Una cocina de mezclas inquietantes
LE GARAGE, reci¨¦n inaugurado en Madrid, un local para ver y ser visto
Qu¨¦ es m¨¢s importante en un restaurante: su decoraci¨®n o la calidad de la comida? Tan absurda es la pregunta que no merece respuesta. Sin embargo, se siguen inaugurando establecimientos en los que la belleza de su interiorismo y la imagen del local se anteponen al sentido de las recetas. Llueve sobre mojado en un terreno en el que los desatinos tienden a convertirse en epidemia. Da igual que se trate de comida informal (casual dining), de fusi¨®n asi¨¢tico-occidental, de comida desenfadada o como quiera llamarse. Abundan los promotores que se inventan nuevos estilos de cocina para vestir de modernidad recetas disparatadas.
Le Garage, reci¨¦n inaugurado en Madrid, emula alg¨²n rinc¨®n del Soho neoyorquino. En su interior, cuatro ambientes contiguos y muchos elementos de seducci¨®n bien organizados: bar minimalista, barra de sushi y cocina en directo al borde de las mesas en una de las estancias. Todo envuelto en un ambiente fashion de est¨¦tica retro industrial, pensada para deslumbrar, es decir, para ver y ser visto.
LE GARAGE
Valenzuela, 7. Madrid. Tel¨¦fono 915 22 61 97. Cierra al mediod¨ªa y los domingos. Precio medio por persona, entre 35 y 55 euros. Small Thaid salad, 12 euros. Butter fish (pez mantequilla), 16 euros. Entrec¨®, 25 euros. Sorbete de lima a la albahaca, 6 euros.
Pan ... 6
Caf¨¦ ... 6,5
Bodega ... 4
Ambiente ... 8
Aseos ... 6
Servicio ... 5,5
Pastel de pescado
?Y para comer? Una carta estrafalaria, con enunciados redactados en ingl¨¦s y japon¨¦s que enmascaran mezclas inquietantes. Poco habr¨ªa avanzado la cocina contempor¨¢nea si el lemongrass fish cake de esta casa, un pudin gomoso y de sabor anodino, fuera un ejemplo de pastel de pescado del siglo XXI. Insipidez de la que tambi¨¦n peca el arroz al jazm¨ªn, que apenas mejora con la adici¨®n de un huevo a la plancha (no frito como indica la carta).
Mejores hechuras se aprecian en la ensalada de fideos (small thai salad), ligeramente picante, que se sirve con unos carabineros espl¨¦ndidos que apenas encajan. Tampoco est¨¢ mal el s¨¢ndwich club (falso) de bogavante, simple miniensalada con rodajitas de pan de molde servidas en un bol peque?o.
M¨¢s all¨¢ de otras conjeturas, en Le Garage sorprende la frivolidad de su cocina a la hora de mezclar ingredientes, y, salvo excepciones contadas, la mediocre calidad de las materias primas. Reproches que se hacen palpables en el desafortunado tratamiento que recibe el butter fish (pez mantequilla) y en la pobre impresi¨®n que causa el entrec¨® con supuestos toques ex¨®ticos.
EL SUSHI BAR
LA EXTRA?A carta de Le Garage, rara en conceptos y especialidades, se divide en tres apartados: platos presuntamente creativos, recetas japonesas y tapas, adem¨¢s de un escueto surtido de postres. Propuestas variopintas que se pueden degustar en los cuatro comedores. Del Sushi Bar, barra que tan s¨®lo dispone de siete asientos, salen sushis discretos. Apenas resultan correctos los nigiris de at¨²n rojo y de ventresca, y algo m¨¢s conseguido, el temaki, cono de alga nori con varios ingredientes. Por el contrario, es mediocre el maki de huevas de salm¨®n, impresentable el maki vegetariano relleno de unas verduras crudas deslavazadas, as¨ª como el maki de anguila.Tampoco los postres corren mejor suerte. Es insulsa la cr¨¨me brul¨¦e, vulgares los helados de t¨¦ verde y vainilla, demasiado cal¨®rica la mousse de chocolate con tropezones de aguacate y aceptable el sorbete de lima a la albahaca.La valoraci¨®n no mejora con la bodega, con muy pocos vinos, algunos por copas, listado que se enriquece con una sugerente selecci¨®n de champanes. Es una pena que en la atractiva sala denominada Mesas del Chef, donde los cocineros trabajan rodeados de comensales, el ruido de la extracci¨®n de humos sea insoportable y los olores inunden la estancia.
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