El Ebro y las buenas intenciones
A casi todo el mundo le acompa?an las buenas intenciones a la hora de proponer soluciones a las riadas del Ebro. Los alcaldes, que suelen buscar lo mejor para sus vecinos, y los agricultores hacen hincapi¨¦ en que se drague el cauce quitando gravas y maleza. Los ecologistas, con la Fundaci¨®n Nueva Cultura del Agua a la cabeza, entienden que estas medidas destrozan el r¨ªo y no solucionan el problema a medio plazo. El r¨ªo, dicen en la fundaci¨®n, es un ser vivo que precisa una zona de libertad que lamine las crecidas, un espacio mucho m¨¢s eficaz que los diques y los embalses. Y en medio, presionada por ambos flancos, est¨¢ la Confederaci¨®n Hidrogr¨¢fica del Ebro.
Su presidente, Jos¨¦ Luis Alonso, ha vuelto a sacar su sentido com¨²n al decir que el problema es complejo y, por tanto, las soluciones son variadas y nada f¨¢ciles. En este grupo de las buenas intenciones no entran los oportunistas de siempre que, con la mentalidad anclada en el pasado, siguen defendiendo grandes embalses y/o el fara¨®nico trasvase al Levante.
Ya llevamos demasiado tiempo debatiendo este problema en Arag¨®n. Es posible que la tozudez que nos suele asistir por estas tierras nos haga m¨¢s impermeables a los nuevos aires que corren en materia de aguas. Pedro Arrojo, de la Fundaci¨®n Nueva Cultura del Agua, suele poner como ejemplo lo que han hecho con el majestuoso Rin, tras aplicar fechor¨ªas similares a las que, con su mejor intenci¨®n, proponen algunos aqu¨ª. No estar¨ªa mal que la CHE invitase a los alcaldes ribere?os a visitar el Rin unos d¨ªas para que ver si esos nuevos aires impregnan sus buenas intenciones. Estoy seguro de que el se?or Arrojo les acompa?ar¨ªa muy gustosamente, aunque tuviera que pagarse el viaje de su bolsillo. Tambi¨¦n podr¨ªa ir el consejero de Medio Ambiente, se?or Bon¨¦, a ver si aprende algo de su materia.
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