"Te llamo para perdonarte"
Ernesto Sempere fue denunciado por compa?eros de colegio. Un tribunal franquista le conden¨® a 20 a?os por rojo. Su padre fue fusilado. ?l perdon¨®
Ernesto Sempere ten¨ªa 18 a?os cuando, en el concurrido banquillo de los acusados, que compart¨ªa aquel 20 de febrero de 1940 con otras 17 personas, escuch¨® su sentencia: 20 a?os y un d¨ªa de c¨¢rcel por un delito de adhesi¨®n a la rebeli¨®n. Le hab¨ªan denunciado compa?eros de instituto a ra¨ªz de una pelea. Entre las pruebas que aport¨® el fiscal en aquel consejo de guerra figuraban varios dibujos, firmados a?os antes por el autor: "Ernesto Sempere, quinto curso". Ten¨ªa 15 a?os. La "Fiscal¨ªa del Ej¨¦rcito de Ocupaci¨®n", seg¨²n consta en el sumario del proceso sumar¨ªsimo, acus¨® a Sempere de "utilizar la caricatura para denostar nuestro Glorioso Movimiento y exaltar la causa roja".
Todas las personas con las que compart¨ªa banquillo, excepto una mujer, tambi¨¦n muy joven, fueron condenadas a muerte. Se cumpli¨® la voluntad del abogado militar que defend¨ªa a todos los presos y que se hab¨ªa limitado a declarar: "Aqu¨ª tienen a 18 rojos. Hay 16 que tienen las manos manchadas de sangre y merecen ser condenados a muerte, y dos jovencitos que tienen peque?as salpicaduras".
El fiscal le acus¨® de "utilizar la caricatura para denostar nuestro Glorioso Movimiento"
Sempere nunca olvid¨® aquellas palabras y, poco antes de morir, en 2005, volvi¨® a repetirlas delante de una grabadora. "El juicio fue una pantomima", se le oye decir. Su viuda, Otilia, y sus ocho hijos desean ahora "limpiar" su nombre. El acuerdo entre PSOE e IU para declarar aqu¨¦l y tantos otros procesos sumar¨ªsimos como aqu¨¦l "ileg¨ªtimos" no les parece suficiente. Piden que se declaren "nulos".
"La diferencia entre ilegitimidad y nulidad es enorme", afirma Francisco Sempere, el cuarto hijo. "Han dado un paso, pero demasiado corto. Espero que haya un segundo por la anulaci¨®n, que no provoque esta sensaci¨®n de impotencia", afirma Manuel Sempere, el quinto. "No tenemos ¨¢nimo alguno de revancha o de venganza. No tenemos odio, ni rencor, s¨®lo queremos justicia y recuperar el buen nombre de nuestro padre", aclara Rafael, el sexto hijo.
Poco antes de morir, Sempere sinti¨® la necesidad de hablar con sus delatores y les busc¨®. Dio con el tel¨¦fono de uno de ellos, lo marc¨®, se present¨® y dijo: "Llamo para perdonarte". Al otro lado, el hijo del hombre al que quer¨ªa perdonar respondi¨® que aquello que le contaba era imposible porque su padre, ya fallecido, hab¨ªa sido un ferviente comunista. La familia Sempere decidi¨® aquel d¨ªa que no quer¨ªan arruinar a un hijo el buen recuerdo que pudiera tener de su padre, y no les buscaron m¨¢s.
Las personas que le denunciaron nunca comparecieron en el juicio. En sus declaraciones, hechas en oficinas de la Falange, acusan a Sempere de ser del Partido Comunista, "peligros¨ªsimo para la Causa Nacional" y "extremadamente izquierdista"; de valerse de "la conversaci¨®n, la propaganda escrita en peri¨®dicos locales, el dibujo y la radio" para combatir a los nacionales; de robar en una iglesia y pedir el fusilamiento de dos compa?eros de instituto. Hay muchos "he o¨ªdo decir" e incluso "s¨®lo de rumores conozco los hechos" pero, con todos aquellos testimonios, el "Auditor de guerra del Ej¨¦rcito de Ocupaci¨®n" construy¨® el perfil del culpable, del rebelde. Su informe sobre Sempere concluye: "De mala conceptuaci¨®n religiosa".
Sempere se hab¨ªa presentado voluntario en el cuartel de la Guardia Civil despu¨¦s de que le amenazaran con tomar represalias contra su familia. En el cuartel declar¨®: que en su instituto hab¨ªa sido secretario de propaganda de la Federaci¨®n Universitaria de Estudiantes -organismo que antes de la guerra defend¨ªa los valores de la Rep¨²blica y que despu¨¦s se convirti¨® en un movimiento de disidentes intelectuales y comunistas-; que "nunca" hab¨ªa hablado por la radio; que "de ninguna manera" hab¨ªa robado en la iglesia porque entonces no estaba en el pueblo y porque era cat¨®lico; que era "amigo ¨ªntimo" de uno de los chicos que dec¨ªan que hab¨ªa pedido que fusilaran y que no conoc¨ªa al otro. Su firma en la declaraci¨®n no se corresponde con la que aparece en el carn¨¦ del Partido Comunista que, con su nombre y sin foto, tambi¨¦n sirvi¨® de prueba para la acusaci¨®n.
Sempere regres¨® tras el juicio a la prisi¨®n n¨²mero 1 de Ciudad Real, donde compart¨ªa celda, entre otros, con su padre, presidente en la provincia del Partido Radical Socialista, transformado m¨¢s tarde en Partido de Uni¨®n Republicana. Los separaron poco antes del juicio de su padre, condenado a muerte y finalmente fusilado la madrugada del 17 de julio de 1940 junto a las tapias del cementerio, a escasos metros de su hijo. "Sus ¨²ltimos actos fueron los de escribir una extensa carta despidi¨¦ndose de toda la familia y los de confesar y comulgar perdonando a los que mataban", escribi¨® Ernesto Sempere en sus memorias.
En septiembre de 1940 le trasladaron a la c¨¢rcel de Valdenoceda (Burgos), donde recientemente fueron exhumados los cuerpos de 156 republicanos que murieron de hambre y de fr¨ªo en la prisi¨®n. Sempere volvi¨® a librarse por su juventud. Sobrevivi¨® porque ten¨ªa 18 a?os y porque por las noches "so?aba con pan". En diciembre de 1948 le concedieron la libertad condicional.
No volvi¨® a participar en pol¨ªtica; sigui¨® tocando en una orquesta, como la que dirig¨ªa en prisi¨®n, y trabaj¨® de contable en una peque?a constructora. Muri¨® en 2005, de c¨¢ncer. Le dio tiempo a tener ocho hijos y ninguna hija, y a que le entraran ganas de perdonar a los que lo metieron en la c¨¢rcel con 18 a?os por unos dibujos que hab¨ªa hecho cuando ten¨ªa 15.
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