La derechizaci¨®n del mundo / 1
El viraje cada d¨ªa m¨¢s amplio y profundo hacia la derecha de las ideolog¨ªas, los partidos y los ciudadanos abunda en ejemplos. Uno tomado de nuestra realidad m¨¢s inmediata es el art¨ªculo Sombras (EL PA?S, marzo 2007) del que es autor Francisco Bustelo, universitario ejemplar y uno de nuestros socialistas m¨¢s ¨ªntegros y cabales. Siendo esto as¨ª, ?c¨®mo explicar, a no ser por el contagio derechista general, que el autor califique de embrollo el genocidio de Irak, se inquiete por las supuestas opciones izquierdistas del Gobierno de Zapatero y tema que se deje llevar a posiciones a¨²n m¨¢s extremadas? Resulta dif¨ªcil compartir esa preocupaci¨®n y considerar de izquierdas una pol¨ªtica econ¨®mica que ha dejado que se constituyera la especulaci¨®n del ladrillo en el vector principal de nuestro desarrollo y que tiene adem¨¢s un guardi¨¢n tan ortodoxamente social-liberal como el vicepresidente Solbes.
Las causas de este afincamiento general en la derecha pienso que est¨¢n, por una parte, en la frustraci¨®n de las esperanzas incumplidas de la izquierda y en la ausencia de modelos y propuestas capaces de sustituirlas -las libertarias del estallido del 68 y las marxistas ahogadas por Stalin y el imperio sovi¨¦tico- y, por otra, en la avalancha de an¨¢lisis y mensajes con que nos martillean los think-tanks neocons de Estados Unidos y de sus filiales europeas, verdadera avanzadilla del reaccionarismo mundial.
En mi art¨ªculo La guerra ideol¨®gica relat¨¦ los 50 a?os de conspiraci¨®n -¨¦sa s¨ª- de la CIA y de los dem¨¢s servicios de inteligencia de Estados Unidos para deslegitimar todas las iniciativas de progreso en el mundo. Prop¨®sito para el que la contribuci¨®n de los intelectuales medi¨¢ticos ha sido decisiva. Quienes consideren exagerada esta afirmaci¨®n deber¨ªan leer On the Supression of Dissent and the Stifling of Democracy de Lewis Lapham (Penguin, 2004) y Political Manipulation and Mind Control in America, de Jonathan Vankin, 1991.
Los intelectuales medi¨¢ticos son el soporte decisivo para la dominaci¨®n integrista. Para que en Francia el grupo de aquellos a los que se califica de proisraelitas del pr¨ºt-¨¤-tirer (Andr¨¦ Glucksmann, Alain Finkielkraut, Pascal Bruckner, Bernard Henri L¨¦vy, Romain Goupil, Alain Minc, etc¨¦tera) controlen el paisaje ideol¨®gico, ha sido necesario condenar a la restricci¨®n p¨²blica a los verdaderos pensadores como Alain Badiou, Edgar Morin, Jacques Bouveresse, Alain Tou-raine, Claude Lefort, Jacques Ranci¨¨re, Paul Virilio..., todos alineados en la opci¨®n de progreso.
Como dec¨ªa ayer en Cartas al director, el modelo es siempre el mismo: proceden de la izquierda radical, publican un libro tempranero, original y rompedor, conquistan posiciones de poder acad¨¦mico y medi¨¢tico, se incorporan al mundo de los media y de la divulgaci¨®n cultural y acaban encuadr¨¢ndose en posiciones reaccionarias: a favor de la guerra de Irak, de la pol¨ªtica exterior de Bush, etc¨¦tera.
Y as¨ª. Finkielkraut comienza con la publicaci¨®n del Nouveau D¨¦sordre Amoureux y de la D¨¦faite de la Pens¨¦e para entrar luego en los escritos panfletarios; al igual que Andr¨¦ Glucksmann, te¨®rico mao¨ªsta, se lanza con el Discours de la guerre y Les ma?tres penseurs a una ambiciosa contestaci¨®n de voluntad minoritaria para venir despu¨¦s a la divulgaci¨®n de masa con Cynisme et Passion o Dosto?evski ¨¤ Manhattan (vid. Lindeberg. Los nuevos reaccionarios). Ambos ven en Sarkozy, el amigo de Aznar y de Fini, la mejor opci¨®n pol¨ªtica para Francia.
Un solo ejemplo en Italia. El de Franco Alberoni, m¨ªtico rector de una universidad de Trento faro de la rebeli¨®n estudiantil de los a?os sesenta, autor de dos obras fundamentales en la andadura de la sociolog¨ªa critica, Statu Nascenti (1968) y Movimento e istituzione (1977), amigo entra?able y compa?ero de tantas luchas, perdido primero en el ensayo de masa con Enamoramiento y amor, Las razones del bien y del mal y un largo etc¨¦tera, grafoman¨ªa quiz¨¢ remuneradora pero insignificante y ganado irremediablemente por los medios -Corriere della Sera y televisiones varias- se ha echado en los brazos de Berlusconi, quien le ha colocado en el centro de su equipo te¨®rico-medi¨¢tico.
Esto no es, querido Franco, una agresi¨®n, pues yo no soy qui¨¦n y menos en tu caso, para tirar la primera piedra; esto es un grito de rabia de alguien que no acaba de entender c¨®mo hemos podido llegar pol¨ªticamente a un presente tan lamentable como el que estamos viviendo.
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