La Liga ?rabe reitera su propuesta de paz
Hace un mes y medio, la Liga ?rabe, reunida en Riad al m¨¢s alto nivel, reiter¨® su propuesta de paz de 2002 sin que la comunidad internacional haya prestado atenci¨®n a la envergadura de la reuni¨®n y sus posibles consecuencias.
La Liga ?rabe lleva a?os de crisis, si alguna vez no estuvo en ella, pero en el conflicto ¨¢rabe-israel¨ª adopt¨® una posici¨®n correcta en el a?o 2002. Bajo la batuta de Abdal¨¢, en un clima de unidad desconocido en muchos a?os, ha mantenido ahora lo dicho hace cinco a?os y ha a?adido ingredientes de sumo inter¨¦s para la regi¨®n m¨¢s convulsa del planeta.
Se plantea la retirada de los territorios ocupados por Israel en 1967, incluido los Altos del Gol¨¢n; una soluci¨®n justa al problema de los refugiados y la aceptaci¨®n de un Estado Palestino independiente en los territorios de Cisjordania y Gaza, con capitalidad en Jerusal¨¦n.
A cambio, los pa¨ªses ¨¢rabes dar¨¢n por finalizado el conflicto con Israel, firmar¨¢n un acuerdo de paz para garantizar la seguridad de todos los Estados de la regi¨®n y establecer¨¢n relaciones con Israel.
A la vista del deterioro de la zona del Pr¨®ximo y el Medio Oriente, la creciente amenaza del terrorismo internacional y la m¨¢s que probable carrera armamentista, sin excluir las armas de destrucci¨®n masiva, el mensaje de la cumbre advierte de la necesidad de comprometerse con la paz.
Sin duda, miran con preocupaci¨®n los dobles raseros que se utilizan para definir qui¨¦nes pueden, y qui¨¦nes no, disponer de armas sofisticadas o nucleares, pero tambi¨¦n ven con preocupaci¨®n lo que pueda ocurrir con Ir¨¢n y su programa, a pesar de la reiteraci¨®n de las autoridades sobre el uso pac¨ªfico de la energ¨ªa nuclear. El discurso de Abdal¨¢ est¨¢ mirando a Israel, pero tambi¨¦n a Ir¨¢n y al resto de la regi¨®n.
Hac¨ªa mucho tiempo que la Liga ?rabe no consegu¨ªa un ambiente de consenso como el habido en Riad a finales de marzo. Por eso, ha sido posible poner en marcha la idea de un Consejo de Seguridad ?rabe como mecanismo de defensa de los intereses de los pa¨ªses de la Liga. Por tanto, tras la apariencia de reiteraci¨®n de una propuesta como la de 2002, hay un espacio nuevo y distinto, liderado por el interlocutor privilegiado de Estados Unidos.
He vivido en la Cumbre de Madrid de 1991 las enormes resistencias que Israel opone a la negociaci¨®n en un marco global. Entonces se consigui¨® la celebraci¨®n del encuentro por primera y ¨²nica vez, y se iniciaron conversaciones bilaterales con todos los asistentes. No me extra?a por ello la reacci¨®n del Gobierno de Olmert, pero las objeciones son, en su mayor¨ªa, para la mesa de negociaciones sin justificar la negativa que hemos o¨ªdo.
La idea de paz por territorios es la central de la oferta, con la formaci¨®n de un Estado Palestino independiente. Esto forma parte de toda iniciativa de paz, incluida la Hoja de Ruta tantas veces frustrada. Por tanto, podr¨ªamos decir que es un paquete que forma parte del acervo adquirido por la totalidad de los interlocutores.
No es consistente la objeci¨®n de unilateralidad para rechazar la negociaci¨®n, por dos razones b¨¢sicas. La Liga ?rabe pide que se acepte su oferta para negociar, no como un dictat ante el que habr¨ªa que decir s¨ª o no, sino como la base de la negociaci¨®n. Adem¨¢s, sus propuestas tienen como fundamento la legalidad internacional en aplicaci¨®n de las resoluciones de Naciones Unidas.
Y, m¨¢s all¨¢ de la literalidad de la propuesta, nos encontramos con el tel¨®n de fondo del terrible drama iraqu¨ª y de la creciente tensi¨®n con Ir¨¢n, que tambi¨¦n pueden y deben apreciarse en los debates y pronunciamientos de la Liga.
Los caminos ensayados en este y en otros conflictos de la zona han mostrado sus l¨ªmites o sus fracasos. Ser¨ªa un error o una ceguera que no se aprovechara por parte de la Uni¨®n Europea una oportunidad de mostrar a Estados Unidos y Rusia, como parte del famoso Cuarteto, que es posible y urgente dar impulso a las negociaciones entre Israel y Palestina, y resolver el diferendo territorial con Siria.
Paz por territorios ha sido y es el argumento de fondo para llegar a una soluci¨®n definitiva del contencioso. Y no se habla de la evoluci¨®n anterior al 67, ni de las resoluciones que la acompa?aban. Se acepta un estatus que fue resultado de las relaciones de fuerza y no de normas internacionales avaladas por Naciones Unidas.Se pide una soluci¨®n justa al problema de los refugiados con base en la resoluci¨®n 194 de la Asamblea General de la ONU. Se pueden comprender las inmensas dificultades del problema para encontrar ese punto de justicia al que se refiere la resoluci¨®n y la propuesta de la Liga, pero es imposible seguir eludiendo un desaf¨ªo que retorna del pasado sin resolver como una pesadilla.
El conflicto ¨¢rabe-israel¨ª ha sido, desde la Segunda Guerra Mundial, el mayor y m¨¢s permanente factor de inestabilidad no s¨®lo para Pr¨®ximo y Medio Oriente, sino para el conjunto de la comunidad internacional. Con y sin guerra fr¨ªa, m¨¢s all¨¢ de los conflictos sufridos en distintas regiones del mundo, ese rinc¨®n del Mediterr¨¢neo oriental, vecino de Europa, no ha vivido un solo momento de paz en las ¨²ltimas seis d¨¦cadas.
De toda la cantidad de sufrimientos soportados por todas las partes destaca la tragedia del pueblo palestino, desconocido como realidad primero, utilizado despu¨¦s, aceptado m¨¢s tarde y siempre machacado en este devenir hist¨®rico.
?sta es la evidencia hist¨®rica m¨¢s notable. La raz¨®n de fondo, frente a otras muchas razones respetables, o no, de las distintas partes en esta contienda. Y esta evidencia lleva inexorablemente a otra. No habr¨¢ paz en la regi¨®n, en ninguna de sus dimensiones, mientras no se d¨¦ respuesta a los derechos de los palestinos.
El resto de las implicaciones de este escenario del Medio Oriente puede entrar en una din¨¢mica nueva. No es la mejor de las situaciones la que atraviesan los gobiernos de Estados Unidos e Israel, pero podr¨ªa ser que ¨¦ste no fuera un inconveniente, sino una ventaja para iniciar, o reiniciar, un proceso consistente de paz. Hace a?os que he pensado que s¨®lo es posible una salida si se contempla en el marco de una conferencia, que puede o no llamarse internacional, como la iniciada en Madrid en 1991 y con la voluntad firme y decidida de los componentes del Cuarteto. Sin este marco de referencia, ni Israel y Palestina, ni Israel y Siria, podr¨¢n llevar adelante un plan de paz y de seguridad para todos.
Felipe Gonz¨¢lez es ex presidente del Gobierno espa?ol.
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