Balas cargadas de Botox
Los lectores que, con vocaci¨®n de carcajada malsana, ojean (u hojean) revistas como People o US Weekly (o recientes imitaciones-franquicias para el mercado espa?ol como Cuore o In touch) tienen en El novio de mi madre la versi¨®n cinematogr¨¢fica para sus perfectos ratos de desenchufado mental. Ambientada en el mundo de la televisi¨®n americana, a bordo de una de esas series para adolescentes protagonizadas por actores que rozan o superan la treintena (definici¨®n que tambi¨¦n podr¨ªa servir para alguna serie espa?ola), la pel¨ªcula se alimenta de continuas bromas m¨¢s o menos privadas sobre gente del mundo del espect¨¢culo a la que se nombra de forma expresa para hacer sangre (mediana, tampoco es que sea el colmo de la desmesura) de algunas de sus actitudes.
EL NOVIO DE MI MADRE
Direcci¨®n: Amy Heckerling. Int¨¦rpretes: Michelle Pfeiffer, Paul Rudd, Tracey Ullman, Jon Lobitz. G¨¦nero: comedia rom¨¢ntica. EE UU, 2007. Duraci¨®n: 97 minutos.
De Demi Moore a Bruce Willis, pasando por Melanie Griffith, Meg Ryan, Meryl Streep, Glenn Close, Susan Sarandon y Emma Thompson (a las primeras se las concept¨²a con la frase "demasiada cirug¨ªa" y a las dem¨¢s como "brujas", salvo a Sarandon y Thompson, calificadas como "bruja de izquierdas" y "bruja brit¨¢nica"), intocables y menos intocables de Hollywood pasan por el rodillo de Amy Heckerling, guionista y directora evidente conocedora del medio en el que se mueve, que en Fuera de onda (1995) ya analiz¨® con suficiente pimienta a la primera generaci¨®n adolescente poseedora de tel¨¦fono m¨®vil. As¨ª, el Prozac, el Vicodin, el Botox, el implante capilar, los rayos uva, el arribismo laboral y la prohibici¨®n de la referencia a la edad de las personas son los protagonistas de una pel¨ªcula que, sorprendentemente, se estrena en Espa?a antes que en Estados Unidos (llegar¨¢ en junio).
Sin embargo, donde le es imposible apartarse de la median¨ªa habitual es en la parte rom¨¢ntica de la historia. A pesar de los esfuerzos de una recuperada Michelle Pfeiffer (su baj¨®n profesional en la ¨²ltima d¨¦cada es digno de an¨¢lisis), la relaci¨®n sentimental entre, seg¨²n la pel¨ªcula, la cuarentona corta y el veintea?ero largo (aqu¨ª la ficci¨®n tambi¨¦n miente, pues Michelle tiene 49 a?os y Paul Rudd, 38) carece del menor inter¨¦s. Rudd est¨¢ tan encantador como suele (en la l¨ªnea del icono homosexual que interpret¨® en Mucho m¨¢s que amigos), pero en el idilio nunca llega a haber un conflicto serio y las aptitudes de ambos durante el romance se acercan m¨¢s a lo pusil¨¢nime que a lo simp¨¢tico. De modo que El novio de mi madre se olvida al minuto, como las revistas, pero si se mira con la suficiente sorna, incluso se puede pasar un buen rato.
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