Casablanca, capital del miedo
La polic¨ªa marroqu¨ª busca nuevos kamikazes en un barrio sacudido por el p¨¢nico
Un reci¨¦n llegado pregunt¨® al polic¨ªa qu¨¦ hac¨ªa toda esa gente en la calle chillando. El agente respondi¨® muy tranquilo, se?alando a un piso cercano: "Hay un terrorista con una bomba ah¨ª dentro". Cerca, a una decena de metros, una mujer mayor, al enterarse de que otra vez hab¨ªa kamikazes en su barrio, comenz¨® a gritar y se desmay¨®. Por segunda vez en una semana, el populoso barrio de Hay el Farah, en Casablanca, vivi¨® ayer una jornada desquiciada, atravesada de rumores, controles, carreras, alaridos y falsas alarmas. El martes, tres terroristas se suicidaron, otro fue abatido a tiros y un polic¨ªa muri¨®.
F¨¢tima, con pa?uelo en la cabeza, lleva desde el martes sin atreverse a entrar en su casa
Al final, ayer un enorme despliegue policial ahuyent¨® a los curiosos y blind¨® todo el barrio. Hay el Farah, que incluye el distrito de El Fida, se compone de peque?as viviendas de tres plantas con portales diminutos y azoteas. Es una zona llena de tiendas, de cafetines, de talleres de mec¨¢nica y de pisos de alquiler baratos.
A media ma?ana de ayer, en una calle amplia situada a un paso de la vivienda que ocuparon los terroristas que murieron el martes, la polic¨ªa detuvo a un hombre, acusado de pertenecer a la misma c¨¦lula integrista. Inmediatamente, los agentes ordenaron desalojar algunas casas por temor a que hubiera m¨¢s kamikazes cargados de bombas.
El miedo y el caos se ense?orearon entonces de la zona. Nadie sab¨ªa qu¨¦ estaba ocurriendo. Muchos desaconsejaban acercarse a la manzana de casas que estaba siendo vigilada por la polic¨ªa. Pero muchos otros, curiosos, chicos j¨®venes, incluso ni?os, se aproximaban con m¨¢s inter¨¦s que miedo. Centenares de personas se arremolinaban a unos pocos metros de donde, en teor¨ªa, hab¨ªa terroristas ocultos con explosivos atados a la cintura.
Toda la ciudad parec¨ªa haberse echado a la calle. "Tienen miedo de lo que les pueda pasar y se quedan dentro de sus casas", dec¨ªa Abdelatif Besmail, funcionario, "pero tambi¨¦n tienen curiosidad".
Hay quien lleva sin poder entrar en casa tres d¨ªas porque no le deja la polic¨ªa: entre un grupo de vecinos, F¨¢tima, una mujer de unos 35 a?os, con el pa?uelo negro a la cabeza y las manos adornadas de hena, se echa los dedos a la boca en un gesto de miedo. Desde el martes, seg¨²n explica, lleva durmiendo en pisos de familiares. Ella vive en la planta baja de la casa n¨²mero 5 del callej¨®n pegado a la mezquita. En el mismo edificio de cuatro plantas donde tambi¨¦n resid¨ªan los terroristas que se suicidaron el martes sembrando la incertidumbre en Casablanca. "Yo les ve¨ªa, s¨ª, subir por la escalera, me parec¨ªan chicos normales, j¨®venes, nunca pens¨¦ que fueran terroristas", dice F¨¢tima, sin apartar los ojos de su casa.
El martes, a las cinco de la ma?ana, los disparos de la polic¨ªa abatieron a uno de estos integristas que se abalanzaba sobre uno de los agentes blandiendo una espada. Otro se suicidaba activando un cintur¨®n de explosivos en la azotea de la casa, cuatro plantas por encima de donde dorm¨ªa F¨¢tima.
Todo el barrio sali¨® a la calle en pijama. La mujer sonr¨ªe cuando dice que ella s¨®lo hab¨ªa escuchado ruidos as¨ª "en las pel¨ªculas de la televisi¨®n". Luego, sin dejar de mirar el portal, exclama: "El ruido de las bombas lo llevo metido todav¨ªa aqu¨ª [apuntando a su cabeza]". "Era un ruido incre¨ªble, no dejo de o¨ªrlo todo el rato", a?ade. Luego vuelve a fijar la mirada en la casa. Y llora en silencio.
Los vecinos que la rodean tambi¨¦n aseguran tener miedo. Todos se?alan la v¨ªa, a trav¨¦s de las azoteas, que emple¨® otro de los terroristas para escapar. Un joven vecino de la zona que prefiere no dar su nombre relata c¨®mo estuvo el martes todo el d¨ªa en la calle, viendo a la polic¨ªa perseguir islamistas por los tejados. Y recuerda c¨®mo, a las siete de la tarde, otro islamista radical que hab¨ªa conseguido camuflarse entre la gente sali¨® de la multitud y explot¨® la bomba que llevaba sellada al cuerpo cerca de unos polic¨ªas y de unos curiosos. Antes se?al¨® al cielo y exclam¨®: "Allahu Akbar (Dios es el m¨¢s grande)".
Luego vuelven a mirar a sus casas. Y a o¨ªr gritos de la polic¨ªa. Ayer hab¨ªa rumores para todos los gustos: un vecino aseguraba que dos terroristas se hab¨ªan encerrado en la mezquita, otro dec¨ªa que la polic¨ªa hab¨ªa detenido a un chico pero que quedaba otro dentro. La salida de un agente del portal de una de las casas cargando un bulto amarillo desat¨® de pronto el p¨¢nico y la multitud retrocedi¨® espantada a la carrera. Los que estaban juntos se perdieron. F¨¢tima y los otros se disgregaron en la multitud que corr¨ªa. Hubo m¨¢s gritos. Al final se trataba de una inofensiva chaqueta amarilla que alguien hab¨ªa dejado all¨ª. "Somos nosotros, los vecinos, los que hemos visto en la casa a un chico que no era de aqu¨ª y se lo hemos dicho a la polic¨ªa", comentaba un hombre con un gorro de lana. "?l dec¨ªa: 'No soy m¨¢s que un ladr¨®n', pero no le cre¨ªmos", a?adi¨®.
Un polic¨ªa que se encontraba en la zona asegur¨® que el detenido pertenec¨ªa a la c¨¦lula terrorista y que llevaba desde el martes escondido en las casas contiguas a la que ¨¦l hab¨ªa habitado junto con sus compa?eros. La agencia estatal del noticias marroqu¨ª MAP, por su parte, descartaba por la tarde que el detenido tuviera que ver con radicales isl¨¢micos,
Sin embargo, en el barrio de Hay el Farah los vecinos segu¨ªan en la calle mir¨¢ndose de reojo y la polic¨ªa buscaba explosivos en las casas pegadas a la mezquita.
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