Se habla espa?ol
Rosas, naranjas, verdes y amarillas lucen por todas partes las camisetas de j¨®venes voluntarios que, al llegar a la eterna primavera de la ciudad colombiana, sorprenden con un lema que reza en la espalda "Medell¨ªn, una ciudad para leer" y que dice en el pecho "Se habla espa?ol". El IV Congreso Internacional de la Lengua es la gran convocatoria y la gran ocasi¨®n. Se oye que el gobernador de la provincia de Antioquia y el alcalde de su capital rivalizan dignamente por los caminos que merodean la presidencia futura de Colombia. Les diferencia el vestuario, la corbata, el estilo y les une esa edad, esa frescura y esa convicci¨®n que distingue a los que van al encuentro del porvenir de los que dormitan en algo ya pasado. A¨²n no se encontraron por esos vericuetos con el alcalde de Bogot¨¢, que tambi¨¦n parece querer transitarlos.
El verso de Neruda anima a proponer un programa a¨²n m¨¢s ambicioso de uso y difusi¨®n de la lengua
El gobernador presenta un gesto supuestamente algo duro y la delicadeza de una mirada triste que deja entrever la huella personal del sufrimiento que le ha alcanzado en la din¨¢mica de violencia que vive su pa¨ªs. Pero su decir suena suave, equilibrado, y denota m¨¢s coraje que rencor. El alcalde de Medell¨ªn mima y acaricia las palabras como su ¨²nica arma y su principal y m¨¢s valioso medio de transformaci¨®n. El miedo, atajado por la oportunidad, viene a ser esperanza. Quiz¨¢ para desterrar la tentaci¨®n de otros cultivos, muestra con orgullo el de su cuidado jard¨ªn de orqu¨ªdeas. Su propuesta no ofrece de entrada avenidas, edificios, carreteras o grandes infraestructuras, sino condiciones de convivencia y la alegr¨ªa de una vida digna. La cultura y la educaci¨®n son la base de su transformaci¨®n social. Y las bibliotecas, centros de encuentro y de referencia, plazas p¨²blicas. Logra seducir con la palabra, con sus entonaciones y argumentos y, al o¨ªrlo, se comprueba que no se trata de un iluso, sino de uno de esos seres infrecuentes que con ella produce ilusi¨®n con contenido.
"Se habla espa?ol". No es que el realismo m¨¢gico de estos parajes provoque la fantas¨ªa de imaginar trastocados habituales reclamos de "On parle fran?ais" y "We speak english". No hemos llegado a un pa¨ªs de lengua extra?a ni hay en ese lema una pizca de reproche o de reivindicaci¨®n. Se trata tan s¨®lo de un reconocimiento, de una propuesta, de una invitaci¨®n para sumarse a la celebraci¨®n de una lengua que, en su mestizaje, ha logrado unirse en su diversidad y acrecentar su potencialidad con la riqueza del conjunto de las hablas iberoamericanas.
En espa?ol y del espa?ol se ha hablado en esa ciudad de acusados contrastes entre un mar de chabolas y remedos de rascacielos, donde el tiempo fluye de otro modo y la dimensi¨®n hist¨®rica se contrapone a las urgencias de cada d¨ªa. Ante Reyes de Espa?a esperados desde siglos, como dijo el presidente Uribe, y convertidos en ese momento en simb¨®licos soberanos de toda Iberoam¨¦rica, el gran art¨ªfice de la "unidad en la diversidad", V¨ªctor Garc¨ªa de la Concha, oficia la emocionante ceremonia del s¨ª de las Academias a la nueva Gram¨¢tica unificada de la lengua espa?ola y por el auditorio recorre un escalofr¨ªo ante una de las m¨¢s importantes acciones de la pol¨ªtica exterior espa?ola de los ¨²ltimos tiempos. ?Hay algo en lo que hoy puedan ponerse de acuerdo 22 pa¨ªses, de Espa?a a Venezuela y de Cuba a los Estados Unidos?, como se ha conseguido con el eficaz y sostenido trabajo de la Asociaci¨®n de Academias de la Lengua Espa?ola, que ya recibi¨® por ello hace unos a?os el Premio Pr¨ªncipe de Asturias de Cooperaci¨®n. S¨®lo por la lengua, el idioma, la palabra com¨²n y la voluntad de su decir cuidado.
En Medell¨ªn, y tambi¨¦n ante los Reyes de Espa?a, se ha hecho realidad igualmente el proyecto alentado por el Instituto Cervantes y C¨¦sar Antonio Molina, con la firma de casi un centenar de instituciones y universidades iberoamericanas (entre ellas, la CRUE y varias espa?olas), para establecer un sistema com¨²n de certificaci¨®n del conocimiento del espa?ol como lengua extranjera (SICELE) que, por encima de las ret¨®ricas al uso, supone una ejemplar y poderosa iniciativa de cooperaci¨®n en red y una palanca con potencial de futuro para explorar nuevas metas de colaboraci¨®n en otros ¨¢mbitos del uso y la difusi¨®n del espa?ol. No se establece un certificado ¨²nico, sino condiciones homologables de capacidad y de conocimientos, de formaci¨®n del profesorado y procedimientos acordados para el reconocimiento internacional. Se unifica, no se uniforma.
Desde el interior colombiano el escenario se traslada despu¨¦s a la costa caribe?a, a esa l¨¢grima de piedra que envuelve Cartagena de Indias, para la celebraci¨®n de la palabra en espa?ol. Es la gran fiesta de la lengua com¨²n y, a la vez, la fiesta de Cien a?os de soledad, del nuevo Quijote del siglo XX. Es la gran fiesta de Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez, que luce un blanco resplandeciente, como en aquella ocasi¨®n del Nobel y como corresponde al Papa literario del espa?ol.
Entonces, la palabra lo habita todo. Belisario Betancur nos descubre la aportaci¨®n del congreso paralelo de los ni?os, el congresito, a una lengua en permanente fructificaci¨®n, con la creaci¨®n de palabras como lumpereza para expresar la pereza que se siente los lunes al iniciar el trabajo. Tom¨¢s Eloy Mart¨ªnez provoca la reflexi¨®n con su an¨¢lisis social e hist¨®rico de la lengua y nos hermana con elocuencia argentina. Sin apenas levantar la voz, Antonio Mu?oz Molina alza a los cuatro vientos el grito de que "el enemigo del espa?ol no es el ingl¨¦s, sino la pobreza". Carlos Fuentes escenifica el relato del momento de la iluminaci¨®n de ese san Pablo latinoamericano apellidado Garc¨ªa M¨¢rquez. V¨ªctor Garc¨ªa de la Concha descubre la confidencial solicitud del Nobel: "Oye, Rey, t¨² tienes que estar en Cartagena", que entroniza con palabra llana a Juan Carlos como concordia soberana de las Am¨¦ricas. Bill Clinton entra en escena para testimoniar que Aureliano Buend¨ªa tambi¨¦n vive en Nueva York. Y cuando suena la voz de Gabo se oye ese silencio que acompa?a a los momentos singulares, antes de dar paso a la m¨²sica y los bailes con ritmo de vallenato en medio de una lluvia de papelillos y p¨¦talos amarillos de rosa mariposa.
"Nos llevaron todo, nos dejaron todo; nos llevaron el oro, nos dejaron la palabra". El verso de Neruda, citado en Colombia, suena m¨¢s a incitaci¨®n que a reproche y sirve m¨¢s para resaltar lo que hoy nos une que para rememorar lo que anta?o nos haya podido separar. Expresa asimismo el valor de la lengua espa?ola (que en su vertiente econ¨®mica se trata de estimar con el importante estudio que realiza un equipo dirigido por el profesor Jos¨¦ Luis Garc¨ªa Delgado) y para invocar la necesidad de hacer de ella una de las grandes lenguas en la comunicaci¨®n, en el comercio, en los negocios, en las relaciones internacionales. Anima, a su vez, a proponer, como han hecho diversos rectores, un programa a¨²n m¨¢s ambicioso de uso y difusi¨®n de la lengua espa?ola en mundos como los de la ciencia, la tecnolog¨ªa y los nuevos soportes de la informaci¨®n, y para que nuestro Gobierno haga de la promoci¨®n del espa?ol uno de los ejes fundamentales de su actuaci¨®n en pol¨ªtica exterior, en las relaciones diplom¨¢ticas internacionales. Y sobre todo, se ofrece como un privilegiado espacio de comunicaci¨®n entre millones de seres de un continente atenazado en muchos ¨¢mbitos por una "miseria berraca" que precisa de la lengua, la cultura y la educaci¨®n como palancas de bienestar, de progreso econ¨®mico y de igualaci¨®n social.
Y ustedes que han participado en el Congreso, nos preguntan unos operarios en el aeropuerto, ?sabr¨ªan decirnos qu¨¦ es la lengua? La cuesti¨®n no se dirige ni al experto ni al Diccionario y no es cosa de eludirla. La lengua es tambi¨¦n lo que permite que estemos hablando, que quepa hacernos esa pregunta y que acertemos a encontrar palabras para balbucear torpemente una respuesta. Nos despedimos sintiendo el orgullo, y el placer, de compartir un modo de expresi¨®n y de comunicaci¨®n, y de pensamiento y de formas de vida, con tantos millones de seres humanos, con la sensaci¨®n de que dejamos una tierra de colores, tambi¨¦n rosas, naranjas, verdes y amarillos, para volver al blanco y negro del viejo continente y con la desaz¨®n de que ya no encontraremos aeropuertos, ni siquiera en nuestro pa¨ªs, con miradas y camisetas de bienvenida luciendo un gozoso "Se habla espa?ol".
Juan A. V¨¢zquez es rector de la Universidad de Oviedo. ?ngel Gabilondo es rector de la Universidad Aut¨®noma de Madrid
Babelia
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