De la euforia de la invasi¨®n, al desastre
Los atentados y una guerra civil entre grupos religiosos dominan la vida iraqu¨ª
La pr¨®xima madrugada se cumplir¨¢n cuatro a?os del inicio de la invasi¨®n de Irak. La campa?a militar, bautizada como Operaci¨®n Libertad Iraqu¨ª, iba a durar apenas tres semanas. El 9 de abril, las tropas estadounidenses entraban en Bagdad y ayudaban a un grupo de iraqu¨ªes a derribar la estatua de Sadam Husein en la plaza del Para¨ªso, una imagen que se convirti¨® en el s¨ªmbolo del final de la dictadura baazista.
La facilidad con que los soldados extranjeros (adem¨¢s de norteamericanos, hab¨ªa tambi¨¦n brit¨¢nicos) tomaron Irak, llev¨® al presidente George W. Bush a declarar el fin de los combates el 1 de mayo siguiente. A partir de entonces, la misi¨®n se transformaba en "guerra contra el terrorismo". Al mismo tiempo, sus militares se convert¨ªan en un Ej¨¦rcito de ocupaci¨®n. La primera advertencia lleg¨® el 19 de agosto en forma de atentado suicida contra la sede de la ONU en Bagdad, en el que murieron su representante, Sergio Vieira de Mello, y el capit¨¢n de nav¨ªo espa?ol Manuel Mart¨ªn-Oar, adem¨¢s de otras 20 personas.
A primeros de octubre, el Grupo de Inspecci¨®n en Irak admit¨ªa que no hab¨ªa descubierto ning¨²n arma de destrucci¨®n masiva y daba argumentos a quienes hab¨ªan criticado la invasi¨®n. Ese mismo mes, la ONU aprob¨® el despliegue de una fuerza multinacional (resoluci¨®n 1.511), lo que dio cobertura legal a la presencia de las tropas extranjeras y facilit¨® que otros pa¨ªses se sumaran al esfuerzo.
Tras la captura de Sadam el 13 de diciembre de 2004, Irak vio un deterioro progresivo de la seguridad. Los ataques contra los soldados se hicieron sistem¨¢ticos, empezaron los atentados espectaculares, en especial contra los chi¨ªes, y los secuestros de extranjeros. El punto sin retorno fue la doble sublevaci¨®n a primeros de abril de los chi¨ªes seguidores de M¨²qtada al S¨¢der en Nayaf y los sun¨ªes en Faluya. La difusi¨®n de las im¨¢genes de torturas en Abu Ghraib s¨®lo ech¨® m¨¢s le?a al fuego.
Alianza kurdo-chi¨ª
Ni la devoluci¨®n de la soberan¨ªa a los iraqu¨ªes en junio de 2004, ni las tres citas electorales de 2005 (asamblea constituyente, refer¨¦ndum constitucional y primer Parlamento democr¨¢tico) lograron desbloquear la situaci¨®n. Al contrario, el recrudecimiento de la violencia oblig¨® a paralizar el pa¨ªs cada vez que se llamaba a las urnas. La comunidad sun¨ª boicote¨® el proceso constitucional y s¨®lo algunos grupos aceptaron concurrir a las legislativas, que dieron la victoria a una alianza kurdo-chi¨ª.
El ataque contra un santuario chi¨ª de Samarra el 22 de febrero de 2006 marc¨® un nuevo punto de inflexi¨®n. Desde entonces, la violencia de los insurgentes sun¨ªes ha sido respondida por escuadrones de la muerte chi¨ªes, y han provocado desplazamientos de poblaci¨®n por todo el pa¨ªs, pero especialmente en Bagdad. La ley del Estado federal o la condena y ejecuci¨®n de Sadam s¨®lo han exacerbado m¨¢s las diferencias entre las comunidades.
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