Hombres de palabras
Si un d¨ªa, los peri¨®dicos deciden publicar una secci¨®n con las promesas incumplidas por los gobernantes de turno es probable que obtengan un gran ¨¦xito. Bastar¨ªa para ello archivar lo que un pol¨ªtico dijo o prometi¨® en tal ocasi¨®n y reproducirlo al cabo del tiempo en la secci¨®n correspondiente. De ese modo, los ciudadanos dispondr¨ªamos de una referencia muy ¨²til para conocer la conducta de nuestros dirigentes. Las promesas que ¨¦stos suelen hacer son tan profusas que nos es imposible llevar la cuenta de ellas. Pasado el momento de su manifestaci¨®n, tendemos a olvidarlas, con lo que nuestra capacidad para advertir los incumplimientos se ve muy limitada. Eso lo sabe el pol¨ªtico y se aprovecha de ello.
Las hemerotecas podr¨ªan prestar un valioso servicio para este fin. Si un pol¨ªtico supiera que las palabras dormidas en los archivos pueden regresar a la actualidad en cualquier momento, es posible que midiera m¨¢s sus discursos. Si hoy vive despreocupado, es porque sabe que s¨®lo ante un asunto de suma gravedad revivir¨¢ la informaci¨®n. Con la tecnolog¨ªa disponible en la actualidad, no ser¨ªa complicado confeccionar un programa inform¨¢tico que se ocupase de la tarea. Las ediciones digitales de los diarios facilitan el trabajo sobremanera, y pr¨¢cticamente lo dan ya hecho. El mayor inconveniente, a mi parecer, es que la secci¨®n requerir¨ªa un espacio excesivo para las posibilidades del peri¨®dico.
No es presumible que el alicantino recuerde la visita de Francisco Camps a la ciudad, tres a?os atr¨¢s y lo que, en aquella ocasi¨®n, prometi¨® el presidente. Estas situaciones, como ya he dicho, tienden a olvidarse con rapidez. Yo la he recordado ahora al buscar unos datos para escribir un art¨ªculo sobre la Copa del Am¨¦rica. En esas fechas, se estaba promocionando la famosa regata y Camps se reuni¨® en Alicante con el alcalde de la ciudad, Luis D¨ªaz, y el se?or Flores, presidente del Puerto, con quienes firm¨® un acuerdo de colaboraci¨®n. Como es habitual en estos actos, Camps no puso un euro encima de la mesa, pero la funci¨®n sirvi¨® para anunciar los grandes beneficios que Alicante obtendr¨ªa gracias a la prueba.
Alicante -asegur¨® Camps a los periodistas- estaba llamada a jugar un papel preponderante en la competici¨®n. Se crear¨ªan escuelas de vela, se multiplicar¨ªan los amarres y, lo m¨¢s importante, la ciudad se beneficiar¨ªa de un turismo de calidad que acudir¨ªa a la llamada de la Copa. Los hoteleros se pusieron muy contentos ante los grandes beneficios que el suceso les reportar¨ªa y as¨ª lo manifestaron en la prensa. Por unos d¨ªas, Alicante vivi¨® la copa del Am¨¦rica como si ¨¦sta fuese a celebrarse en la bah¨ªa. ?Qu¨¦ bien le vinieron a Luis D¨ªaz las palabras de Francisco Camps para afirmarse en la alcald¨ªa!
La operaci¨®n de Alicante la repiti¨® el presidente en diversas poblaciones de la costa. En cada una de ellas, sus habitantes pudieron escuchar las mismas o parecidas frases que hab¨ªan regalado el o¨ªdo los alicantinos, adaptadas a la importancia del lugar. El man¨¢ de la Copa del Am¨¦rica se anunciaba, por aquellos d¨ªas, en toda la Comunidad. En cada aparici¨®n p¨²blica, Camps no se cansaba de repetir que la regata ser¨ªa un factor de cohesi¨®n territorial. A la vista est¨¢. La Copa del Am¨¦rica ha sido un factor de cohesi¨®n territorial en la misma medida que Torrevieja es un ejemplo de ciudad sostenible, algo que acaba de afirmar el propio presidente Camps.
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