Prodi salva en el Senado la misi¨®n italiana en Afganist¨¢n y evita otra crisis de Gobierno
El Ejecutivo logra el apoyo de parte de la oposici¨®n tras hacer algunas cesiones
El Gobierno italiano salv¨® anoche las misiones militares en Afganist¨¢n, L¨ªbano y Bosnia. Salv¨® adem¨¢s su propia vida. Romano Prodi super¨® una crucial votaci¨®n en el Senado y lo hizo con cierta holgura, gracias a los senadores vitalicios y a los centristas democristianos, que aportaron al Gobierno sus 20 esca?os para evitar una cat¨¢strofe pol¨ªtica y diplom¨¢tica. Prodi (f¨ªsicamente ausente por viaje oficial) deb¨ªa ser la v¨ªctima de una emboscada de la oposici¨®n, pero sali¨® triunfante. El gran perdedor fue Silvio Berlusconi, que sufri¨® la deserci¨®n de los democristianos.
Prodi no cont¨® con los 158 senadores electos sobre los que, en principio, se basa su te¨®rica mayor¨ªa en el Senado. En ese sentido, confirm¨® su fragilidad. Tuvo 157 votos propios y tres de senadores vitalicios, m¨¢s los 20 de la UDC de Pierferdinando Casini. Bastaron. La oposici¨®n encabezada por Berlusconi sufri¨®, en cambio, la baja de la UDC, y las abstenciones (equivalentes al no en la C¨¢mara alta) se quedaron en 132. Il Cavaliere opt¨® por el choque frontal para lograr la ca¨ªda del Gobierno, a¨²n al precio de una ca¨®tica retirada de las tropas en el extranjero, e impuso a los suyos la abstenci¨®n. Fracas¨® en el intento y, de forma indirecta, reforz¨® un Gobierno que parec¨ªa exang¨¹e.
La coalici¨®n de Prodi salv¨® lo esencial, a cambio de lo accesorio. Tuvo que ceder en varios puntos para que los centristas pudieran justificar su puntual cambio de bando. La oposici¨®n impuso, en varias votaciones previas, condiciones sobre la presencia militar en territorio afgano.
La primera, que el Gobierno pida a la OTAN unas normas de conducta para negociar la liberaci¨®n de rehenes, para que no se repitan las concesiones hechas en el secuestro del periodista Daniele Mastrogiacomo en Afganist¨¢n. La segunda, que las tropas reciban m¨¢s armamento, pese a las protestas de los pacifistas. La tercera, que el Gobierno deje de considerar a "grupos armados" (en referencia a los talibanes) como posibles participantes en una futura conferencia de paz.
Massimo d'Alema, ministro de Asuntos Exteriores, vicepresidente y principal representante del Gobierno, por la ausencia de Romano Prodi, organiz¨® una amplia maniobra de limitaci¨®n de da?os. El objetivo era evitar la derrota en la votaci¨®n decisiva, la referida a la refinanciaci¨®n de las misiones militares en el exterior. Un no habr¨ªa implicado la retirada inmediata de las tropas en Afganist¨¢n, L¨ªbano y Bosnia, con el consiguiente caos diplom¨¢tico.
D'Alema, consciente de la impopularidad de la presencia en Afganist¨¢n en los sectores m¨¢s radicales del centroizquierda, cedi¨® terreno ante la oposici¨®n y respald¨® varias de sus propuestas. As¨ª se asegur¨® los votos de los 20 senadores centristas democristianos, que compensaban las previstas deserciones en las filas de la coalici¨®n gubernamental.
El ministro de Exteriores fue quien dirigi¨® las negociaciones para la liberaci¨®n de Mastrogiacomo. Fue D'Alema quien presion¨® al Gobierno afgano para que liberara a cinco presos talibanes, como ped¨ªan los secuestradores. Italia ya hab¨ªa pagado rescates para liberar a rehenes en Irak. Una moci¨®n de la Liga Norte aprobada por amplia mayor¨ªa le exigi¨® que pidiera a la OTAN unas normas, para todos los pa¨ªses de la organizaci¨®n, en caso de secuestros. El ministro protest¨®: "Ning¨²n pa¨ªs se ata las manos de esta manera". La resistencia fue in¨²til. En adelante, Italia tendr¨¢ poca autonom¨ªa para ceder.
La sesi¨®n del Senado fue tormentosa. Una de las votaciones tuvo que repetirse por la abundancia de "pianistas" (senadores que votaban en su teclado y en el del vecino), y la sesi¨®n fue interrumpida un cuarto de hora para que se calmaran los ¨¢nimos. Al saberse la victoria del Gobierno, en la oposici¨®n afloraron los reproches contra los democristianos.
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