El sentido de la escritura
"Puede perderse el lector, pero su evidencia no da lugar m¨¢s que al reconocimiento". Estas palabras del autor de la compilaci¨®n de ensayos La vida de los sentidos (Tusquets), entresacadas de un p¨¢rrafo del que dedica a Byron, se las aplic¨® a ¨¦l mismo, Antoni Mar¨ª. Porque este libro es una sorpresa de p¨¢gina a p¨¢gina. Se inicia con lo que considera justamente nuestra deuda con la literatura, como "el mundo que se enfrenta al mundo real", y de ah¨ª ¨¦sa su riqueza infinita, en contraste siempre con nuestra ¨²nica vida, pobre a¨²n en los mejor dotados, en comparaci¨®n con la galer¨ªa de creadores que componen la historia de la novela y la poes¨ªa, y del arte en su totalidad. Bajo la premisa de lo que realmente es la literatura, o m¨¢s precisamente, el sentido de la escritura, Mar¨ª muestra, primero, el nexo entre literatura e intimidad, desde Agust¨ªn de Hipona a Marcel Proust (con un intermedio en Montaigne: el yo como tema), que desarrolla luego en el tratamiento de libros de Goethe, Thomas Bernhard, Beckett, Brodsky y Auden, el universo intelectual de W. Benjamin, el de Schopenhauer frente al de Marx, y muchos m¨¢s. Mar¨ª se interna luego en el mundo com¨²n de la poes¨ªa y la m¨²sica (Mallarm¨¦, Debussy, Sch?n-berg, Wagner) y la m¨²sica y la tragedia (Verdi). Ejemplares son los ensayos que dedica a Goethe y Byron, a Goethe y Eckermann, y en ¨²ltimo lugar a Goethe y Kant, coincidentes ambos en su posici¨®n frente a la m¨²sica. Por este libro aparecer¨¢n todav¨ªa tratamientos precisos del Don Giovanni de Mozart o de la m¨²sica pietista de Johann Sebastian Bach, y la pintura de Zurbar¨¢n, Goya o T¨¤pies, y la poes¨ªa catalana en general, y la de Verdaguer, Carles Riba, Foix en particular; o la de Claudio Rodr¨ªguez y Jos¨¦ ?ngel Valente. Mar¨ª nos hace ver la unidad de lo sentido (en la intimidad) a trav¨¦s de los sentidos, esa serie de ¨®rganos mediante los cuales contactamos con el mundo y, sobre todo, con los que est¨¢n o estuvieron en el mundo, crearon y enriquecieron al mundo a trav¨¦s de la est¨¦tica, en cualquiera de sus formas.
No hay una sola p¨¢gina de este libro en la que Mar¨ª, con la familiaridad del que vive en el universo de la literatura (del arte, en general), no nos depare observaciones tan varias e inteligentes, tan descubridoras para el propio lector de lo que, en efecto, le pudo representar un libro, una m¨²sica, la mera voz de alguien cuando cantaba, un poema, un cuadro. Clave para la intelecci¨®n del punto de vista de Mar¨ª acerca de lo que es su mundo es el ensayo Una geograf¨ªa del secreto, que dedica al descubrimiento en ¨¦l de Rafael Dieste, "semejante, tal vez, al reconocimiento de una evidencia que hasta su formulaci¨®n escrita no hab¨ªa sido percibida". Pero esto mismo nos ocurre como lectores de estos trabajos. Esa tesis, la recuperaci¨®n de la unidad perdida en la pluralidad de lo sentido por las varias v¨ªas de acceso al mundo ¨ªntimo de cada cual, adquiere su evidencia en la varia lecci¨®n que es este acercamiento a las muchas formas de creaci¨®n, cient¨ªfica, filos¨®fica, est¨¦tica, como se ejemplariza en el ensayo que dedica a Diderot bajo la premisa de La unidad del esp¨ªritu.
Estos ensayos est¨¢n adem¨¢s expuestos con una escritura que fluye sin esfuerzo, al servicio tan s¨®lo de lo que sinti¨® y pens¨® y descubri¨® ante estos objetos que le asomaron a un nuevo mundo. Se conoc¨ªa de Mar¨ª su caudal de lecturas, su conocimiento de la Ilustraci¨®n y del Romanticismo alem¨¢n, su libro sobre Diderot y Rousseau, su conocimiento del arte. Aun as¨ª, este libro es una constante e inteligente sorpresa. Acabo su ¨²ltima p¨¢gina y vuelvo a la primera para, usando de sus propias palabras, reafirmar mi reconocimiento como lector.No hay una sola p¨¢gina en el libro de Mar¨ª que no nos depare observaciones inteligentes
Babelia
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