Las fotos
Las fotograf¨ªas del horror. I?aki Gabilondo llev¨® a su informativo de Cuatro el s¨ªmbolo de la mayor maldad; en su rostro, antes de que dijera nada, ya se le ve¨ªa su repugnancia, y luego lo cont¨®, con toda la carga de iracundia que merece un caso como el que estaba describiendo. Un desaprensivo -?unos desaprensivos?- hab¨ªa decidido a?adir injuria al dolor de Pilar Manj¨®n, la madre que representa, entre otras v¨ªctimas, a las v¨ªctimas del 11-M. Perdi¨® un hijo en aquellos trenes, y luego sufri¨® la ignominia cotidiana de los que decidieron insultarle; aun hoy, en las ondas eclesi¨¢sticas y en otros medios donde el improperio recibe bendiciones se escuchan insultos contra ella como si fuera la enemiga del pueblo; los que los dicen son tan culpables como los que los escuchan en silencio, y as¨ª los bendicen; los sufri¨® en manifestaciones donde le dijeron de todo sin que ni la justicia ni la verg¨¹enza sirvieran de contrafuerte. Ahora, no satisfechos con haber causado este nuevo dolor a la mujer que est¨¢ entre los sufrientes de aquella matanza, le han enviado a su casa un paquete de fotograf¨ªas que reproduce lo que all¨ª sucedi¨®, con todo el lujo siniestro de los detalles macabros.
Gabilondo decidi¨® congelar la imagen, y reprodujo tan s¨®lo una met¨¢fora de las mismas: un grupo de cad¨¢veres alineados en una de las tumbas colectivas en que se convirtieron aquel d¨ªa los hangares ferroviarios de Madrid. Bastaba esa invocaci¨®n a la memoria hist¨®rica de las peores fotos del siglo para que a cualquiera se le pusiera el nervio en la garganta, y las tuvo que digerir esta mujer, Pilar Manj¨®n. Y las tendr¨¢ que digerir, supongo, el propio presidente del Gobierno, que al final de esa retah¨ªla de la verg¨¹enza -que reproduce otros improperios vergonzosos- aparece como el culpable impl¨ªcito de aquella tragedia de la que estos desaforados han hecho ¨¢lbum. Eso lo llevan diciendo otros que no son an¨®nimos; causan la misma indignaci¨®n que ¨¦stos, pero est¨¢n bendecidos.
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