Una firma a cambio del ascensor
Una anciana denuncia que el propietario de su casa le presiona para que su hijo no pueda beneficiarse del alquiler antiguo
Mar¨ªa Zapater tiene 92 a?os y desde hace dos no pisa la calle. La mujer denuncia que los propietarios del edificio donde vive le niegan el acceso al ascensor por su negativa a renunciar por escrito al alquiler del piso a favor de otro familiar tras su fallecimiento. Desde los 25 a?os, esta mujer reside, en r¨¦gimen de alquiler, en una de las pocas fincas catalogadas del siglo XIX que a¨²n se mantienen en pie en la ciudad de Alicante. Se trata del edificio Alberola, ubicado en la calle de San Fernando, en pleno centro hist¨®rico.
En esta vivienda, de unos 200 metros cuadrados, Mar¨ªa convive los fines de semana con su hijo de 60 a?os y la empleada del hogar que la cuida, a cambio de un modesto alquiler de 180 euros. La anciana estaba encantada con su hogar hasta que el inmueble fue adquirido, en 2003, por la Sociedad San Fernando 55, participada por tres socios. A partir de entonces, cualquier requerimiento que ella y su hijo realizan a sus propietarios, en concreto al titular de esa vivienda, para mejorar las condiciones de su vetusta casa de 140 a?os, est¨¢ supeditado a la firma de un documento.
S¨®lo Mar¨ªa y otro anciano residen en la finca pagando una renta antigua
Seg¨²n el hijo de Mar¨ªa, Federico Chico, los due?os se niegan a hacer ninguna mejora si ¨¦l y su anciana madre no renuncian por escrito al alquiler de la vivienda una vez que la mujer fallezca. Esta acusaci¨®n es desmentida por Gonzalo Torregrosa, uno de los tres miembros de la sociedad propietaria del inmueble. La presi¨®n, sin embargo, va m¨¢s all¨¢, seg¨²n los afectados. Tanto los interfonos instalados en el portal como el nuevo ascensor quedan excluidos del uso y disfrute de la pareja de inquilinos. "Le ped¨ª la llave [del ascensor], pero me dijo que no me la dar¨ªan si mi hijo no firmaba", relata Mar¨ªa. Torregrosa responde al respecto: "Lo normal es que no le den las llaves". El copropietario explica que el ascensor fue sufragado en exclusiva por uno de los socios, que reside en la cuarta planta del edificio. "No le va a dar la llave para que se beneficie de un ascensor que mi socio ha costeado en su totalidad", arguye Torregrosa.
A ojos vista, Mar¨ªa se ha visto abocada a un encierro forzoso desde que perdi¨® su movilidad, dos a?os atr¨¢s. Ni su avanzada edad ni su precario estado de salud logran conmover a los propietarios del inmueble. Torregrosa se escuda en la legalidad para prohibir el uso comunitario del ascensor en beneficio exclusivo del propietario que abon¨® la instalaci¨®n.
Hace tres semanas, la salud de Mar¨ªa se agrav¨® y fue ingresada de urgencia en el Hospital General de Alicante. Dos sanitarios la bajaron en camilla, por la escalera. "Para qu¨¦ vamos a pedir la llave si sabemos que van a decir que no", narra la mujer que la cuida.
La versi¨®n de la Sociedad San Fernando 55 es bien distinta. Torregrosa matiza que Mar¨ªa y su hijo Federico se niegan a abonar el 5% de los costes de rehabilitaci¨®n del inmueble que, seg¨²n este socio, obliga la ley. "Se ampara en su edad y no quiere pagar", apuntilla Torregrosa.
De las casi 60 familias que llegaron a convivir en el edificio, s¨®lo Mar¨ªa y otro anciano, un octogenario que prefiere mantenerse al margen, contin¨²an residiendo en la finca Alberola mediante el pago de una antigua renta. Ahora, la mayor¨ªa de las viviendas acogen oficinas. A estos trabajadores, los propietarios tampoco les han facilitado la llave del ascensor. "A m¨ª realmente me da igual, porque yo todav¨ªa sigo ¨¢gil y subo perfectamente las escaleras", comenta el anciano que, como Mar¨ªa, conserva su antiguo alquiler. "Adem¨¢s, entiendo que si el ascensor lo ha comprado ¨¦l
[uno de los propietarios] pues es l¨®gico que s¨®lo ¨¦l pueda subir".
Pero el ascensor no es el ¨²nico motivo de las quejas de Mar¨ªa y su hijo. El deterioro de su vivienda sigue en aumento. Su techo est¨¢ salpicado de goteras, extremo que, seg¨²n asegura el hijo de la anciana, comunic¨® al propietario. La contestaci¨®n siempre es la misma: "Lo arreglaremos todo si su hijo firma", asegura Mar¨ªa que le responden los propietarios.
Hace dos semanas, uno de los hijos interpuso una denuncia ante la Polic¨ªa Local despu¨¦s de que las fuertes precipitaciones inundaran la vivienda. Agentes de polic¨ªa y bomberos se personaron durante dos d¨ªas para elaborar un informe. Torregrosa da su explicaci¨®n. "Esta se?ora tiene goteras, como toda la finca, porque tiene 140 a?os". Y concluye: "Si le entr¨® agua fue por que se dej¨® las ventanas abiertas". Los propietarios se comprometieron a subsanar las goteras, pero una semana despu¨¦s Mar¨ªa sigue encerrada en su casa y con goteras.
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