Una zarzuela por la que no pasa el tiempo

Dos creadores emblem¨¢ticos del g¨¦nero l¨ªrico espa?ol por antonomasia est¨¢n siendo homenajeados de forma especial en la temporada conmemorativa del 150? aniversario de la apertura del teatro de la Zarzuela. Uno de ellos es libretista, Miguel Ramos Carri¨®n, y a Los sobrinos del capit¨¢n Grant que ¨¦l escribi¨® correspondieron los honores de apertura del ciclo. Otro es compositor, Ruperto Chap¨ª, y con la popular La revoltosa se cerrar¨¢ el curso. Los dos, libretista y compositor, coinciden en El rey que rabi¨®, un t¨ªtulo central de la programaci¨®n, que se ha reservado el director del Teatro, Luis Olmos, para aportar su granito de direcci¨®n esc¨¦nica. Al margen del merecido reconocimiento a los nombres propios hay otro factor que sobresale: el auge -o la actualida- de la zarzuela de aventuras con ribetes c¨®micos. En esa categor¨ªa se sit¨²a, sin duda, el t¨ªtulo que anteayer se estren¨® y que permanecer¨¢ en cartel hasta el 27 de mayo.

El rey que rabi¨® tiene una excepcional frescura creativa, tanto musical como esc¨¦nica. La comicidad, la s¨¢tira, surgen de las situaciones y se elevan a cotas art¨ªsticas elevadas gracias a la m¨²sica. Nunca falta el gracejo, la iron¨ªa fina. Las alusiones a nuestro tiempo son especialmente divertidas en el cuarteto-polca de la dimisi¨®n y el humor socarr¨®n se manifiesta en una escena tan jocosa como la del coro de m¨¦dicos. Luis Olmos da un aire circense al espect¨¢culo. Lo limita un poco, quit¨¢ndole aire y forzando tal vez la naturalidad ingeniosa del texto en que se apoya. El vestuario y la escenograf¨ªa son coloristas. Miran al pop por momentos y a lo na?f en otros. Hay una tendencia a la caricatura, pero sin pasarse. Fluye la obra teatralmente, a pesar de todo, en su formato de juguete c¨®mico.

La defiende con orden y seguridad desde el foso Miquel Ortega. La orquesta de la Comunidad de Madrid responde con desenvoltura a sus indicaciones. Suena bien. El reparto es homog¨¦neo. Destaca la tiple Susana Cord¨®n, como Rosa, de dicci¨®n particularmente n¨ªtida y de mod¨¦lico equilibrio expresivo. Tambi¨¦n luce muy buenas maneras el tenor Jorge de Leon. Y dan un toque de clase con su experiencia Luis ?lvarez o Emilio S¨¢nchez, pongamos por caso. Con todo ello la velada es entretenida y permite descubrir, o redescubrir, una zarzuela chispeante, de las que aguantan sin complejos el paso del tiempo.