ha entrado de forma tangencial en la obra de Atxaga, a trav¨¦s de personajes vinculados con el terrorismo. "Lo que menos me interesa es la acci¨®n por la acci¨®n, y a¨²n menos una lectura aleg¨®rica, ideol¨®gica, moral de esos asuntos. No digo que no haya que hacerla, pero la literatura es otro terreno", se?ala el autor de Esos cielos, una novela protagonizada por una mujer que regresa al Pa¨ªs Vasco tras abandonar la prisi¨®n. "Tengo la convicci¨®n de que imaginando y observando a esas personas que han creado sufrimiento y que se lo han dado, podemos entrar en las grandes verdades. Y lo hago a partir de mi experiencia, no busco ning¨²n utilitarismo".
En la pol¨ªtica activa, en cambio, entr¨® de cabeza. En las ¨²ltimas elecciones Atxaga apoy¨® las candidaturas de Ezker Batua, con tanto protagonismo p¨²blico como los cabezas de lista. "Soy m¨¢s convencional en mi vida como ciudadano que como escritor", reconoce. "Yo apoyo a Ezker Batua porque es el grupo m¨¢s moderado que conozco a mi alrededor. Es un partido que sigue la tradici¨®n de la izquierda, reformista, como lo soy yo".
Atxaga sigue adelante con su compromiso a pesar de las cr¨ªticas, alej¨¢ndose de "los pol¨ªticos que necesitan escritores nacionales". "En pa¨ªses pobres o peque?os, el escritor corre el riesgo de convertirse en escritor nacional de la noche a la ma?ana. El mismo riesgo corre el escritor de lenguas minoritarias. El esquema es muy sencillo: el escritor se considera el representante de una cultura especial en la que se basa la legitimaci¨®n de una unidad pol¨ªtica. Aquel que utiliza la lengua, los escritores, en definitiva, est¨¢n llamados a ser la base de esa cultura. Y si entre ellos hay uno que tiene sus libros traducidos a otras lenguas, es el ideal".
Su rechazo de la etiqueta de escritor nacional es radical. "Supone la inmediata conversi¨®n de un sujeto de carne y hueso en un sujeto de cart¨®n piedra, que es lo que son los escritores nacionales. Hacen una lectura abusiva de tu trabajo, con un inter¨¦s en anularte, priv¨¢ndote de tu particularidad. Yo no soy un escritor nacional de cart¨®n piedra".
El buen humor de Atxaga sale a flote al explicar c¨®mo se defiende de los t¨®picos que amenazan su identidad como escritor. Ha acu?ado un t¨¦rmino para la situaci¨®n que rodea a un escritor que utiliza una lengua minoritaria y trata de salir al mundo: la estereotiposfera. "Te sientes como una nave espacial que tiene que atravesar un territorio peligros¨ªsimo porque todo lo que uno es por car¨¢cter, por familia, por educaci¨®n, esa poquita cosa que es Jos¨¦ Irazu, que firma Bernardo Atxaga, es un espacio que ocupan los estereotipos inmediatamente. Funciona de tal forma que me es imposible aparecer como un individuo en muchas partes del mundo".
Atxaga trabaja ahora en un libro al que se refiere como Siete casas en Francia, pero que todav¨ªa no tiene t¨ªtulo ni fecha prevista de publicaci¨®n. Ser¨¢ una novela "no muy larga" ("el equivalente en literatura a una carrera de 1.500 metros en atletismo", explica), en la que por vez primera escribe al mismo tiempo en euskera y castellano. "Una lengua respecto a otra act¨²a como un revelador fotogr¨¢fico. Cuando cruzas dos lenguas es para bien, depura los textos. Se detecta enseguida si hay materia muerta. Pero en la pr¨¢ctica no es tan f¨¢cil", advierte. En Siete casas en Francia aparecer¨¢ el humor. "El humor me interesa porque puede ser muy antip¨¢tico. Es un efectismo, es kitsch. Resulta como una mayonesa que se da a las carnes y los pescados y todo sabe igual". Ahora trabaja en buscar un camino en el que el humor tome suficiente distancia para asomarse "a las trampas de lenguaje con un poco de risa".
La nueva novela llegar¨¢ tras la experiencia agridulce de la publicaci¨®n de El hijo del acordeonista (2004). La obra cosech¨® premios y excelentes cr¨ªticas -el Times Literary Supplement (TLS) dijo que era "la primera gran novela vasca"- pero tambi¨¦n una demoledora rese?a en EL PA?S. Atxaga recurre a una f¨¢bula medieval para explicar que sigue afectado por aquellas palabras. "Sanan las cuchilladas pero no las malas palabras. S¨®lo puedo decir que es cierto. Yo contin¨²o afectado", reconoce. El escritor piensa escribir alg¨²n d¨ªa, "con m¨¢s documentaci¨®n", precisa, una reflexi¨®n sobre "el efecto multiplicador de las malas palabras". "Se puede hacer una cr¨ªtica de lo que se quiera, pero si al hacerlo se insulta y se calumnia", concluye, "nos alejamos de lo b¨¢sico para vivir en democracia".
M?S ESCRITOR QUE ACAD?MICO
Bernardo Atxaga naci¨® en Asteasu (Guip¨²zcoa) en 1951.
En 1989 recibi¨® el Premio Nacional de Narrativa, por su obra Obabakoak.
Se reeditan ahora tres de sus obras: Obabakoak, El hombre solo y Esos cielos.
Hoy lee su discurso de ingreso en Euskaltzaindia, la academia de la lengua vasca.
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