Bush impide que Rove responda del despido de fiscales bajo juramento
El Departamento de Justicia puso en la lista negra al acusador del 'caso Plame'
El presidente de EE UU, George W. Bush, ofreci¨® ayer al Congreso la comparecencia privada de su principal asesor, Karl Rove, y de otros altos funcionarios que puedan responder sobre el caso de los fiscales presuntamente despedidos por razones pol¨ªticas. Pero advirti¨® que, de ninguna manera, aceptar¨¢ que sean citados a declarar oficialmente y bajo juramento. Mientras, The Washington Post desvel¨® que uno de los fiscales que estuvo en el punto de mira de Justicia fue Patrick Fitzgerald, el encargado de investigar el caso Plame.
El presidente del comit¨¦ de Asuntos Judiciales del Senado, el dem¨®crata Patrick Leahy, respondi¨® inmediatamente que la oferta de la Casa Blanca no satisface la demanda de los congresistas y anunci¨® que, probablemente hoy mismo, se tramitar¨¢ una citaci¨®n oficial a Rove y otros involucrados en el caso.
Es el mayor choque entre Ejecutivo y Legislativo desde que los dem¨®cratas ganaron en noviembre pasado la mayor¨ªa en ambas C¨¢maras y obligaron a Bush a una dif¨ªcil cohabitaci¨®n. Este episodio, en el que est¨¢ amenazada la continuidad del fiscal general (ministro de Justicia), Alberto Gonzales, promete elevar al m¨¢ximo la tensi¨®n entre ambos poderes.
Bush, amparado en su derecho a impedir la comparencia bajo juramento de sus colaboradores, asegur¨® ayer que los dem¨®cratas pretenden hacer del caso de los fiscales una caza de brujas, y neg¨® a Rove el permiso para testificar. "Los dem¨®cratas parecen m¨¢s interesados en obtener rendimientos pol¨ªticos que en conocer la verdad", afirm¨® el presidente en una inesperada declaraci¨®n ante los periodistas en la Casa Blanca.
Bush dijo que en las ¨²ltimas 24 horas el Gobierno ha entregado al Congreso m¨¢s de 3.000 documentos relacionados con el despido de los fiscales y la participaci¨®n de Rove y de Gonzales en esos despidos, y asegur¨® que est¨¢ dispuesto a dar acceso a los legisladores a cualquier papel que crean necesario. Pero no est¨¢ dispuesto a someter al cerebro de su Administraci¨®n a un dur¨ªsimo interrogatorio bajo juramento en el Senado en el que Rove tendr¨ªa que asumir, tal vez, las graves consecuencias de mentir u ocultar la verdad.
Es dif¨ªcil anticipar el siguiente paso en la crisis, iniciada la pasada semana al saberse el despido de ocho de los 93 fiscales federales que, aparentemente, no hab¨ªan sido leales al Gobierno. Los fiscales son nombrados por el Gobierno, pero han de actuar con total independencia e imparcialidad, cosa que, salvo excepciones, hacen.
El caso se complic¨® ayer por una revelaci¨®n del diario The Washington Post: Patrick Fitzgerald, el fiscal que condujo la investigaci¨®n del esc¨¢ndalo sobre las filtraciones de la Casa Blanca para justificar la guerra de Irak, estaba pobremente valorado por los responsables del Departamento de Justicia y figuraba, eventualmente, entre los candidatos al despido.
Fitzgerald es el fiscal que se encarg¨® del llamado caso Plame, la revelaci¨®n, por parte de altos funcionarios del Gobierno, de la identidad de la agente de la CIA Valerie Plame como castigo a su marido, el diplom¨¢tico Joseph Wilson, que hab¨ªa descubierto que Sadam Husein no hab¨ªa comprado uranio enriquecido en N¨ªger. El jefe de Gabinete del vicepresidente Dick Cheney, Lewis Scooter Libby, fue declarado culpable hace dos semanas de perjurio y obstrucci¨®n a la justicia en relaci¨®n con ese caso.
Si llegase a confirmarse que el fiscal que perjudic¨® a la Administraci¨®n por su investigaci¨®n sobre Libby estaba en la lista de futuros despedidos, le resultar¨ªa muy dif¨ªcil a Bush y a Gonzales sostener que los despidos no ten¨ªan motivaci¨®n pol¨ªtica. De momento, lo que el Post ha averiguado es que el nombre de Fitzgerald se encontraba situado en la lista del Departamento de Justicia por debajo de los que eran calificados como "fiscal fuerte que manifiesta lealtad".
Esa lista era elaborada por los ayudantes del fiscal general para identificar a los que deb¨ªan ser despedidos. Dos de los que fueron relevados se encontraban en la misma categor¨ªa que Fitzgerald. Expertos judiciales creen que todo lo que no sea reconocer a Fitzgerald como uno de los m¨¢s grandes fiscales de EE UU es muy sospechoso. Fitzgerald, fiscal federal de Chicago, alcanz¨® notoriedad por su investigaci¨®n sobre Al Qaeda antes del 11-S. En 2002 fue premiado por sus servicios. A menudo, es mencionado por sus colegas como el mejor de los 93 fiscales federales.
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