Defensa de la "personalidad valenciana"
En estos ¨²ltimos meses, el Consejo Valenciano de Cultura (CVC) est¨¢ elaborando un documento sobre los cambios culturales que se avecinan en nuestra Comunidad con motivo de dos fen¨®menos simult¨¢neos: el cambio generacional y el fen¨®meno de la inmigraci¨®n. En una reciente sesi¨®n, una querida y brillante colega introdujo un concepto, en el que yo no hab¨ªa pensado, que me pareci¨® muy interesante: Hasta qu¨¦ punto, frente a los cambios que se est¨¢n produciendo, nosotros, los valencianos, debemos defender "nuestra personalidad".
Si tenemos que defendernos de algo, debemos saber lo que estamos defendiendo y esto plantea una cuesti¨®n importante: ?Qu¨¦ es la "personalidad valenciana"? Estoy seguro de que la respuesta es compleja, y no ser¨¦ yo quien se atreva a formularla, pero tengo la impresi¨®n de que la defensa de la "personalidad valenciana", equivale a la defensa de la "cultura valenciana", si aceptamos como definici¨®n de cultura la de la Conferencia Mundial sobre las Pol¨ªticas Culturales (Mondialcult) de M¨¦xico DF (1982), que, aplicada a los valencianos, dice algo as¨ª c¨®mo: "La cultura valenciana... puede considerarse... como el conjunto de los rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan a los miembros de la Comunidad Valenciana. Engloba, adem¨¢s de las artes y las letras, los modos de vida, los derechos fundamentales del ser humano, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias".
En el CVC contribuimos a crear la Acad¨¨mia Valenciana de la Llengua, que ha permitido "pacificar" el trato p¨²blico de la misma
La realidad es que, salvo que caigamos en el racismo m¨¢s deplorable, resulta que los "miembros de la Comunidad Valenciana", cuya "personalidad" o "cultura" tenemos que defender, somos todos, los antiguos y los nuevos. As¨ª lo dice nuestro estatuto y as¨ª lo creo firmemente. Y, en ese contexto, lo que est¨¢ ocurriendo es que la cultura, que siempre ha sido un concepto variable en el tiempo (recordemos que, en los tiempos de la Inquisici¨®n, eran "cultura" las cremaciones p¨²blicas de herejes), es, actualmente, un fen¨®meno en evoluci¨®n muy r¨¢pida que incorpora, masiva y velozmente, los nuevos "modos de vida" a "los sistemas de valores y las tradiciones" anteriores. Alguno de esos nuevos "modos de vida", dependientes b¨¢sicamente del cambio generacional (nuevas tecnolog¨ªas, nuevos conceptos sobre la pareja, botell¨®n, etc.) son aceptados razonablemente bien, mientras que otros, que dependen m¨¢s de la inmigraci¨®n (guetos, velos en las mujeres, pr¨¢cticas religiosas diferentes, etc.), cuestan mucho m¨¢s.
Es normal, y probablemente, positivo, que esta incorporaci¨®n de nuevos "modos de vida" cree conflictos. Siempre los ha habido entre los incorporadores de los nuevos "modos de vida" y los defensores de "los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias" en sentido conservador o inmovilista. Sin embargo, pr¨¢cticamente siempre, se ha acabado alcanzando un cierto equilibrio entre lo nuevo y lo antiguo, inevitable equilibrio que, al final, ha conducido al progreso de las sociedades.
Por eso creo que, aqu¨ª y ahora, es necesario que reflexionemos sobre en que aspectos de la "personalidad" o "cultura" valenciana deber¨ªamos adoptar una actitud conservadora o conservacionista y aquellos en los que es est¨²pido hacerlo, porque la "batalla", si es que existe, est¨¢ perdida de antemano. En mi opini¨®n, "los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias" valencianos, como las de todos los pueblos, tienen dos planos, que debemos analizar por separado.
En nuestro pa¨ªs, el primer plano, el m¨¢s visible, es superficial, con un gran componente afectivo y, muchas veces, l¨²dico: Fallas, Fiestas, "Moros y Cristianos", diversas formas de "fiestas" de toros, procesiones m¨¢s o menos religiosas, etc. En todo este campo las tradiciones est¨¢n muy arraigadas y, seg¨²n creo, no necesitan defensa. Seg¨²n los testimonios de diversas Autoridades municipales que han comparecido en el CVC, los inmigrantes de los grupos latinoamericano y centroeuropeo se suman con entusiasmo a todos estos festejos y, estoy seguro de que no tardaremos en ver una "Falla Ecuatoriana" o algo as¨ª. Lo ¨²nico que estos ciudadanos quieren, y parece una petici¨®n absolutamente razonable, es que, adem¨¢s de celebrar nuestras "tradiciones", puedan celebrar tambi¨¦n las suyas, que acabar¨¢n, si somos inteligentes, siendo tambi¨¦n nuestras.
Es una impresi¨®n generalizada que el colectivo de ciudadanos inmigrantes musulmanes tiene una actitud algo m¨¢s distante frente a este plano superficial de nuestra sociedad. Probablemente se debe a que ellos se toman su religi¨®n muy en serio, lo que contrasta mucho con la actitud general de nuestra sociedad, que tiende a superficializar el culto, pero creo que, cuando obtengan aquello a lo que tienen tanto derecho como nosotros (No olvidemos que todos somos, por igual, "miembros de la Comunidad Valenciana"), respeto para sus creencias y cultos, tiempo libre para sus fiestas y celebraciones, espacio para sus templos y mezquitas, etc., los conflictos ser¨¢n m¨ªnimos o inexistentes.
El otro plano es m¨¢s complejo y profundo, porque tiene que ver con nuestra "forma de ser" y nuestra "forma de comunicarnos". He diferenciado los dos conceptos a prop¨®sito. Nuestra "forma de ser" var¨ªa y variar¨¢ con el paso del tiempo, seg¨²n hemos visto, con la incorporaci¨®n, necesaria, y positiva de nuevos modos de vida, nuevas tecnolog¨ªas, nuevas maneras de contemplar el entorno, la convivencia entre culturas, el trabajo, etc. La evoluci¨®n de nuestra "forma de ser" es inevitable y, probablemente, incontrolable. Lo ¨²nico que, en mi opini¨®n, debemos hacer los que nos consideramos progresistas es tratar de acentuar determinados aspectos de esa evoluci¨®n: Lucha a ultranza contra la desigualdad y violencia de sexo y/o raza, concienciaci¨®n ecol¨®gica, promoci¨®n de los valores de la solidaridad y el respeto frente a los del individualismo y la prepotencia, etc.
El otro aspecto, el de "nuestra forma de comunicarnos", es decir, nuestra lengua, es aquel en el que yo me atrevo a recomendar una actitud m¨¢s conservadora. No es el momento de entrar a fondo en los problemas que origina el hecho de tener una lengua minoritaria, en peligro real de extinci¨®n, pero opino que hay que luchar, activamente, para conservarla y extender su uso. Yo creo que las cosas no est¨¢n del todo mal: En el CVC, a pesar de las cr¨ªticas y los insultos recibidos desde el fascismo y desde cierta supuesta "izquierda", hicimos el trabajo de contribuir a crear la Acad¨¨mia Valenciana de la Llengua, que ha permitido "pacificar" el trato p¨²blico de la misma. La Acad¨¨mia, mal que bien, va haciendo su trabajo, la Llei d'?s i Ensenyament sigue siendo un instrumento muy ¨²til para promocionar el estudio de la lengua, etc. En resumen, sigo pensando que el vaso est¨¢ medio lleno y no medio vac¨ªo. Confiemos en que el nuevo y deplorable fen¨®meno descrito por alg¨²n alcalde en el CVC de que los ni?os "aut¨®ctonos" van a las l¨ªneas en valenciano de los colegios p¨²blicos para diferenciarse de los inmigrantes, pueda reconducirse y convertirse en el hecho de que la mayor¨ªa de los ni?os, en general, "van a las l¨ªneas de valenciano porque son las mejores". Ese es, en mi opini¨®n, el ¨²nico camino posible: Convertir al valenciano en la lengua "de prestigio". Por otra parte, que no se preocupe nadie; el castellano lo conocemos y lo conoceremos todos, nos guste o no.
Manuel Sanchis-Guarner es miembro del Consell Valenci¨¤ de Cultura
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