El presente
Si la comedia es la tragedia m¨¢s el tiempo, en la guerra de Irak ni ha pasado el tiempo (?qu¨¦ son cuatro a?os?) ni se ha bajado el tel¨®n de la tragedia, que cada d¨ªa se amplifica por los muertos y por la inevitable precipitaci¨®n a un caos que nadie sabe c¨®mo desenmara?ar. "Una semana", dijo Cheney, "el restablecimiento de la democracia ser¨¢ cosa de una semana".
La antolog¨ªa de mentiras que justificaron la invasi¨®n la recog¨ªa este domingo el periodista Frank Rich en el New York Times, con esa meticulosidad que adorna el oficio de algunos periodistas americanos, exenta de opini¨®n y tremendismo, vali¨¦ndose de esa t¨¦cnica incontestable que consiste en poner ante el lector aquello que un d¨ªa se dijo a sabiendas de que no era cierto.
Tal vez en Estados Unidos el pecado m¨¢s digerible de este gigantesco error sea el impulso de fan¨¢tico religioso que mueve al presidente; pero al fanatismo se le sum¨® la mentira y a la mentira el desastre de una guerra que no les ha tra¨ªdo de vuelta m¨¢s gloria que la de los ata¨²des, los mutilados y los soldados (entre ellos, mujeres violadas por los propios miembros de su escuadr¨®n) con un fuerte estr¨¦s postraum¨¢tico.
La prensa, que en un principio se mostr¨® timorata cuando no alentadora de la aventura, hoy escupe d¨ªa tras d¨ªa el balance de las bombas y las bajas. Te desayunas con las voces del pueblo iraqu¨ª que recoge la radio p¨²blica, gente de uno y otro signo que parecen encontrar un lugar com¨²n: "?Que se vayan!". En la cadena HBO se emite un reportaje en el que los soldados narran las atrocidades cometidas en Abu Ghraib.
Irak es el presente. Si Bush no es el presidente con el coeficiente m¨¢s bajo de la historia, s¨ª es el que ha hecho listo a Reagan y el que causa m¨¢s verg¨¹enza a la ciudadan¨ªa. Irak es presente y en el presente no hay lugar para la comedia. Por eso resulta pat¨¦tico el intento de algunos dirigentes del PP de evitar el asunto con alg¨²n comentario sarc¨¢stico: "Se?ores, nosotros no hablamos del pasado".
Curiosamente, en esta Am¨¦rica a la que el ex presidente parece venerar nadie habla ya de otra cosa.
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