La hormona del 'pavo'
Hay padres aterrorizados con la edad del pavo. Temen que esta manifestaci¨®n propia de la pubertad convierta sus vidas en una pesadilla. Todos tuvimos nuestra edad del pavo y est¨¢ considerada por los m¨¦dicos como un hecho natural. Es m¨¢s unos cient¨ªficos americanos acaban de descubrir que la hormona que provoca esa angustia y esa rebeld¨ªa a partir de los 12 o 13 a?os es la misma que adapta el organismo de los adultos para que aguanten el estr¨¦s. La hormona se llama "alopregnanolona", alias THP. La tal THP act¨²a sobre unos receptores del cerebro favoreciendo la excitabilidad en la adolescencia para estimular el abandono de la protecci¨®n de los padres y el conocimiento de extra?os.
La sobreprotecci¨®n, sin duda perjudicial para el desarrollo del joven, s¨®lo se da en Espa?a
En cambio, cuando ya eres mayorcito y est¨¢s pasado de vueltas, la THP acude para liberarte de preocupaciones durante un rato. Esto lo han experimentado con ratones que, aunque no lo parezca reproducen con fiabilidad la condici¨®n humana. Lo que no dicen los cient¨ªficos es c¨®mo inciden los h¨¢bitos sociales en la segregaci¨®n de la hormona. Por la experiencia propia, el testimonio de mis mayores y lo que veo en los chicos de ahora creo que la producci¨®n de THP ha ido en aumento. Cuentan los abueletes que antes los primeros efluvios de la edad del pavo se resolv¨ªan con un par de hostias y los ¨²ltimos los despachaba en la mili con id¨¦ntica medicina cualquier cabo chusquero sobrado de testosterona.
Ahora no hay servicio militar y si a un chaval le atizan sus padres un solo coscorr¨®n corren el riesgo de comparecer esposados ante el Tribunal de La Haya. Supongo que habr¨¢ un t¨¦rmino medio que regule la producci¨®n de THP sin recurrir a la violencia, algo que impida la extensi¨®n de la edad del pavo hasta los 35 a?azos como empieza a ser habitual. Y es que, a diferencia del pavo de antes, el de ahora incide en el rechazo a los progenitores y en la exaltaci¨®n de lo extra?o sin estimular casi las ansias de autogesti¨®n. Es decir, que apenas brota el bello p¨²bico empiezan a exigir todos los derechos de un adulto pasando de sus deberes. Un aut¨¦ntico chollo hormonal que les permite eternizarse apalancados en el hogar paterno sin aceptar responsabilidad alguna, compartir tareas, ni contribuir econ¨®micamente a su manutenci¨®n.
Por fortuna, no lo hacen todos los chicos, pero se dan casos extremos que revelan hasta qu¨¦ punto empieza a considerarse como algo natural el parasitar e incluso extorsionar a los padres de por vida. Un ejemplo reciente es el de ese "adolescente" de 22 tacos al que sus propios padres llevaron ante la Audiencia de Sevilla hartos de soportar sus exigencias para que le subieran la asignaci¨®n mensual de 150 euros.
Aun admitiendo que la cuant¨ªa de la paga no le daba al mocet¨®n para muchas juergas la actitud del tipo resulta un poco sangrante, habida cuenta de que el ¨²nico ingreso de sus progenitores son los 700 euros del subsidio de paro. Menos mal que los jueces le han dado la raz¨®n a los padres aunque, eso s¨ª, se?alando la obligaci¨®n de pagarle al se?orito la universidad adem¨¢s de proporcionarle alojamiento, alimento, ropa y el servicio de limpieza y costura que desempe?a su pobre madre.
Creo que la sobreprotecci¨®n, sin duda perjudicial para el desarrollo de un joven, s¨®lo se da en Espa?a. En la Europa que tanto nos gusta imitar, cuando a un chico a partir de los 18 a?os no le apetece volar le miran raro. El cari?o a los hijos es un sentimiento tan fuerte que lo natural es ayudarles tengan la edad que tengan. Nunca, sin embargo, debe confundirse ese justificado apoyo con la actual tendencia a sumirles en un mundo ficticio de complacencia. Eso les desconecta con la realidad y amodorra hasta convertirles en indolentes o ego¨ªstas patol¨®gicos. La THP consigue que los ratones se espabilen para encontrar el queso y escapar del gato. Si privamos a nuestros chicos de esa experiencia no sabr¨¢n enfrentarse a la vida y, m¨¢s tarde o m¨¢s temprano, se los comer¨¢n crudos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.