Casi humanos y a veces m¨¢s inteligentes
M¨¢s de 300 primat¨®logos y otros cient¨ªficos eval¨²an las capacidades cognitivas del chimpanc¨¦
Observados en la naturaleza y sometidos a pruebas en cautividad, los chimpanc¨¦s se prestan a comparaciones con los humanos, sus parientes cercanos. Guardan un parecido familiar que fascina a la gente, y los cient¨ªficos ven cada vez m¨¢s pruebas de similitudes en la conducta y las habilidades de los chimpanc¨¦s, que van m¨¢s all¨¢ de un rostro expresivo y unos pulgares prensibles.
La teor¨ªa es que los chimpanc¨¦s tienen una "reserva cognitiva" o inteligencia subyacente
El desaf¨ªo es saber hasta qu¨¦ punto se da en la naturaleza la conducta en cautividad
Los antepasados de los chimpanc¨¦s fueron el ¨²ltimo linaje de los monos actuales que se separaron de la rama que condujo a los humanos, probablemente hace seis millones de a?os, o tal vez cuatro. Un examen m¨¢s reciente demuestra que, a pesar de profundas diferencias en ambas especies, s¨®lo un 1,23% en sus genes separa al Homo sapiens del Pan troglodytes.
Los chimpanc¨¦s hacen gala de una extraordinaria gama de comportamientos y talento. Fabrican y utilizan herramientas sencillas, cazan en grupo y participan en actos agresivos y violentos. Son criaturas sociales que parecen capaces de mostrar empat¨ªa, altruismo, conciencia de s¨ª mismas, cooperaci¨®n en la resoluci¨®n de problemas y aprendizaje a trav¨¦s de ejemplos y experiencia. Los chimpanc¨¦s incluso superan a los humanos en ciertas tareas de memoria.
"Hace 50 a?os, cuando pr¨¢cticamente no sab¨ªamos nada de los chimpanc¨¦s", se?ala Andrew Whiten, un psic¨®logo evolutivo de la Universidad de St. Andrews (Escocia), "no habr¨ªamos podido predecir la riqueza y la complejidad de la cultura del chimpanc¨¦ que conocemos ahora". Jane Goodall, una joven inglesa que trabaj¨® en ?frica en los a?os sesenta, empez¨® a cambiar las percepciones. Al principio, los expertos cuestionaban sus art¨ªculos sobre chimpanc¨¦s que utilizaban herramientas y mostraban un comportamiento social. Pon¨ªan objeciones sobre todo a sus referencias a la cultura de los chimpanc¨¦s. S¨®lo los humanos, insist¨ªan, ten¨ªan cultura. "Al principio, Jane sufri¨® el rechazo de las figuras consagradas", comenta Richard Wrangham, un antrop¨®logo de Harvard. "Ahora, quienes dicen que los chimpanc¨¦s no tienen emociones ni cultura son los rechazados".
El nuevo consenso enmarc¨® el debate de un simposio, La mente del chimpanc¨¦, celebrado recientemente en el Lincoln Park Zoo de Chicago. M¨¢s de 300 primat¨®logos y otros cient¨ªficos evaluaron el conocimiento acumulado sobre las capacidades cognitivas del chimpanc¨¦.
Tras una sesi¨®n, Frans de Waal, de la Emory University (EE UU), autor de El mono que llevamos dentro (Tusquets Editores), dec¨ªa que hace s¨®lo una d¨¦cada todav¨ªa no exist¨ªa un consenso firme sobre muchas de las relaciones sociales de los chimpanc¨¦s. "Ahora no se oye ning¨²n debate", afirmaba.
En sus estudios en el Yerkes Primate Research Center, De Waal descubri¨® que, como animales sociales, los chimpanc¨¦s han tenido que constre?ir y alterar su comportamiento en varios sentidos, al igual que los humanos. Forma parte del legado del mono, apunta, y en el caso de los hombres, es la base de la moralidad.
Otros estudios recientes explicaban con m¨¢s detalle las habilidades de los chimpanc¨¦s como fabricantes de utensilios. Jill Pruetz, de la Iowa State University (EE UU), describ¨ªa 22 ejemplos de chimpanc¨¦s de Senegal que elaboraban lanzas de madera para cazar primates m¨¢s peque?os y obtener carne. Goodall fue la primera en observar los chimpanc¨¦s como carn¨ªvoros cazadores no estrictamente vegetarianos.
Pruetz observ¨® a varios chimpanc¨¦s clavando las lanzas en troncos de ¨¢rbol huecos en los que a menudo habitan los g¨¢lagos. Un solo intento surt¨ªa efecto. Antes se hab¨ªa visto a chimpanc¨¦s utilizar palos principalmente para extraer termitas de su refugio.
Un equipo de arque¨®logos dirigido por el espa?ol Julio Mercader, de la Universidad de Calgary (Canad¨¢), dijo haber encontrado piedras en Costa de Marfil que los chimpanc¨¦s utilizaban hace 4.300 a?os para abrir frutos secos. Con frecuencia se ha filmado a chimpanc¨¦s actuales utilizando piedras como un martillo.
Otros investigadores combinan el trabajo de campo, en el que muestran la conducta de los chimpanc¨¦s en su h¨¢bitat natural, con experimentos de laboratorio creados para desvelar su inteligencia subyacente, lo que los cient¨ªficos denominan su "reserva cognitiva".
Por ejemplo, los chimpanc¨¦s en estado salvaje no se sentar¨ªan por s¨ª solos ante un ordenador a responder con toques r¨¢pidos en la pantalla como prueba de su memoria inmediata. Unos v¨ªdeos en los que hac¨ªan justamente eso en la Universidad de Kioto (Jap¨®n) impresionaron especialmente a los asistentes al simposio.
Tetsuro Matsuzawa, un primat¨®logo de Kioto, describi¨® a un chimpanc¨¦ joven que ve¨ªa c¨®mo aparec¨ªan sucesivamente n¨²meros, del uno al nueve, parpadeantes en la pantalla en posiciones aleatorias. Los n¨²meros desaparec¨ªan en menos de un segundo. Donde hab¨ªan aparecido los n¨²meros quedaban unos cuadrados blancos. El chimpanc¨¦ pulsaba los cuadrados de manera despreocupada pero r¨¢pidamente, haciendo reaparecer los n¨²meros en orden ascendente: uno, dos, tres, etc¨¦tera.
El ensayo se repiti¨® varias veces con los n¨²meros y los cuadrados en distintos lugares. El chimpanc¨¦, que recibi¨® un entrenamiento durante meses acompa?ado de la promesa de recompensas en forma de alimento, casi nunca fall¨® y record¨® d¨®nde hab¨ªan aparecido los n¨²meros. El v¨ªdeo incluye escenas de un ser humano que no supera la prueba, y rara vez recuerda m¨¢s de uno o dos n¨²meros, si es que recuerda alguno.
"Los humanos no pueden hacerlo", asegura Matsuzawa. "Los chimpanc¨¦s son superiores al hombre en esta tarea". Matsuzawa indica que las primeras especies humanas "perdieron la memoria inmediata y, a cambio, aprendieron simbolizaci¨®n, las habilidades del lenguaje. Yo lo llamo la teor¨ªa de la compensaci¨®n. Si quieres una capacidad, por ejemplo, una memoria inmediata mejor, debes perder otra".
Misato Hayashi, tambi¨¦n de Kioto, describe experimentos realizados con cr¨ªas de chimpanc¨¦ que manipulan cubos apilables y bloques cuadrados y cil¨ªndricos. Fueron m¨¢s lentos que los humanos, pero la destreza manual estaba ah¨ª. Un ser humano empieza a apilar bloques poco despu¨¦s de cumplir un a?o, se?ala Hayashi; los chimpanc¨¦s ten¨ªan casi tres.
En experimentos con espejos, los investigadores demostraron que los chimpanc¨¦s presentaban una conciencia de s¨ª mismos que est¨¢ ausente en los monos, pero no en los delfines y los dem¨¢s grandes simios. Ensayos similares demostraron cierto reconocimiento de s¨ª mismos entre los elefantes.
Otros investigadores dicen que cuando se les plantearon problemas para obtener alimentos desde el otro lado de una valla, los chimpanc¨¦s no s¨®lo fueron inteligentes por s¨ª solos y a menudo competitivos con otro ejemplar, sino que tambi¨¦n mostraron una disposici¨®n a cooperar unos con otros para realizar el trabajo.
Wrangham, de Harvard, dice que el desaf¨ªo para los primat¨®logos que trabajan en ese campo radica en saber hasta qu¨¦ punto se da en la naturaleza la conducta y el "excedente de capacidad cognitiva" observados en cautividad. La respuesta parece variar de una comunidad de chimpanc¨¦s aislada a otra. Seg¨²n los cient¨ªficos, eso demuestra el papel del aprendizaje social -adquirir habilidades por imitaci¨®n- y las respuestas a diferentes oportunidades en culturas independientes.
Seg¨²n los investigadores, el inter¨¦s por aprender m¨¢s sobre los chimpanc¨¦s no es s¨®lo un caso de conocimiento porque s¨ª. Su comportamiento y su inteligencia, afirman, tal vez permita comprender las habilidades de los primeros antepasados del hombre. Seg¨²n los primat¨®logos, una motivaci¨®n m¨¢s urgente es que se trata de seres sensibles y los familiares vivientes m¨¢s pr¨®ximos al hombre, y que su supervivencia est¨¢ amenazada.
The New York Times.
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