Fraude en Nigeria
La transici¨®n relativamente suave, en 1999, del largo y tenebroso poder militar al civil en Nigeria, despu¨¦s de tres d¨¦cadas de dictaduras ruinosas, suscit¨® esperanzas de que el m¨¢s populoso pa¨ªs africano y su principal productor de petr¨®leo conseguir¨ªa dejar atr¨¢s una desgarrada historia desde su independencia, en 1960. Las elecciones presidenciales y parlamentarias de la semana pasada eran en este sentido la prueba de fuego. Un jefe de Estado elegido, Olusegun Obasanjo, ced¨ªa el poder a otro civil, salido igualmente de las urnas.
Pero el abultado triunfo de Umaru Yar Adua, un oscuro gobernador designado a dedo por Obasanjo como su sucesor, ha resultado una farsa a escala nigeriana. Los comicios, tanto los presidenciales como los parlamentarios y los locales, con una semana de intervalo, han estado tan marcados por la violencia y el caos y han sido tan bochornosamente manipulados que su desenlace carece de una m¨ªnima credibilidad. Todav¨ªa ayer, y con los mismos patrones, el partido gubernamental continuaba amontonando esca?os en los lugares donde hab¨ªan sido anulados por irregularidades masivas. No s¨®lo la oposici¨®n ha pedido, sin ninguna esperanza de ser escuchada, que se repitan las votaciones. Lo mismo ha solicitado el propio grupo de observadores independientes nigerianos. Hasta la Uni¨®n Europea, cuyos vigilantes electorales utilizan habitualmente un lenguaje eufem¨ªstico, ha llamado esta vez a las cosas por su nombre.
El mayor responsable del fraude es el presidente saliente. Cuando Obasanjo lleg¨® al poder en 1999, este antiguo general anunci¨® que su misi¨®n ser¨ªa hacer respetable a una naci¨®n tan rica como miserable, asediada por sus conflictos ¨¦tnicos y religiosos, con 140 millones de habitantes y sobre la que hab¨ªan reinado sin restricciones generales tan crueles como corruptos, con miles de millones de d¨®lares del petr¨®leo a su disposici¨®n. Umaru Yar Adua es sobre el papel el candidato ideal para permitirle que contin¨²e manejando los asuntos m¨¢s importantes del exportador del 3% del crudo mundial. El l¨ªder nigeriano ha intentado sin ¨¦xito modificar la legislaci¨®n para presentarse a un tercer mandato, ha manipulado las instituciones y se ha asegurado por todos los medios de que ning¨²n rival serio tuviera posibilidad de concurrir a las elecciones.
La fr¨¢gil Nigeria, a la que por mor de su demograf¨ªa y su dilapidada riqueza sus gobernantes pretenden erigir en faro para ?frica, se perpet¨²a as¨ª como un lugar tan inestable como impredecible. El fraude electoral plantea como primer reto al nuevo presidente, que asumir¨¢ el cargo en un mes, el de asentar su legitimidad. Y nada arreglar¨ªa una escalada de las protestas callejeras, como anuncia la oposici¨®n, en un pa¨ªs cuyos militares han dado inveteradas muestras de su predilecci¨®n por el golpe de Estado.
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