Cuando la memoria se esfuma de repente
Los casos de amnesia fulminante rayan con la ficci¨®n pero obedecen a causas biol¨®gicas o psicol¨®gicas
De vez en cuando, hay personas aparentemente normales que desaparecen sin recordar qui¨¦nes son, de d¨®nde vienen o c¨®mo era su vida anterior. Parecen historias de ficci¨®n, pero ocurren en la vida real. El a?o pasado, un abogado y padre de dos hijos de 57 a?os, l¨ªder de los Boy Scouts y religioso practicante, abandonaba el garaje situado cerca de su oficina y desapareci¨®. Seis meses despu¨¦s le encontraron viviendo con un nuevo nombre en un refugio para indigentes en Chicago, sin saber qui¨¦n era o de d¨®nde ven¨ªa.
Ni las b¨²squedas en archivos ni la polic¨ªa de Chicago pudieron ayudarle. Su verdadera identidad se desvel¨® a trav¨¦s de una pista facilitada al programa America's most wanted. Pero cuando su familia se puso en contacto con ¨¦l, no ten¨ªa ni idea de qui¨¦nes eran.
Pr¨¢cticamente todos los pacientes que sufren amnesia o fuga disociativa acaban recuperando la memoria, por lo general de manera tan abrupta como cuando olvidaron los recuerdos
Un importante desaf¨ªo diagn¨®stico para los m¨¦dicos es diferenciar entre los casos aut¨¦nticos de p¨¦rdida de memoria y la amnesia inventada de quienes fingen estar enfermos
En el terreno de la ficci¨®n hay una obra titulada Fugue, que se est¨¢ representando en el Cherry Lane Theater de Nueva York. En ella, una mujer a la que encuentran deambulando sin hogar en Chicago es entrevistada por un psiquiatra. No sabe c¨®mo se llama ni recuerda nada sobre su vida antes de llegar a Chicago. El resto de esta interesante obra de Leonora Thuna es una exploraci¨®n de una alteraci¨®n emocional inusual pero fascinante, conocida t¨¦cnicamente como fuga o amnesia disociativa.
La gente con este problema abandona su entorno f¨ªsico habitual de manera repentina e inesperada y se embarca en un viaje que puede durar s¨®lo unas horas o hasta varios meses. Durante el estado de fuga, los individuos pierden su identidad por completo, y m¨¢s tarde asumen una nueva. No conocen su nombre real o nada de su vida anterior, y no reconocen a amigos o familiares. Puede que ni siquiera recuerden c¨®mo llegaron adonde est¨¢n.
Aunque la p¨¦rdida de memoria puede darse por muchos motivos, la fuga disociativa no tiene causas f¨ªsicas o m¨¦dicas directas. M¨¢s bien se ve precipitada por un estr¨¦s grave o un acontecimiento emocionalmente traum¨¢tico tan doloroso que la mente parece desconectar y borrarlo todo, como un disco duro fallido. Pero, a diferencia de un ordenador cuya informaci¨®n no guardada se pierde para siempre, la mayor¨ªa o todos los pacientes que sufren fuga disociativa acaban recuperando la memoria, por lo general de manera tan abrupta como cuando desaparecieron los recuerdos.
Mientras se encuentra en estado de fuga, la gente no es consciente de que ha perdido su identidad y la memoria, se?ala David Schacter, catedr¨¢tico de Psicolog¨ªa en Harvard. Deambulan, y a menudo se van lejos de casa. Hasta que no se ven obligados a revelar alguna informaci¨®n biogr¨¢fica no se dan cuenta de que no saben qui¨¦nes son, lo cual puede desembocar en una b¨²squeda desesperada para desvelar su identidad.
En un elocuente caso detallado por Berton Rouech¨¦, primero en The New Yorker y luego en su libro The medical detectives, volumen II, hace m¨¢s de medio siglo, un hombre que se sent¨ªa cada vez m¨¢s atrapado en el negocio de su suegro no se present¨® un d¨ªa en la tienda que ten¨ªa en Boston y m¨¢s tarde se encontr¨® en Nueva York. Hasta que no tuvo que dar su nombre en un hotel no descubri¨® que ignoraba qui¨¦n era.
Tras numerosos intentos fallidos de descubrir su identidad, su pasado se revel¨® s¨®lo mientras era interrogado por un m¨¦dico en el Bellevue Hospital, seg¨²n recordaba. "De repente, supe, record¨¦. Di un salto y grit¨¦: '?Lo s¨¦, puedo recordar! Me acuerdo del nombre de mi mujer: se llama Mildred. Vivimos en Boston. Incluso puedo decirle la direcci¨®n. Y me llamo Uhlan. Walter Uhlan".
Elkhonon Goldberg, catedr¨¢tico cl¨ªnico de Neurolog¨ªa de la Universidad de Nueva York y autor de tres libros sobre la mente humana, se?ala que alg¨²n problema neurol¨®gico subyacente suele ser la causa de la amnesia. Cuando ¨¦sta tiene una base f¨ªsica, la p¨¦rdida de memoria normalmente no es completa, sino que abarca parte de la vida de una persona. A menudo se pierden los recuerdos m¨¢s recientes, mientras que los de sucesos m¨¢s distantes se conservan.
Cuando se examina a un paciente con p¨¦rdida de memoria que no presenta una causa f¨ªsica obvia, el primer paso, seg¨²n Goldberg, es buscar un origen neurol¨®gico, como una lesi¨®n en la cabeza, una apoplej¨ªa, encefalitis v¨ªrica o epilepsia del l¨®bulo temporal. En esos casos, adem¨¢s de una p¨¦rdida de memoria incompleta, normalmente se produce una p¨¦rdida de datos individuales, como la informaci¨®n biogr¨¢fica. Sin embargo, cuando la p¨¦rdida de memoria incluye un conocimiento gen¨¦rico sobre clases completas de cosas, como cu¨¢ntas alas tienen los p¨¢jaros, es m¨¢s probable que la causa subyacente sea psicog¨¦nica, se?ala Goldberg.
Cuando la amnesia tiene una causa org¨¢nica, el recuerdo de la gente sobre qui¨¦n es normalmente no se ve alterado, observa Schacter. Tampoco suelen perderse recuerdos que se produjeron antes del problema f¨ªsico. Pero puede que esas personas sean incapaces de crear nuevos recuerdos. Y a veces, los casos de fuga tienen un origen psicol¨®gico precipitante junto con alguna forma de lesi¨®n cerebral subyacente que se revela, por ejemplo, mediante im¨¢genes por resonancia magn¨¦tica o tomograf¨ªa, seg¨²n Morris Moscovitch, un psic¨®logo de la Universidad de Toronto.
Otro desaf¨ªo al que hacen frente los m¨¦dicos para diagnosticar la amnesia, apunta Schacter, es diferenciar entre casos aut¨¦nticos de p¨¦rdida de memoria y la amnesia inventada de quienes fingen estar enfermos; por ejemplo, gente que huye de problemas econ¨®micos, que ha cometido un delito o que simplemente desea obtener notoriedad. A menudo, las pruebas neuropsicol¨®gicas practicadas por expertos son capaces de detectar a los falsos enfermos, que pueden obtener unos resultados tan malos en ciertas pruebas que obviamente est¨¢n falsificando sus respuestas.
Otras comprobaciones para el fraude incluyen evaluar si los pacientes de verdad est¨¢n tratando de responder a las preguntas correctamente y si existen motivos aparentes para fingir que no saben qui¨¦nes son.
En el caso del abogado de Westchester, que hab¨ªa perdido todo recuerdo de su vida anterior, su mujer ofreci¨® informaci¨®n de antecedentes, lo cual indic¨® que la amnesia podr¨ªa tener su origen en un estr¨¦s postraum¨¢tico prolongado. Era un ex combatiente de Vietnam que hab¨ªa paseado entre las Torres Gemelas del World Trade Center el 11 de septiembre de 2001, minutos antes de que se estrellara el primer avi¨®n. M¨¢s tarde sufri¨® un retorno de dolorosos recuerdos de su experiencia en la guerra y fue sometido a un tratamiento para la depresi¨®n.
La primera vez que la dramaturga Leonora Thuna se sinti¨® atra¨ªda por el tema de la fuga fue tras leer un art¨ªculo en Los Angeles Times. Una atractiva mujer rubia fue recogida por la polic¨ªa despu¨¦s de encontrarla deambulando por las calles de Los ?ngeles sin idea alguna de qui¨¦n era o c¨®mo hab¨ªa llegado hasta all¨ª. Despu¨¦s de que su fotograf¨ªa apareciera en el peri¨®dico, su familia la reconoci¨® y fue a buscarla, pero al llegar, la mujer tampoco ten¨ªa ni idea de qui¨¦nes eran.
Se han producido casos similares en otros lugares, como un hombre de 40 a?os procedente de Olympia, Washington, que de alg¨²n modo lleg¨® hasta Denver, donde divag¨® solo y confundido por las calles hasta que al final pidi¨® a los m¨¦dicos y la polic¨ªa que le ayudaran a descubrir su identidad.
Al investigar sobre los estados de fuga, Thuna supo algo tranquilizador: "Nunca pierdes la memoria, siempre est¨¢ ah¨ª. Sencillamente, se cae del archivador".
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