David Halberstam, un campe¨®n del periodismo
Fue uno de los primeros reporteros que narr¨® el horror de Vietnam
David Halberstam, fallecido el lunes en California en un accidente de tr¨¢fico, perteneci¨® por derecho a una de las redacciones m¨¢s legendarias de la historia del periodismo. En el diario The New York Times de los primeros a?os sesenta, donde ni el insuperable Gay Talese pudo disponer de una columna, Halberstam construy¨® su reputaci¨®n de reportero total con su testimonio de la guerra del Vietnam.
Antes de que la televisi¨®n hiciera evidente la tragedia de aquella guerra, y la sociedad norteamericana tuviera conciencia de la imposibilidad de la victoria, Halberstam hab¨ªa comenzado a difundir las cr¨®nicas de aquel desastre pol¨ªtico y sus consecuencias: el horror humano y la emergencia de la juventud como factor cr¨ªtico decisivo frente al conflicto. Halberstam comprendi¨® muy pronto el tama?o de la tragedia y lo expuso con precisi¨®n y credibilidad, demasiada credibilidad para la Administraci¨®n de Kennedy. El propio presidente se dirigi¨® a Arthur Ochs Sulzberger, propietario del peri¨®dico The New York Times para pedirle que sustituyera a Halberstam como corresponsal de guerra. La negativa fue tajante: Halberstam continu¨® en Vietnam, donde su trabajo le hizo merecedor del Premio Pulitzer en 1964.
Como tantos acreditados periodistas de aquel New York Times, Halberstam abandon¨® el diario, en medio de tensiones que revelaban el papel de lo que se denomin¨® periodistas estrella. En el Times y en otros medios, gente como Talese, Jimmy Breslin o Tom Wolfe hab¨ªan roto las viejas reglas y se hab¨ªan aventurado en nuevos territorios estil¨ªsticos. Periodismo subjetivo, nuevo periodismo, periodismo verit¨¦, como quiera que se denominara a aquel novedoso modelo, el efecto del cambio fue profundo. Para empezar, algunos periodistas tomaron conciencia de su poder, o del poder de la celebridad en los tiempos del pop.
El prestigio de Halberstam fue, y lo ha sido hasta su muerte, de una naturaleza muy americana: el hombre apasionado, de una curiosidad insaciable, sin fronteras, destinado a atreverse con todos los g¨¦neros.
Hijo de un cirujano del ej¨¦rcito y de una profesora, educado en la selecta tradici¨®n cultura de la Costa Este norteamericana, su horizonte parec¨ªa ilimitado. Elegante en el estilo, prolijo en la recopilaci¨®n de datos, atento observador social, Halberstam aplic¨® todas sus cualidades a un periodismo que atraves¨® la pol¨ªtica, el an¨¢lisis social y el deporte, donde su figura ha sido capital. Analista pol¨ªtico, autor de The Children, donde su mirada progresista se detuvo en la lucha por los derechos civiles de la poblaci¨®n negra, o de The Reckoning, estudio del declive de la industria automovil¨ªstica americana en beneficio de la japonesa, campe¨®n del periodismo deportivo con t¨ªtulos como Summer of 49, Halberstam ha dejado la huella de los colosos.
En el campo del periodismo pol¨ªtico, su libro m¨¢s celebrado es The best and the brighest (Los mejores y los m¨¢s brillantes), reflexi¨®n del contradictorio papel de lo que consideraba la gran generaci¨®n americana, la que rode¨® la figura del presidente Kennedy. Pero el apetito period¨ªstico de Halberstam pronto deriv¨® hacia otros g¨¦neros, donde su influencia ha sido indiscutible.
Para un hombre que creci¨® fascinado por las cr¨®nicas de Bill Heinz y por el papel del deporte en la sociedad estadounidense, result¨® natural la reivindicaci¨®n del periodismo deportivo. Varios de sus trabajos han sido fundamentales. Unos, como editor de la saga Best Am¨¦rica Sportwriting, donde cada a?o se ha elegido las mejores historias publicadas en peri¨®dicos y revistas. En la formidable antolog¨ªa dedicada a los mejores art¨ªculos del siglo XX, encabezados por el retrato de Joe DiMaggio -The silent season of a hero- que escribi¨® Gay Talese para Esquire, se tiene la visi¨®n perfecta de lo que el periodismo deportivo ha representado en Estados Unidos. Como autor, hay varios que reflejan su pasi¨®n y su conocimiento. Ninguno lo manifiesta mejor que Playing for keeps: Michael Jordan and the world he made, una brillante reflexi¨®n sobre un deportista incomparable y la m¨¢quina comercial que le acompa?aba. Esa pasi¨®n por el deporte ha permanecido hasta el d¨ªa de su muerte: Halberstam falleci¨® el lunes cuando se dirig¨ªa a entrevistar a Y. A. Little, quarterback de los Giants de Nueva York que se enfrentaron a los Baltimore Colts en la Superbowl de 1958, considerado por muchos como el mejor partido de la historia.
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