La Liga ?rabe rechaza modificar el plan de paz saud¨ª para el conflicto palestino
El rey Abdal¨¢ de Jordania trata de forjar un frente sin fisuras y con apoyo internacional
No se tocar¨¢ una coma mientras no arranque una verdadera negociaci¨®n. Los ministros de Exteriores de los pa¨ªses de la Liga ?rabe ratificaron ayer en Riad (Arabia Saud¨ª) que no acceder¨¢n a la petici¨®n de Israel y de Estados Unidos de modificar el plan de paz adoptado por la Liga en Beirut en 2002, una propuesta que pretende resolver el conflicto israelo-palestino. Tel Aviv juzga inaceptable la menci¨®n al retorno de los refugiados palestinos, aunque tambi¨¦n es el tema en el que m¨¢s opciones hay para negociar. Ham¨¢s, mientras, mantiene un perfil bajo.
Ma?ana arranca una cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de los 22 pa¨ªses ¨¢rabes en Riad con un asunto central en su agenda: la iniciativa de paz saud¨ª para solucionar el conflicto que todo lo envenena en la regi¨®n. El rey Abdal¨¢, que se ha erigido en el mediador indispensable en Oriente Pr¨®ximo, trata de forjar un frente com¨²n ¨¢rabe sin fisuras.
Es una de las obsesiones de los Gobiernos saud¨ªes en las ¨²ltimas d¨¦cadas: la unidad. Saud al Faisal, responsable de su diplomacia, declar¨®: "Si los ¨¢rabes mantienen una posici¨®n clara y firme sobre esta iniciativa, tendr¨¢ muchas m¨¢s posibilidades de ser aceptada internacionalmente y de servir para unas negociaciones de paz serias". Todo un reto, dada la historia del pueblo ¨¢rabe, plagada de disputas y odios entre sus reg¨ªmenes.
El borrador que manejan los titulares de Exteriores reitera punto por punto los principios establecidos hace cinco a?os, que se resumen en el postulado de que todos los Estados ¨¢rabes reconocer¨¢n formalmente a Israel a cambio de una retirada completa de Cisjordania y Gaza, incluido Jerusal¨¦n Este.
Riad pretende marcar el paso. Seg¨²n el texto debatido por los jefes de las diplomacias, la cumbre har¨¢ un llamamiento al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y al Cuarteto (EE UU, Uni¨®n Europea, Rusia y la propia ONU) para que respalden la propuesta de Beirut como punto de partida. Para ello, seg¨²n fuentes diplom¨¢ticas europeas, se formar¨¢ un comit¨¦ que presionar¨¢ a todas las partes implicadas para que el plan saud¨ª sea la base de la negociaci¨®n. Adem¨¢s, instar¨¢n a la comunidad internacional a levantar inmediatamente el embargo financiero impuesto al Gobierno palestino desde que Ham¨¢s triunfara en las urnas en enero de 2006.
Ham¨¢s guarda silencio. La semana pasada, el l¨ªder del movimiento fundamentalista, Jaled Meshal, se reuni¨® en La Meca con el rey Abdal¨¢ y le pidi¨® que no aceptara cambio alguno a la iniciativa de Beirut. Ham¨¢s mantiene un perfil bajo, pero su lenguaje refleja una t¨ªmida evoluci¨®n hacia la moderaci¨®n. Sus jefes ya se refieren a Israel por su nombre y cada vez emplean menos expresiones como la "entidad sionista". No obstante, no est¨¢n dispuestos a ceder un mil¨ªmetro mientras su enemigo no d¨¦ el primer paso.
En todo caso, el panorama para iniciar una negociaci¨®n sobre los asuntos fundamentales no es el propicio. El primer ministro israel¨ª, Ehud Olmert, ha acusado al presidente palestino, Mahmud Abbas, de ser incapaz de cumplir sus compromisos, especialmente su promesa de conseguir la liberaci¨®n del soldado jud¨ªo Gilad Shalit, cautivo de Ham¨¢s en Gaza desde hace nueve meses. Tampoco adopta medidas para detener el lanzamiento de cohetes sobre territorio israel¨ª. Olmert, adem¨¢s, se siente traicionado desde que Abbas accedi¨® a formar un Gobierno de unidad con Ham¨¢s aceptando las premisas del movimiento fundamentalista.
Cierto es que Abbas cuenta con escasa capacidad de maniobra. Pero el jefe del Gobierno israel¨ª ni est¨¢ para echar las campanas al vuelo ni contribuye a reforzar al ¨²nico interlocutor con el que est¨¢ dispuesto a conversar. Olmert ha repetido que el bloqueo econ¨®mico al Ejecutivo de Ismail Haniya continuar¨¢, como prosiguen los planes para expandir y crear nuevas colonias en Cisjordania. Con unos ¨ªndices de popularidad por los suelos, Olmert rechaza negociar con Abbas la retirada de Cisjordania o la capitalidad palestina en Jerusal¨¦n. Del retorno de los refugiados, no quiere ni o¨ªr hablar.
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