Trampas, falacias y pretextos
Ya la entrevista entre el presidente Zapatero y Mariano Rajoy anterior a las ¨²ltimas Navidades termin¨® como, desgraciadamente, se esperaba: sin acuerdo alguno. Tal como se expres¨® el l¨ªder de la oposici¨®n a la salida, parecer¨ªa que segu¨ªa el di¨¢logo de sordos entre Gobierno y oposici¨®n. Rajoy repiti¨® lo que hab¨ªa anunciado el d¨ªa anterior que le dir¨ªa al presidente Zapatero. S¨®lo a?adi¨® que ¨¦ste no le hab¨ªa asegurado que no negociar¨ªa con Batasuna, a lo que, poco tiempo despu¨¦s, la vicepresidenta del Gobierno contest¨® diciendo que, puesto que Batasuna es un partido ilegal, ya se hab¨ªa dicho -a?ado yo: hasta la saciedad- que ni se puede presentar a las elecciones ni se puede negociar con ¨¦l.
Claro que eso le da igual al PP, representado por Rajoy o por Acebes: si hay una reuni¨®n con alguna persona que ha sido de Batasuna, aunque el Tribunal Superior de Justicia vasco haya dicho que eso no es reunirse con el partido ilegalizado, la reuni¨®n no es leg¨ªtima; y que siga la bola de las falacias y de los pretextos, para seguir arreando le?a al Gobierno, que es de lo que se trata. Eso s¨ª, convocando manifestaciones con la bandera nacional, y con el himno nacional, queriendo hacer partidismo de unos s¨ªmbolos que son de todos los espa?oles sin excepci¨®n.
Porque con la democracia se ha terminado lo de la Espa?a y la anti-Espa?a. En la Espa?a actual, y desde la transici¨®n pol¨ªtica, por la inquebrantable decisi¨®n del Rey y el coraje de Adolfo Su¨¢rez, la Espa?a democr¨¢tica lo es de todos los espa?oles.
A mi juicio, es evidente que el PP no pactar¨¢ nada con el PSOE ni antes de las elecciones auton¨®micas y municipales, ni tampoco despu¨¦s, antes de las generales. Al contrario, la cr¨ªtica permanente del principal partido de la oposici¨®n seguir¨¢ yendo dirigida a debilitar y desacreditar ante los electores, continuamente y en primer¨ªsimo lugar, al presidente del Gobierno, y luego a los dem¨¢s miembros del Gobierno. Siempre que haya ocasi¨®n o incluso sin ella; utilizando hasta la saciedad toda suerte de descalificaciones personales e incluso llegando al insulto. Se trata, entretanto, de mantener prietas las filas de los leales, y hacer todo el da?o que se pueda al adversario pol¨ªtico, en este caso al Gobierno e introducir la confusi¨®n y el des¨¢nimo entre sus posibles votantes.
Parece que la democracia espa?ola tendr¨¢ que seguir funcionando, por ahora, con un clima de tensi¨®n permanente, haga lo que haga el Gobierno. Y sin raz¨®n o contra ella, que todo vale. Utilizando el miedo en una dimensi¨®n catastrofista: Espa?a se rompe o ya se ha roto (con el estatuto catal¨¢n, pero no con el valenciano, el andaluz o el balear, porque con estos no conviene que Espa?a se rompa). O el Gobierno est¨¢ convirtiendo el Estado espa?ol en un Estado policiaco cuando un juez imputa a un alcalde por presuntos delitos que se engloban en el concepto de corrupci¨®n (si el alcalde es del PP). Tambi¨¦n se rompe la familia y as¨ª seguiremos para cansancio y hast¨ªo de los ciudadanos, descr¨¦dito de los partidos pol¨ªticos y, lo que es peor, da?o para las instituciones democr¨¢ticas y da?o de la propia democracia.
Como puso en evidencia una encuesta del CIS, el 40% de los encuestados creen que la democracia no es un buen r¨¦gimen pol¨ªtico frente a un 52% que creen lo contrario. Menos mal que seguimos pensando la mayor¨ªa que la democracia es el menos malo de todos los sistemas pol¨ªticos...
Un caso particular es, ha sido y seguir¨¢ siendo el tan tra¨ªdo y llevado proceso de paz. El presidente Zapatero ha repetido una y otra vez que aunque las circunstancias actuales son las mejores en estos ¨²ltimos cuarenta a?os para lograr el fin del terrorismo etarra, el proceso ser¨¢ largo y dif¨ªcil, con momentos de crisis y retroceso, de optimismo y de pesimismo. Como tambi¨¦n ha dicho que el fin de la violencia de ETA no puede tener precio pol¨ªtico. Despu¨¦s del atentado de la T-4, adem¨¢s, ha anunciado la ruptura de cualquier di¨¢logo con ETA.
Pero en contra de todos los antecedentes de los cuatro di¨¢logos habidos con ETA -el de Adolfo Su¨¢rez; el ¨²nico, aunque parcialmente, exitoso de Leopoldo Calvo Sotelo; el de Felipe Gonz¨¢lez y el de Aznar- ahora no salimos de la acusaci¨®n diaria de que hay negociaci¨®n pol¨ªtica con ETA, o reuniones con la ilegalizada Batasuna, o que se est¨¢ negociando el futuro de Navarra...
En este ¨²ltimo caso, todos los que lo dicen saben muy bien que su afirmaci¨®n es una falacia si no se reforma, por el dif¨ªcil procedimiento de la reforma constitucional (art¨ªculos 166 y siguiente de la Constituci¨®n), la disposici¨®n transitoria cuarta, el art¨ªculo 143 y, adem¨¢s, el Amejoramiento del Fuero navarro, que exigen no s¨®lo que la iniciativa la tome el ¨®rgano foral competente, sino, adem¨¢s, la ratificaci¨®n por refer¨¦ndum de tal acuerdo por mayor¨ªa de los votos v¨¢lidos de los navarros.
En definitiva, la incorporaci¨®n de Navarra al Pa¨ªs Vasco la tienen que decidir los navarros.
Es la primera vez en estos treinta a?os de democracia que la pol¨ªtica antiterrorista es utilizada como arma electoral y de desgaste contra el Gobierno, que es el competente en esta materia, lo que no honra, precisamente, a los pol¨ªticos que lo est¨¢n haciendo.
Pero, adem¨¢s, pienso que cuando se usan este tipo de falacias -por ejemplo la de negociar con Batasuna, o que el Gobierno o Zapatero vive pendientes de un comunicado de ETA- lo de menos es que el ministro del Interior no cese de decir que Batasuna, para presentarse a las elecciones, tiene que cumplir la Ley contra el terrorismo o el propio presidente del Gobierno que todo di¨¢logo con ETA est¨¢ roto. La oposici¨®n seguir¨¢ diciendo que Zapatero ha derogado de hecho esa ley (aunque contin¨²e vigente) y, adem¨¢s, con esa serie de falacias, tendr¨¢ servido el pretexto para que si se presenta a las elecciones una formaci¨®n como la de los Comunistas de las Tierras Vascas u otra parecida -aunque fiscales y jueces digan que no la pueden ilegalizar porque no se ha probado ninguna conexi¨®n con ETA o con Batasuna- puedan atronar acusando a Zapatero, al Gobierno y al Fiscal General del Estado de no haber hecho nada para que no se presenten.
Como en todos los casos anteriores, las actuaciones del actual Gobierno y de su partido pueden dar lugar, m¨¢s de una vez, a cr¨ªticas que se puedan argumentar sin necesidad de acudir a este tipo de tretas y falacias. Pero no parece que el m¨¦todo democr¨¢tico de la cr¨ªtica bien argumentada y razonada, sea lo que importa. Lo que importa es destruir la imagen del adversario pol¨ªtico, convertirlo en enemigo pol¨ªtico, que debe ser odiado porque es capaz por sectarismo, no por convicci¨®n, de todas las perversidades para destruir el orden y el pac¨ªfico consenso en el que, hasta que ha llegado Zapatero, viv¨ªamos; lo que tambi¨¦n es una falacia.
Y eso debe tapar, en lo que parece tener mucho inter¨¦s el PP, que este pa¨ªs est¨¢ pasando el mayor periodo de prosperidad econ¨®mica y social conocido, en lo que todos los analistas pol¨ªticos y econ¨®micos nacionales y extranjeros est¨¢n de acuerdo.
Y lo peor no es que esta forma de utilizar la actividad opositora, sea inspirada por un rencor inextinguible, que en algunos los es, o por el tambi¨¦n leg¨ªtimo empe?o de recuperar el poder perdido, sino que muchos de los que as¨ª se comportan est¨¢n convencidos, y lo est¨¢n pol¨ªticos y no pol¨ªticos, de que ellos poseen la verdad total y absoluta y el adversario-enemigo vive en el error culpable y perverso que justifica todo lo que contra ¨¦l se haga. Pese a quien pese y pase lo que pase, porque el fin justifica los medios. Como esta convicci¨®n, llevada al terreno pol¨ªtico, es incompatible con una democracia pluralista asentada sobre la dignidad de la persona, la libertad de cada ciudadano y la de opiniones y su expresi¨®n, la consecuencia es el creciente deterioro de las instituciones democr¨¢ticas en Espa?a, empezando por el Consejo General del Poder Judicial, pasando por el Parlamento y, amenazando ahora, terminar por el Tribunal Constitucional.
?ltimamente, Rajoy ha puesto el adorno ¨²ltimo, decretando el boicot econ¨®mico contra el grupo PRISA porque se ha sentido insultado por el presidente del grupo, Jes¨²s Polanco, que, en una contestaci¨®n a un accionista, sin citar al PP, ha manifestado su repulsa a la crispaci¨®n pol¨ªtica y su deseo de que en Espa?a hubiera un partido de centro-derecha laico al que, como piensan m¨¢s espa?oles (y miembros del PP) de los que Rajoy y Acebes creen, se le pudiera apoyar.
Rajoy ha olvidado el derecho fundamental de la libertad de expresi¨®n oral y escrita o comunicada, y, al decretar un boicot econ¨®mico de su partido contra el peri¨®dico, las televisiones y las radios del grupo PRISA, ha atentado contra una de las libertades fundamentales en cualquier democracia. No es ¨¦se el camino que el l¨ªder de un gran partido ha de seguir si se siente injuriado.
Estoy convencido de que, por suerte, dentro del PP hay bastantes miembros que no est¨¢n de acuerdo con la actual manera de hacer oposici¨®n de su grupo dirigente. Pensar¨¢n, como pensamos muchos, que tanta crispaci¨®n puede estar preocupando, sino asustando, a todo el centro moderado de la sociedad espa?ola, que pudiera, en otro caso, inclinar su voto hacia una derecha moderada igual que hac¨ªa un socialismo de mercado como el que nos gobierna. Y, sobre todo, que es preciso, por respeto a los ciudadanos y al sistema democr¨¢tico, que Gobierno y oposici¨®n puedan dialogar y llegar a acuerdos en temas fundamentales.
Entretanto s¨®lo nos queda lamentar a los que as¨ª pensamos que el consenso constitucional, tan tra¨ªdo y llevado, de la transici¨®n pol¨ªtica que viv¨ª, est¨¦ siendo utilizado para intentar justificar lo que entonces hubiera sido, para centro, derechas e izquierdas parlamentarias, injustificable.
Alberto Oliart ha sido ministro en Gobiernos de UCD.
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