Una Europa de nuevo dividida
La pol¨ªtica respecto a Rusia se parece cada vez m¨¢s a un corral de gallinas
Por si las cosas no le iban suficientemente mal a Europa, tras el no franc¨¦s y holand¨¦s a la Constituci¨®n de la Uni¨®n Europea, tenemos ya un nuevo objeto de contenci¨®n que amenaza la cohesi¨®n europea. Estados Unidos desea establecer un sistema de defensa antimisiles que, en teor¨ªa, proteger¨ªa a Norteam¨¦rica y a partes de Europa contra misiles procedentes de Oriente Pr¨®ximo. Los misiles estadounidenses se instalar¨ªan en Polonia, y en la Rep¨²blica Checa se establecer¨ªa un sistema de radar.
Rusia ha puesto el grito en el cielo ante el plan de Estados Unidos. Hace un mes, el presidente Vlad¨ªmir Putin pronunci¨® un airado discurso contra el proyecto durante la Conferencia de M¨²nich sobre Pol¨ªtica de Seguridad. Los representantes estadounidenses se quedaron perplejos; los europeos, escandalizados.
Rusia ha recobrado poder gracias a los precios del petr¨®leo y el gas, y reclama su posici¨®n como actor independiente en el mundo
Europa vuelve a escandalizarse: da la impresi¨®n de que las dos grandes potencias de la guerra fr¨ªa no se toman en serio a Bruselas
Todo el mundo est¨¢ de acuerdo en una "Europa de valores comunes". Lo que ahora necesitamos es una "Europa de intereses comunes"
Ahora, Estados Unidos dice que ha llegado a un acuerdo con Polonia y la Rep¨²blica Checa con el fin de estudiar los detalles concretos para la instalaci¨®n de los sistemas de defensa necesarios. Europa vuelve a escandalizarse: da la impresi¨®n de que las dos grandes potencias de la guerra fr¨ªa no se toman en serio a Bruselas.
?Corremos el peligro de una nueva carrera armament¨ªstica entre Rusia y Estados Unidos en la que Europa vuelva a ser el escenario de su rivalidad? ?Se avecina una nueva guerra fr¨ªa?
No hay motivo para el p¨¢nico por el sistema de defensa antimisiles que propone Estados Unidos. Ni tampoco el clima pol¨ªtico, las viejas diferencias y la nueva rivalidad inflexible entre Rusia y Estados Unidos deben servir de base para justificar el pesimismo.
No cabe duda de que Rusia ha recobrado poder gracias a los precios del petr¨®leo y del gas, y que est¨¢ reclamando su posici¨®n como actor independiente en el mundo. Las decisiones pol¨ªticas de Putin son populares en Rusia, y aunque eso, por supuesto, no significa que est¨¦n bien, Occidente no debe olvidar, cuando critica a Putin, los apoyos internos con los que ¨¦ste cuenta.
Viejas y nuevas rivalidades
El regreso de Rusia al escenario mundial significa el desarrollo e incluso, tal vez, la escalada futura de viejas y nuevas rivalidades. Pero estamos a a?os luz de una nueva guerra fr¨ªa. Ya no existe ninguna hostilidad ideol¨®gica entre Rusia y Occidente. ?Alejamiento? S¨ª. ?Hostilidad? No. Once misiles estadounidenses en Polonia no van a ser una amenaza para la seguridad rusa. Ni van a suponer el comienzo de una nueva carrera de armamentos. Pese a todo, cuesta entender por qu¨¦ necesita Estados Unidos tomar tal decisi¨®n en estos momentos. ?Oportunidad? ?Prioridades? La estrategia estadounidense no parece razonable. La amenaza de Ir¨¢n, contra la que se supone que deben defendernos los misiles, es a¨²n remota, y puede evitarse por medios diplom¨¢ticos.
En realidad, Occidente necesita la cooperaci¨®n de Rusia pr¨¢cticamente en todos los asuntos internacionales importantes: Corea del Norte, Ir¨¢n, Irak, Oriente Pr¨®ximo, el sur del C¨¢ucaso, Asia Central, Kosovo, Darfur, el cambio clim¨¢tico, la seguridad energ¨¦tica, la no proliferaci¨®n nuclear y otros.
Desde hace tiempo, la pol¨ªtica estadounidense respecto a Rusia es todo menos coherente. Al parecer, Estados Unidos no es capaz de decidir si debe tratar a Rusia como una potencia rival o como un socio dif¨ªcil. Por su propio bien -y teniendo en cuenta que sus prioridades en pol¨ªtica exterior son Irak, Ir¨¢n y Oriente Pr¨®ximo en general-, deber¨ªa optar por tratarla como socio.
La pol¨ªtica de Europa respecto a Rusia es a¨²n peor. Cada vez se parece m¨¢s a un corral de gallinas despu¨¦s de que entre el zorro. Y ahora, con el anuncio de Estados Unidos de que va a construir el sistema antimisiles de forma bilateral, con Polonia y la Rep¨²blica Checa, nos encontramos adem¨¢s con un halc¨®n que da vueltas sobre nuestras cabezas. La confusi¨®n y el p¨¢nico se extienden por Europa.
Lo m¨¢s alarmante de todo esto no es el proyecto antimisiles de los americanos ni la ret¨®rica demostraci¨®n de fuerza de Putin, sino la debilidad europea, cada vez m¨¢s espectacular, que ha revelado el episodio. La UE lleva 10 a?os trabajando para lograr una pol¨ªtica exterior y de seguridad com¨²n. ?C¨®mo es posible que un tema tan crucial como la instalaci¨®n de un sistema estadounidense de defensa antimisiles en Europa quede ignorado en la Uni¨®n, que no se haga ning¨²n intento de alcanzar una posici¨®n europea conjunta?
Un sistema antimisiles en Europa es una cuesti¨®n europea, no bilateral. Por muy importante que sea la OTAN, si la UE permanece callada sobre este asunto tan vital para el futuro europeo, no har¨¢ sino reconocer de forma dram¨¢tica su impotencia y su insignificancia.
La debilidad de Europa se hace a¨²n m¨¢s patente si se tiene en cuenta que no est¨¢ claro, en absoluto, que el sistema estadounidense de defensa antimisiles vaya a actuar alguna vez. Es un proyecto dudoso que no merece provocar una divisi¨®n seria de Europa. Y con el tratamiento bilateral de la cuesti¨®n se corre el peligro de hacer precisamente eso: dividir a Europa como lo hizo la guerra de Irak.
El juego de "divide y vencer¨¢s"
Mientras tanto, Mosc¨² juega a "divide y vencer¨¢s", al explotar la dependencia europea de los suministros rusos de gas y petr¨®leo. Mientras la pol¨ªtica de la UE respecto a Rusia contin¨²a obstruida por la intransigencia del Gobierno polaco, Rusia sigue alegremente firmando tratados bilaterales, de forma individual, con Estados miembros de la Uni¨®n; los ¨²ltimos, con Grecia y Bulgaria.
La ¨²nica respuesta eficaz que pueden dar los europeos al Kremlin es la adopci¨®n de una pol¨ªtica energ¨¦tica com¨²n que impida cualquier nueva divisi¨®n. No ser¨¢ f¨¢cil lograrlo, pero la UE ha hecho cosas m¨¢s dif¨ªciles en el pasado.
La UE debe elaborar una postura com¨²n respecto a todos los aspectos estrat¨¦gicos e insignificantes en sus relaciones exteriores. En caso contrario, Europa quedar¨¢ a merced de los intereses de los dem¨¢s.
Ning¨²n pa¨ªs europeo -ni siguiera los Tres Grandes (Francia, Reino Unido y Alemania)-, puede seguir defendiendo exclusivamente sus intereses en pol¨ªtica exterior, fuera del marco europeo com¨²n. Por tanto, cualquier debilidad de la UE en sus relaciones exteriores implica una debilidad equiparable de los intereses individuales de los Estados miembros.
Todo el mundo est¨¢ de acuerdo en una "Europa de valores comunes". Lo que ahora necesitamos es una "Europa de intereses comunes". Objetivamente, ya es una realidad. Subjetivamente, lo ¨²nico que queda por saber es esto: ?cu¨¢nto tardar¨¢n los gobiernos europeos en empezar a tenerlo en cuenta?
Joschka Fischer fue ministro de Exteriores y vicecanciller de Alemania entre 1998 y 2005. Dirigente del Partido Verde durante casi 20 a?os, en la actualidad es profesor visitante en la Escuela Woodrow Wilson de la Universidad de Princeton. ? Project Syndicate-Institute of Human Sciences, 2007. www.project-syndicate.org Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia
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